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El enfoque del problema del alcoholismo por parte de los antiguos mexicanos, y el tratamiento dado por ellos a los alcohólicos, no parece confirmar las modernas concepciones acerca de este problema: represión, y no comprensión, era lo que existía. Sin embargo, esta actitud de violencia parece haber sido socialmente útil hasta la llegada de los españoles
«Como en muchas otras partes del mundo, los mexicanos habían aprendido a elaborar una bebida alcohólica, el pulque (octli, en náhuatl), a través de la fermentación del jugo de una planta: el maguey, que en otros lugares se llama nopal o pita. La diosa Mayahuel, que regía el octavo signo de los días, correspondiente a Tochtli (conejo) era llamada "la mujer de los cuatrocientos pechos". Se consideraba que había sido transformada en maguey a causa de su fecundidad, porque esta planta segrega de su tronco durante meses, inagotablemente, el dulce zumo. El conejo era considerado símbolo de los dioses del pulque, y el hombre que nacía bajo el signo dos conejo (Ome Tochtli) estaba condenado a ser un borrachín.» «En época precolombina, todas las clases sociales despreciaban a los alcohólicos. Se procuraba controlar la formación de los jóvenes para que encauzaran sus aficiones lejos de la bebida.
Fray Bernardino de Sahagún cuenta que los aztecas "... tenían bravos castigos para los que no eran reverentes con sus maestros, y se ponía en especial gran diligencia en que no bebiesen octli.
A los de cincuenta años para abajo ocupábanlos en muchos ejercicios de noche y de día, y criábanlos en grande austeridad.
Si un mancebo aparecía borracho públicamente, castigábanle dándole de palos hasta matarlo, para que tomasen todos ejemplo y miedo de no emborracharse...". Si se trataba de adultos, la severidad era tanto más grande cuanto más importante fuera el culpable; el plebeyo era castigado con una severa advertencia y con la vergüenza de llevar la cabeza rapada, pero al noble se lo castigaba con la muerte. En cambio los ancianos podían beber sin restricciones, sobre todo en ciertas fiestas. El espíritu de justicia de los antiguos mexicanos permitía el placer de la bebida sólo a aquellos cuya vida activa había terminado.» «Con la llegada de los españoles, estos castigos fueron abolidos por inhumanos.. Pero al poco tiempo aumentó de modo considerable el problema del alcoholismo entre los aborígenes, que las nuevas medidas de control no pudieron frenar.»
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