Introducción

La enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19, por su sigla en inglés) fue declarada pandemia el 11 de marzo de 2020. Algunos grupos podrían ser más vulnerables que otros a los efectos psicosociales de esta pandemia. Los primeros estudios epidemiológicos relacionados con la pandemia de COVID-19 indican un impacto psicológico en la población general de todo el mundo. El aislamiento, el miedo a contaminarse y la ausencia de perspectiva aumentaron el estrés y la ansiedad. En Francia, una de cada ocho parejas tiene dificultades para concebir. Las parejas infértiles corren el riesgo de tener problemas psicosociales, especialmente ansiedad y depresión. Estos síntomas parecen ser más altos que en la población general y las mujeres están más expuestas que los varones. Con la pandemia de COVID-19 y la suspensión de los tratamientos de reproducción asistida (TRA), es muy probable que los síntomas psíquicos de ansiedad, estrés y depresión hayan aparecido o empeorado en mujeres que esperaban su primera consulta de infertilidad o que se sometían a un tratamiento de infertilidad.

El objetivo del presente estudio fue evaluar el estado psicológico de las mujeres que experimentaron la interrupción del tratamiento de reproducción asistida el durante la primera ola de COVID-19 en uno de los centros públicos de reproducción asistida más grandes de Francia.

Métodos

El presente estudio transversal se realizó en el Centro de Reproducción público francés en el Hospital 'Femme, Mère, Enfant'. Se envió una encuesta anónima en línea por correo electrónico entre julio y agosto de 2020 a todas las mujeres cuya atención para la infertilidad, incluida la primera consulta por infertilidad, se retrasó al comienzo de la pandemia de COVID-19. La ansiedad, la depresión y el estrés se evaluaron mediante la Hospital Anxiety and Depression Scale (HADS) y la Perceived Stress Scale (PSS-10). La encuesta fue desarrollada por un equipo de ginecólogos y psicólogos. Se preguntaron variables demográficas como edad, estado civil, situación laboral, número de hijos, antecedentes de ansiedad o depresión y tratamiento. Se agregaron elementos específicos relacionados con el TRA. Los sentimientos sobre el brote de COVID-19, el confinamiento y la suspensión de la atención de fertilidad se evaluaron mediante preguntas de opción múltiple y escalas visuales analógicas.

Resultados

Un total de 435 mujeres completaron la encuesta. La tasa de respuesta fue del 34.6% (n: 435/1258). La media de edad de los participantes fue de 34 años. Más de la mitad de las participantes estaban casadas (53.2%). Una cuarta parte de los participantes ya tenía hijos con su pareja actual. La meda de la duración de la infertilidad fue de 4.8 años y el promedio de tiempo antes de la consulta para la atención de la infertilidad fue de 2 años. Dos tercios de las participantes estaban en medio de un tratamiento de fertilización in vitro o transferencia de embriones congelados (TEC) (n = 262, 62.2%), y 91 mujeres no estaban en tratamiento (22.6%). Todos los participantes experimentaron la interrupción repentina del TRA el 16 de marzo de 2020. Algunas mujeres estaban “en ciclo” y se tomó la decisión de realizar la extracción de ovocitos y congelar todos los embriones (18.5%). La estimulación de la ovulación (9.5%) y los pretratamientos de FIV y TEC (19.9%) se interrumpieron. El antecedente de ansiedad y depresión fue del 21.1% (n = 89). Treinta y nueve (43.8%) de estas mujeres fueron tratadas con ansiolíticos y 38 (42.7%) con antidepresivos. La mayoría recibió asesoramiento psicológico (n = 54, 60,7%) y el 20.2% (n = 18) medicina alternativa. Se informaron treinta embarazos espontáneos durante el confinamiento (7.1%).

Los promedios de los niveles de HADS-A (ansiedad), HADS-D (depresión) y PSS10 fueron, respectivamente, 7.58, 4.51 y 27. La prevalencia del estrés fue del 50.8% y casi la mitad de las mujeres presentó síntomas de ansiedad claros o sugerentes (21.6% y 25.7% respectivamente). No se encontró tendencia a la depresión. Las tasas de estrés y ansiedad fueron mucho más altas que las esperadas en la población infértil. Se observó un aumento del estrés en mujeres mayores de 35 años y en las que se detuvieron "en el ciclo" o durante el pretratamiento para la FIV o la TEC. El paciente con antecedentes de depresión o ansiedad tuvo una mayor prevalencia de estrés percibido (p = 0.0006). La suspensión de la TRA durante el confinamiento se sintió lógica para el 45.8% de los participantes y superable para el 27.3%. La interrupción se percibió como "insoportable" para las mujeres que experimentan estrés (p = 0.0032). Después de la primera ola de pandemia, el deseo de embarazarse siguió siendo el mismo y el 84.3% de las mujeres deseaba reanudar los cuidados de fertilidad lo antes posible. Las pacientes no parecieron tener miedo de quedar embarazadas durante la pandemia de COVID-19.

Conclusión

Los resultados del presente estudio indican que la interrupción del TRA durante la pandemia de COVID-19 tuvo un impacto psicológico significativo en las mujeres con un aumento del estrés y la ansiedad. Siempre se debe ofrecer asesoramiento psicológico, especialmente durante este período difícil.