Autor del comentario
Juan M Bajo
Universidad Nacional de Córdoba, Córdoba, Argentina
La tuberculosis (TB) es una de las diez principales causas de mortalidad en el mundo según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS, 2018). Esta enfermedad infecciosa, potencialmente grave, se produce como consecuencia de la invasión que realiza una bacteria,
Mycobacterium tuberculosis, a los pulmones. Se estima que durante 2017 unas diez millones de personas en todo el mundo enfermaron de tuberculosis, de las cuales un millón al menos eran niños. De este total, 1.5 millones fallecieron y 300 000 casos fatales estuvieron asociados con infección por VIH (OMS, 2018). En 2017, la mayor cantidad de nuevos casos, 87%, se registraron en países de Asia (India, China, Indonesia, Filipinas, Pakistán y Bangladesh) y África (Nigeria, Sudáfrica). Sin embargo, considerando
datos globales, la tuberculosis está retrocediendo a una tasa aproximada del 2% anual. La estrategia -Estrategia Fin a la TB- que plantea la OMS tiene por objetivo duplicar la tasa de reducción de casos en los próximos años a fin de alcanzar las metas propuestas para 2020, dentro de un objetivo mayor que es el de reducir en un 95% los casos de mortalidad y 90% los casos de infección y que ninguna familia deba afrontar gastos catastróficos; todo esto con relación a 2015 (OMS, 2019).
En la Argentina, la Secretaría de Gobierno de Salud de la Nación presentó el segundo Boletín Epidemiológico sobre Tuberculosis (SBET, 2019), el cual revela que en 2017 se notificaron 11 695 casos, de los cuales casi el 18 por ciento corresponde a menores de 20 años. Si bien aumentó en términos absolutos el número de casos, la tasa de infección de TB se mantuvo. La detección temprana es una de las principales herramientas para combatir esta enfermedad. La TB se transmite de una persona a otra a través de pequeñas gotitas generadas en el aparato respiratorio de pacientes con enfermedad pulmonar activa. La infección suele ser asintomática en personas sanas, dado que su sistema inmunitario actúa formando una barrera alrededor de la bacteria. La tuberculosis es curable mediante tratamientos con antibióticos durante seis meses. Tanto el diagnóstico como el tratamiento de la tuberculosis son gratuitos en todos los centros de salud y hospitales públicos del país.
Los datos precedentes muestran en qué medida la TB afecta principalmente a personas en situación de vulnerabilidad: pobres estructurales, niños, enfermos con VIH, etcétera, todas ellas pueden, por diferentes causas, tener su sistema inmunitario deprimido.
En la provincia de Buenos Aires existe desde 1991 el Decreto 170/91 que reglamenta la Ley Nº 10.436 en la que se instituye un régimen de amparo, para pobres estructurales y personas pauperizadas, familias numerosas, casos graves y asociaciones morbosas, destinado a asegurar la protección socioeconómica del enfermo de tuberculosis, posibilitando la continuidad del tratamiento y cualquier otro riesgo proveniente de dicha enfermedad.
La investigación desarrollada por Lannizzotto y colaboradores en 2019 parte de un abordaje interdisciplinario, la TB es un fenómeno complejo, y demuestra categóricamente que este régimen de amparo para enfermos de TB en situación de extrema vulnerabilidad ha sido efectivo, en términos significativos, para el progreso de las políticas sanitarias tendientes a reducir el número de muertes, la tasa de incidencia (TI) de la TB y la eliminación de los gastos catastróficos que deben afrontar las familias debido a la TB. El trabajo ha sido bien diseñado y ha empleado los métodos estadísticos correctos.
Claro está que el estudio comprende solo el período 2004-2016, y si bien es necesario reconocer que hubo un aumento en términos absolutos, respecto de la población total, durante 2017 (99 casos más de acuerdo con los datos del SBET) la tasa a nivel país se mantuvo constante. De todos modos, lo que revela el trabajo de investigación que aquí se comenta es la importancia que tiene en el tratamiento de la TB el amparo y la ayuda económica que brinda la provincia de Buenos Aires.
También es importante, como reconocen los propios autores, indagar las asociaciones entre la TB y otras enfermedades, como por ejemplo, diabetes, EPOC, tabaquismo, VIH, entre otros, que se presupone pueden presentarse con el aumento de la pobreza estructural y el deterioro de las políticas y servicios sanitarios. Pero esto último, si bien es recomendable, no es fácil de hacer y menos en estudios longitudinales. En este sentido, la estrategia DOTS/TAES (sistema de tratamiento corto con observación directa) continúa siendo una de las intervenciones sanitarias más eficaces en función de los costos.
Por último, la implementación de políticas económicas neoliberales en todos los casos trae aparejada una disminución de la calidad de vida de las poblaciones de los países que sufren esas políticas. La degradación del Ministerio de Salud de la Nación a una simple Secretaría, como ha ocurrido en la Argentina, es prueba de ello. Las estadísticas oficiales avalan lo dicho precedentemente. En ese sentido es importante en épocas de ajuste en salud y de gobernanza neoliberal tratar de defender y sostener planes de tratamiento y amparo como el aquí mencionado para los pacientes que sufren TB, en especial los más vulnerables, a la vez que se brinden mayores subsidios a este tipo de investigaciones. El trabajo que aquí comentamos es lo suficientemente sólido para poder defender esto.
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