La peste, aliada de Hernán Cortés

De Visión de los vencidos. Relaciones indígenas de la Conquista. Introducción, selección y
notas de Miguel León-Portilla. Universidad Nacional Autónoma, México: 1989

   
   

Los informantes de Sahagún, indígenas de Tlatelolco que en 1555 redactaron en lengua náhuatl una narración de la Conquista basada en los recuerdos de sus mayores, relatan aquí las funestas consecuencias de una epidemia, probablemente de viruela, que diezmó a los mexicas. La enfermedad, desconocida hasta entonces en esas tierras, coincidió con el regreso a México-Tenochtitlán de los españoles antes derrotados, y ayudó a sellar el triste destino de la más alta civilización amerindia de la época. Lo que aquí ofrecemos es la reducción castellana del texto original, llevada a cabo por fray Bernardino de Sahagún a fines del siglo XVI.

«Cuando se fueron los españoles de México y aún no se preparaban los españoles contra nosotros, primero se difundió entre nosotros una gran peste, una enfermedad general. Comenzó en Tepeílhuitl [el decimotercer mes del calendario azteca]. Sobre nosotros se extendió: gran destruidora de gente. Algunos bien los cubrió, por todas partes (de su cuerpo) se extendió. En la cara, en la cabeza, en el pecho.

Era muy destructora enfermedad. Muchas gentes murieron de ella. Ya nadie podía andar, no más estaban acostados, tendidos en su cama. No podía nadie moverse, no podía volver el cuello, no podía hacer movimientos de cuerpo; no podía acostarse cara abajo, ni acostarse sobre la espalda, ni moverse de un lado a otro. Y cuando se movían algo, daban gritos. A muchos dio la muerte la pegajosa, apelmazada, dura enfermedad de granos.Muchos murieron de ella, pero muchos solamente de hambre murieron: hubo muertos por el habre: ya nadie tenía cuidado de nadie, nadie de otros se preocupaba.

A algunos les prendieron los granos de lejos: esos no mucho sufrieron, no murieron muchos de eso.

Pero a muchos con esto se les echó a perder la cara, quedaron cacarañados, quedaron cacarizos. Unos quedaron ciegos, perdieron la vista.

El tiempo que estuvo en fuerza esta peste duró sesenta días, sesenta días funestos. Comenzó en Cuatlan: cuando se dieron cuenta, estaba bien desarrollada. Hacia Chalco se fue la peste. Y con esto mucho amenguó, pero no cesó del todo.Vino a establecerse en la fiesta de Teotleco y vino a tener su término en la fiesta de Panquetzaliztli. Fue cuando quedaron limpios de la cara los guerrero mexicanos.»

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Ilustraciones alusivas a la peste, provenientes del Códice Ramírez, anterior a 1580, copiadas por el artista Alberto Beltrán. (de Visión de los vencidos..., citado, 1989).


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