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Introducción
El dolor es una experiencia sensorial y emocional desagradable asociada con un daño tisular real. Diversos estímulos pueden provocar dolor. Además, numerosas enfermedades están acompañadas de dolor e inflamación. El dolor puede provocar discapacidad y afectar significativamente la calidad de vida.
El propósito de la presente investigación fue abordar diversos aspectos de la percepción del dolor, el estado de los tratamientos disponibles para abordar diversas afecciones dolorosas, así como las direcciones futuras a la luz de las limitaciones actuales y los efectos secundarios de los medicamentos usados clínicamente.
Prevalencia del dolor
Se ha observado que, a medida que aumenta la edad, aumenta el dolor y parece ser un problema importante en la vejez. El dolor temporal tiene la misma prevalencia que el dolor permanente. El dolor articular es más frecuente en personas mayores de 65 años, en comparación con los jóvenes, y suele disminuir después de los 75 años. El dolor de cabeza es prevalente en sujetos de entre 45 y 50 años y su incidencia aumenta con la edad. Por el contrario, el dolor visceral, el dolor de dientes y el dolor abdominal disminuyen a medida que aumenta la edad. Algunos estudios señalan que la tasa de prevalencia del dolor abdominal, de cabeza y torácico disminuye en las personas de edad avanzada, mientras que el dolor articular musculoesquelético aumenta gradualmente, al menos hasta los 80 años. Según varios estudios, pero no todos, las mujeres tienen mayor tasa de prevalencia de dolor, en comparación con los varones de la misma edad. Esta diferencia entre sexos parece desaparecer en los adultos de edad avanzada.
Tipos de dolor
Según su duración, el dolor se puede clasificar en agudo y crónico. El primero está asociado con enfermedades como infarto de miocardio, trauma, quemaduras y cirugía. El dolor crónico puede considerarse una enfermedad en sí misma y la causa puede no estar identificada. El dolor crónico se puede clasificar en dolor neuropático, dolor nociceptivo y dolor inflamatorio.
El dolor nociceptivo proporciona una alerta temprana ante un daño potencial al tejido, que activa las neuronas aferentes primarias presentes en todo el cuerpo. Este se caracteriza por una sensación de dolor normal y agudo. El dolor nociceptivo debe tratarse mediante procedimientos quirúrgicos y médicos, y no debe eliminarse de forma permanente. El dolor nociceptivo se puede dividir en dolor nociceptivo somático y dolor nociceptivo visceral.
El dolor inflamatorio es causado por la sensibilización de las terminales nerviosas periféricas ante una inflamación. Este puede tratarse con antiinflamatorios no esteroides (AINE) y esteroides.
El dolor neuropático se produce por un daño en un nervio periférico o un grupo de nervios, y se asocia con la quimioterapia contra el cáncer y con la diabetes mellitus.
Inflamación y dolor
El daño tisular, la infección o la irritación activan mecanismos inflamatorios que, a su vez, provocan dolor. El dolor inflamatorio, al igual que la inflamación, está influenciado por mediadores inflamatorios que se liberan ante un daño tisular. Los mediadores inflamatorios activan de forma directa a los nervios aferentes primarios y participan en la generación y el manejo de la hiperalgesia.
Transmisión del dolor
Diversos neurotransmisores, como la acetilcolina, la dopamina, el glutamato y el ácido gamma-aminobutírico (GABA) están involucrados en la transmisión del dolor. La acetilcolina puede propagar o disminuir la transmisión de señales de dolor. La dopamina puede modular las señales de dolor al actuar tanto en objetivos presinápticos como postsinápticos.
Modulación del dolor
El dolor se modula en el cerebro en el área cortical y en la médula espinal en el nivel dorsal. Los agonistas del receptor de dopamina D2 solo pueden usarse en el tratamiento de la mecano-nocicepción. Las catecolaminas y la serotonina afectan el dolor en los niveles espinal y supraespinal. La serotonina y la dopamina tienen actividad tanto nociceptiva como antinociceptiva, mientras que la noradrenalina solo demuestra efectos antinociceptivos. En la hendidura sináptica, los receptores GABA tienen un papel clave en la transmisión del dolor, al igual que los transportadores de glutamato.
Receptores implicados en la percepción del dolor
Los nociceptores transfieren las señales de dolor al cerebro a través de la médula espinal, en respuesta a estímulos externos. Este mecanismo de transmisión del dolor se conoce como nocicepción. Diversos receptores están involucrados en la transmisión del dolor.
Los receptores opioides, presentes en el sistema nervioso central y en el tracto gastrointestinal, participan de la modulación del dolor y la antinocicepción. Los fármacos opioides actúan sobre estos receptores. Los receptores opioides se clasifican en tres tipos: delta, kappa y mu, con distintas funciones y localizaciones. Los fármacos opioides, como el fentanilo, la morfina y la metadona, actúan sobre los receptores opioides y atenúan el dolor por un efecto de hiperpolarización. Además, bloquean la enzima adenilil ciclasa.
Los receptores dopaminérgicos se localizan a nivel central. Los receptores D1 y D5 son de naturaleza excitatoria, y los receptores D2, D3 y D4 son todos de naturaleza inhibitoria. Entre todos los receptores activadores dopaminérgicos, los receptores D2, D3 y D4 producen un efecto analgésico.
Los receptores adrenérgicos son activados por la adrenalina y la noradrenalina, y se dividen en receptores alfa y receptores beta. Los receptores alfa-1 y beta-1 están involucrados en las respuestas estimuladoras, mientras que los receptores alfa-2, beta-2 y beta-3 tienen un papel importante en las respuestas inhibitorias. Los mecanismos por los cuales actúan los receptores alfa son congruentes con las propiedades antinociceptivas.
Las lipoxigenasas generan medidores proinflamatorios. La inhibición de estas enzimas se usa en el tratamiento de afecciones inflamatorias.
La ciclooxigenasa-2 participa de la inflamación y la propagación del dolor. Por lo tanto, la inhibición de esta enzima proporciona alivio del dolor.
Respuesta y percepción del dolor
La percepción del dolor está influenciada por la edad, el sexo y la cultura. Algunas personas son más sensibles al dolor que otras. La fatiga, la ansiedad y el dolor están interrelacionados entre sí.
Métodos de autoinforme para la evaluación del dolor
El método más utilizado para evaluar la intensidad del dolor es la escala de calificación numérica de 10 puntos. Esta técnica es cómoda y fácil de aplicar, pero no proporciona escalas de dolor a nivel de proporciones. Otra forma frecuente de calificar el nivel de dolor es de manera verbal (leve, moderado o intenso). La escala visual analógica del dolor tiene una característica estadística sobresaliente, incluida la escala de nivel de relación. Sin embargo, numerosas pacientes no la entienden o no les resulta práctica.
Vías de administración para el tratamiento del dolor
La mayoría de los fármacos analgésicos se administran por vía parenteral. La administración parenteral genera importantes variaciones farmacocinéticas en la molécula del fármaco en función de sus propiedades químicas y físicas.
Los analgésicos en estado sólido administrados por vía oral ejercen su efecto dentro de 0.5 a 1 hora (con algunas excepciones) después de la descomposición y absorción. Estos agentes también vienen en presentaciones liquidas que son más fáciles de deglutir que los comprimidos y tabletas.
La administración intramuscular de analgésicos es sumamente eficaz para controlar el dolor posoperatorio, pero puede provocar molestias asociadas con la inyección. La administración subcutánea puede ser eficaz para aliviar situaciones clínicas específicas del dolor y se usa en el dolor crónico terminal. El alivio del dolor comienza casi inmediatamente después de la administración subcutánea del fármaco. Sin embargo, la inyección por vía subcutánea puede causar dolor leve y los efectos pueden durar mucho tiempo. La mejor vía para el tratamiento del dolor posoperatorio intenso es la vía intravenosa. En el dolor crónico se pueden aplicar parches transdérmicos de opioides que tienen potencias altas, como la buprenorfina y el fentanilo. El citrato de fentanilo transmucoso oral se usa principalmente para el dolor crónico y también se prefiere en lugar de la morfina utilizada por vía oral.
Fármacos antinociceptivos y sus efectos adversos
Los analgésicos más utilizados son las benzodiazepinas, los esteroides, la morfina (opioides) y los AINE. Cada uno de estos tiene diferentes efectos adversos asociados. Los AINE suelen provocar efectos adversos gastrointestinales. Los opioides se vinculan con estreñimiento, dificultad para orinar, disfunción sexual, adicción, abuso y tolerancia. Los esteroides pueden provocar glaucoma, insomnio, presión arterial y osteoporosis. La interrupción abrupta de los esteroides puede causar algunos efectos de abstinencia como diarrea, desmayos e hipoglucemia. Las benzodiazepinas tienen efectos adversos, como trastornos del sueño, depresión e irritación, así como disfunción sexual, dependencia y tolerancia.
Estudio computacional de las enzimas lipooxigenasa y ciclooxigenasa
La lipooxigenasa está involucrada en la síntesis de productos relacionados con la inflamación y el dolor, y las enzimas de este grupo son objeto de estudio de fármacos nuevos para el control del asma bronquial, la inflamación, el cáncer y las enfermedades autoinmunitarias.
Conclusiones
Comprender los mecanismos que inducen el dolor es clave para el desarrollo de fármacos analgésicos eficaces. La fisiopatología del dolor aún no se conoce por completo y, a pesar de los últimos descubrimientos, se requieren estudios adicionales. La sensación de dolor se produce en diferentes capas de los nervios periféricos, la médula espinal y el cerebro. Comprender la percepción del dolor, la información sobre el dolor y los mecanismos de afrontamiento es fundamental para el desarrollo de nuevas terapias eficaces. Además, se debe realizar una investigación multidisciplinaria para evaluar los procesos de tratamiento.
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