Introducción

En marzo de 2020, la Organización Mundial de la Salud declaró el estado de pandemia de enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19 por su sigla en inglés). La pandemia ha afectado las vidas de las personas en maneras muy diversas, con consecuencias laborales y económicas, en algunos casos, devastadoras.

El coronavirus 2 del síndrome respiratorio agudo grave (Severe Acute Respiratory Syndrome [SARS]-CoV-2), el agente etiológico de COVID-19, es un virus altamente contagioso y capaz de generar neumonía, síndrome de distrés respiratorio y muerte, especialmente en grupos vulnerables de la población, por ejemplo en pacientes con enfermedades respiratorias preexistentes.

En los pacientes con enfermedades alérgicas se recomienda la monitorización de los síntomas asmáticos, debido a la superposición que existe entre ellos y los que aparecen en COVID-19. Las interacciones entre las infecciones virales, la respuesta inmunológica y las enfermedades alérgicas se conocen bien; asimismo se sabe que las alergias aumentan el riesgo de exacerbaciones sintomáticas en el contexto de las enfermedades virales. Las alergias respiratorias, como el asma y la rinitis alérgica, no parecen ser factores importantes de riesgo de SARS-CoV-2 grave, pero la información al respecto todavía no es concluyente.

El asma y otras enfermedades respiratorias crónicas estarían subrepresentadas entre las comorbilidades referidas para los pacientes con COVID-19; por lo tanto, en general no están indicados cambios en los tratamientos de las enfermedades crónicas respiratorias, como enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) y asma.

El distrés emocional, los comportamientos de adaptación anómala y las respuestas de defensa son otras reacciones psicológicas que aparecieron durante la pandemia. Los pacientes con mayor predisposición para presentar problemas psicológicos son especialmente vulnerables en este sentido. Diversos estudios previos mostraron interacciones entre las enfermedades alérgicas inflamatorias y ciertos trastornos psiquiátricos, como la depresión, la ansiedad, el trastorno bipolar, y la esquizofrenia. Más específicamente, el asma, la rinitis alérgica y la dermatitis atópica o la combinación de estas tres patologías se asociaron con riesgo aumentado de trastornos psiquiátricos. En pacientes con trastorno de estrés postraumático (TEPT) se refirió una incidencia alta de enfermedades alérgicas; posiblemente la activación del sistema inmunológico sea un factor principal de contribución en este escenario. La prevalencia de TEPT en sobrevivientes de desastres naturales o de terrorismo, entre otros eventos, está entre 30% y 40%, en comparación con la prevalencia en la población general, de 5% a 10%.

En pacientes con TEPT se refirieron cambios inmunológicos importantes, por ejemplo reducción del número de linfocitos y células T, menor actividad de células NK y cambios en los niveles de diversas citoquinas. El objetivo del presente estudio fue conocer las consecuencias psicológicas de la pandemia de COVID-19 en pacientes con enfermedades alérgicas, y determinar si estos enfermos presentan riesgo aumentado de TEPT.

Pacientes y métodos

Para el presente estudio transversal se consideraron los datos demográficos y las mediciones del estado de salud mental para 4106 pacientes, entre 1 y 15 de abril de 2020, período durante el cual la ciudad de Méjico ingresaba en fase 3 de la pandemia y la mayoría de los países de América estaban en cuarentena.

Se aplicaron dos cuestionarios destinados a conocer la magnitud de los síntomas de depresión, ansiedad, y TEPT: el 9-item Patient Health Questionnaire (PHQ-9) y la 22-item Impact of Event Scale–Revised (IES-R), respectivamente. Mediante modelos de regresión logística se identificaron los factores asociados con la evolución de la salud mental.

Resultados

Fueron entrevistados 4106 sujetos, 1656 de ellos (40.3%) con enfermedades alérgicas, y 2450 (59.7%) sin enfermedades alérgicas (grupo control).

Entre los pacientes con alergias, el 76.6% tenía enfermedad alérgica respiratoria, como asma y rinitis alérgica. Los pacientes con trastornos alérgicos presentaron puntajes más altos de síntomas de TEPT en la escala IES-R (p = 0.052, odds ratio [OR] de 1.24; intervalo de confianza del 95% [IC 95%]: 0.99 a 1.55), como también puntajes más altos de depresión en el cuestionario PHQ-9 (promedio de 6.82, en comparación con 5.28; p = 0.000 z = −8.76).

Los pacientes con alergias tuvieron puntajes más altos en el cuestionario IES-R (25.42 en comparación con 20.59 en promedio), de modo que fueron más vulnerables para presentar TEPT (p = 0.000, z = −7.774).

En un paso posterior, los pacientes con enfermedades alérgicas se dividieron en dos grupos, según presentaran alergias respiratorias (asma y rinitis alérgica) u otros tipos de alergias, como alergia a drogas y alimentos, urticaria y dermatitis atópica. Se comprobaron resultados similares en ambos grupos en la IES-R (valores promedio de 25.87, en comparación con 23.9, respectivamente; p = 0.0124, z = −1.539). En cambio, no se observaron diferencias entre los grupos para la intrusión (p = 0.061, z = −1.873) y la evitación (p = 0.767, z = −0.297); sin embargo, en la subescala de hiperexcitación, los pacientes con enfermedad alérgica tuvieron puntajes más altos (1.15, en comparación con 0.99 en promedio;  p = 0.013 z = −2.486).

Conclusión

Los resultados del presente estudio indican que durante el período de la cuarentena por COVID-19, respecto de los sujetos sin alergias, los pacientes con enfermedades alérgicas tienen consecuencias psicológicas más importantes. Los pacientes con alergias tienen riesgo aumentado de síntomas de depresión, valorados con la escala PHQ-9, y de TEPT, valorado con la IES-R. Los pacientes con enfermedades alérgicas respiratorias fueron particularmente susceptibles a presentar puntajes más altos en las dos escalas, en comparación con los sujetos con otras formas de alergias.