Introducción
El primer caso de enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19 por su sigla en inglés) se comunicó en diciembre de 2019 en Wuhan, China. El agente causal de COVID-19, el coronavirus 2 del síndrome respiratorio agudo grave (Severe Acute Respiratory Syndrome [SARS] CoV-2) se diseminó rápidamente a otras partes del mundo; en 2020, la Organización Mundial de la Salud declaró el estado de pandemia. Los Estados Unidos en general y la ciudad de Nueva York, en particular, se convirtieron poco después en el epicentro de la infección por SARS-CoV-2.
Diversas enfermedades crónicas subyacentes se asocian con evolución clínica desfavorable en pacientes con COVID-19; la obesidad es una de ellas. En 2017, los Centers for Disease Control and Prevention alertaron acerca de las proporciones epidémicas de la obesidad; el 42.4% de la población de los Estados Unidos tenía obesidad. La prevalencia de obesidad es particularmente elevada en ciertas minorías étnicas, como negros no hispanos y sujetos hispanos; estos subgrupos de enfermos también parecen ser afectados, de manera desproporcionada, por COVID-19.
Diversos estudios previos mostraron que en pacientes con COVID-19, la obesidad es un factor de riesgo de evolución clínica adversa y neumonía grave, y de riesgo aumentado de internaciones; la enfermedad pulmonar restrictiva, la toxicidad asociada con el tejido adiposo y el estado proinflamatorio asociado con la infección son algunos de los mecanismos posiblemente involucrados en las interacciones entre la obesidad y COVID-19 grave. Sin embargo, existe poca información en relación con la obesidad y el riesgo de mortalidad por COVID-19, especialmente para minorías étnicas. El objetivo del presente estudio fue dilucidar las posibles vinculaciones entre la obesidad y la evolución clínica, en pacientes con COVID-19 en una comunidad de Brooklyn, Nueva York, con alrededor de 88% y 34% de sujetos de raza negra y con obesidad, respectivamente.
Pacientes y métodos
Para el presente estudio retrospectivo se incluyeron pacientes con COVID-19 asistidos en la SUNY Downstate Health Sciences University de Nueva York, designada por el gobernador para la atención exclusiva de pacientes con COVID-19. La infección por SARS-CoV-2 se confirmó por medio de reacción en cadena de la polimerasa por transcripción reversa (RT-PCR por su sigla en inglés) en hisopado nasofaríngeo. Se analizaron 684 pacientes, 504 de los cuales fueron aptos para los análisis finales. Se evaluaron pacientes de 18 años o más, internados por COVID-19 entre 10 de marzo y 13 de abril de 2020.
La obesidad se definió en presencia de un índice de masa corporal (IMC) de ≥ 30 kg/m2, en tanto que se consideró sobrepeso en los pacientes con IMC de 25 a 29.99 kg/m2. Se excluyeron los pacientes con IMC por debajo del normal (< 18.5 kg/m2). Se tuvieron en cuenta la edad, el sexo, la presencia de diabetes tipo 2 e hipertensión arterial y el puntaje de función orgánica (quick Sequential Organ Failure Assessment [qSOFA]), con la inclusión del estado mental alterado, el puntaje de la Glasgow Coma Scale (< 15), la frecuencia respiratoria de 22 o más por minuto, y la hipotensión arterial (presión arterial sistólica de 100 o más baja). El criterio principal de valoración fue la mortalidad intrahospitalaria a los 30 días; los criterios secundarios de valoración consistieron en la aparición de insuficiencia renal aguda (según los criterios kDIGO), de síndrome de distrés respiratorio agudo (ARDS por su sigla en inglés), y de daño cardíaco agudo (elevación de los niveles séricos de troponina por encima del límite superior de referencia [percentil 99%] en el transcurso de los primeros 30 días posteriores al diagnóstico de COVID-19). Las comparaciones entre los grupos se realizaron con pruebas de chi cuadrado, de Fisher o de Kruskal-Wallis según el caso. Las asociaciones entre la obesidad y la evolución clínica se establecieron con modelos de regresión logística.
Resultados
Fueron analizados 139 pacientes (27%) con IMC normal, 150 enfermos (30%) con sobrepeso y 215 sujetos (43%) con obesidad. En los modelos con ajuste según la edad, el sexo, la presencia de diabetes o hipertensión arterial, y el puntaje del qSOFA, el riesgo de mortalidad por COVID-19 estuvo significativamente aumentado en pacientes con sobrepeso (RR: 1.4; IC 95%: 1.1 a 1.9) o con obesidad (RR: 1.3; IC 95%: 1.0 a 1.7), en comparación con los sujetos con IMC normal.
Los pacientes con sobrepeso y obesidad también presentaron riesgo significativamente elevado de necesidad de intubación (RR: 2.0; IC 95%: 1.2 a 3.3; RR: 2.4; IC 95%: 1.5 a 4, respectivamente), en comparación con los sujetos con IMC normal. El efecto de la obesidad sobre la mortalidad fue particularmente evidente en hombres (RR: 1.4, IC 95%: 1.0 a 2.0, p = 0.03), pero no en mujeres (RR: 1.2, IC 95%: 0.77 a 1.9, p = 0.40).
La obesidad no afectó el riesgo de daño renal agudo, daño cardíaco agudo o SDRA.
Conclusión
Los resultados del presente estudio indican que pacientes con obesidad o sobrepeso tienen riesgo aumentado de mortalidad y de necesidad de asistencia ventilatoria mecánica en el contexto de COVID-19, en comparación con los sujetos con índice de masa corporal normal. El efecto de la obesidad sobre la mortalidad fue particularmente evidente en hombres, pero no en mujeres.
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