Autor del informe
Brenda Núñez
Universidad Nacional de Córdoba, Córdoba, Argentina
Como médica de familia puedo decir que la menopausia prematura conlleva una gran carga emocional para las mujeres en especial, pero también para sus allegados. Consideremos que ya a la edad esperada de entrada en la menopausia -alrededor de los cincuenta años- e incluso antes, una gran cantidad de mujeres busca consejo y orientación médica, tratando de esclarecer ciertos temores e inquietudes que existen en las charlas con la familia y amistades. Por esto, la cualidad de inesperada se torna muy importante en una mujer cuya menopausia se adelanta varios años, ya sea espontáneamente o de manera inducida. De una forma más negativa podemos decir que se acorta su etapa fértil. Por este pensamiento más o menos generalizado y también sus consecuencias físicas
es menester brindar toda la contención adecuada a cada paciente, junto a todas las ofertas posibles de tratamiento eficaz, sea éste alopático, homeopático, fitoterápico o natural.
Así como en la población en general el conocimiento sobre la menopausia prematura es diverso, entre los médicos de familia encontramos cierto desconocimiento sobre prácticas preventivas en especial, que de tenerlas incorporadas beneficiarían a las mujeres; por ejemplo, la solicitud de densitometría mineral ósea para conocer año a año el estado óseo de la paciente y así obrar en consecuencia tomando las medidas preventivas o el tratamiento médico. Es lógica la referencia al especialista en ginecología para instaurar tratamiento de reemplazo hormonal (TRH) o para su seguimiento, y mantener con éste una fluida comunicación que destierre los miedos innecesarios que rondan la TRH y nos permita controlar y llevar adelante el tratamiento disminuyendo el plus que implica el gran cambio hormonal, mental, físico, emocional.
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