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ANALIZAN LAS CARACTERISTICAS DE LA POBLACION DEPENDIENTE ESPAÑOLA CON DERECHO A AYUDAS
(especial para SIIC © Derechos reservados)
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uc3m.jpg Autor:
Irene Albarrán Lozano
Columnista Experto de SIIC

Institución:
Universidad Carlos III de Madrid

Artículos publicados por Irene Albarrán Lozano 
Coautor
Pablo Alonso González* 
Doctor, Universidad de Alcalá, Madrid, España*

Recepción del artículo: 25 de julio, 2008

Aprobación: 2 de septiembre, 2008

Primera edición: 7 de junio, 2021

Segunda edición, ampliada y corregida 7 de junio, 2021

Conclusión breve
La escala de valoración de la dependencia empleada en España no es por sí misma una herramienta suficiente para discriminar entre las distintas tipologías de personas afectadas por esta situación.

Resumen

La aprobación de la Ley 39/2006 ha abierto la puerta a la prestación de servicios públicos para el cuidado de personas con dependencia en España. Según su intensidad, mediada por el baremo de valoración, la norma establece tres grandes grupos de potenciales usuarios. Sin embargo, el padecimiento combinado de diferentes discapacidades junto con otros factores de tipo sociosanitario hace que esa división no sea todo lo adecuado que se precisa para llevar a cabo la atención a estas personas. Por ello, en este trabajo se obtienen distintas tipologías de personas con dependencia dentro del conjunto de individuos que cumplen los requisitos legales para ser atendidos. Para llevar a cabo esta tarea, se utilizan diversas técnicas de análisis multivariado. El principal resultado de la investigación es que la escala de valoración de la dependencia empleada en España no es por sí misma una herramienta suficiente para discriminar entre las distintas tipologías de personas afectadas por esta situación.

Palabras clave
cuidados a largo plazo, actividades de la vida diaria, análisis multivariado de conglomerados, CHAID

Clasificación en siicsalud
Artículos originales> Expertos del Mundo>
página www.siicsalud.com/des/expertos.php/99002

Especialidades
Principal: Geriatría
Relacionadas: Educación MédicaEnfermeríaMedicina FamiliarMedicina InternaMedicina LegalSalud Pública

Enviar correspondencia a:
Irene Albarrán Lozano, Universidad Carlos III de Madrid Departamento de Estadística, 28270, Madrid, España

Patrocinio y reconocimiento
Este trabajo ha contado con la financiación del Ministerio de Educación y Ciencia y el Plan Nacional de Investigación Científica, Desarrollo e Innovación Tecnológica a través del proyecto SEJ2005-08070/ECON, cofinanciado con fondos FEDER.

Dependent Individuals in Spain: Measurement and Classification

Abstract
The passing of Law 39/2006 has opened the door to the offering of services to long term care people in Spain. Depending on their intensity, the rule establishes three main groups of potential users. However, the combined suffering of several disabilities next to other social and health factors, makes that the classification included in the Law were not so accurate to offer a good service to these persons. For this reason, this work tries to obtain different kinds of long term care people into the whole Spanish population that, according to the legal requirements, can receive public assistance. To do this, several techniques of multivariate analysis will be used. The main result in this research is that the Spanish long term care measuring scale is not a sufficient tool to distinguish among the different profiles that people affected by this situation can present.


Key words
long-term care, activities of daily living, clustering, CHAID

ANALIZAN LAS CARACTERISTICAS DE LA POBLACION DEPENDIENTE ESPAÑOLA CON DERECHO A AYUDAS

(especial para SIIC © Derechos reservados)

Artículo completo
Introducción

Uno de los principales objetivos del llamado "Estado del bienestar" es lograr la protección de sus miembros más débiles y permitirles llevar una vida lo más digna posible.1-3 Una de las últimas fronteras de los sistemas de protección social se encuentra en la atención a las personas dependientes. De hecho, no son muchos los países que cuentan con mecanismos adecuados para llevar a cabo esta tarea. Desde 2007, España se ha incorporado a este grupo, merced a la aprobación de la normativa referida a tal fin y a la puesta en marcha del denominado Sistema para la Autonomía y Atención a la Dependencia (SAAD). Las disposiciones legales que lo regulan son la Ley 39/2006,4 de Promoción de la Autonomía personal y Atención a personas en situación de Dependencia (LAAD) y el Real Decreto 504/2007,5 por el que se aprueba el Baremo de Valoración de la situación de Dependencia establecido por la LAAD (BVD).

Para hacer posible una correcta atención a las personas afectadas por la dependencia se hace preciso conocer no sólo su número sino también las características y necesidades de estas personas. Este trabajo se centra en la estimación y análisis de la población dependiente española a partir de la aplicación de la LAAD y el BVD. Para ello, se utilizarán diversas técnicas multivariadas sobre la información estadística disponible, la Encuesta sobre Discapacidades, Deficiencias y Estado de Salud (EDDES). Con ello se persigue tener una idea lo más precisa posible del alcance real de este problema en España, teniendo presente que bajo el mismo e idéntico concepto de dependencia se esconden múltiples y heterogéneas realidades que requieren atenciones muy diferentes y que, por tanto, tendrán repercusiones muy distintas a la hora de proceder a la asignación de recursos.

A la vista de los resultados obtenidos en investigaciones anteriores centradas en la población dependiente española,6,7 esta investigación profundiza en el estudio de la población dependiente con derecho a ayudas según la legislación vigente en España.

Un hecho a tener en cuenta es la enorme relación que existe entre los conceptos de discapacidad y dependencia. Aunque más adelante se expondrán con más precisión, conviene tener claro que todo dependiente es una persona con discapacidad, sin embargo, lo contrario no siempre es cierto. El esquema de trabajo comienza con la aplicación de la LAAD y del BVD sobre la población recogida en la EDDES para obtener una idea lo más certera posible del número de individuos considerados. Una vez que se han seleccionado los individuos que, de acuerdo con la normativa española, son considerados dependientes, se los valora y se estudian aquéllos que tienen derecho a percibir ayudas. Se procede a la clasificación de estas personas y a la utilización de técnicas de análisis multivariado para obtener perfiles lo más diferenciados entre sí e indicar los factores determinantes que más influyen en la valoración de la dependencia con el fin de tener derecho a percibir ayudas públicas.

Para clasificar a las personas en situación de dependencia existen varios criterios8 basados en la consideración del número y naturaleza de las actividades consideradas o bien en las diversas escalas de capacidad funcional muy utilizadas en el ámbito clínico-sanitario, tales como los índices de Katz,9 Lawton y Brody,10 por ejemplo, o bien en la utilización de técnicas multivariadas, al igual que otras investigaciones anteriores.6,7,11

En este trabajo se analiza el efecto que variables de diversa naturaleza, como las discapacidades padecidas, su gravedad, la edad, el sexo o el estado civil, tienen a la hora de identificar diferentes perfiles. Además, se analiza la influencia que tienen dichas variables en la valoración de la situación de dependencia. Tras la definición de los perfiles diferenciados y la determinación de los factores más influyentes es posible disponer de una idea más clara sobre las diversas situaciones y realidades de la dependencia y, así, enfocar su atención y cuidado sobre la base de un planteamiento más adecuado y acorde a cada situación. Así, es posible ofrecer una mejor respuesta a las necesidades generadas a consecuencia de la situación de dependencia.12

Existen numerosos estudios sobre discapacidad y dependencia a nivel internacional que ponen de manifiesto la existencia de correlaciones entre el padecimiento de alguna discapacidad, sobre todo con el sexo y la edad.13-15 Otros estudios16,17 justifican la necesidad de diferenciar comportamientos, confirmando la utilidad de tratar conjuntamente variables de diversa índole para mejorar el conocimiento de las distintas realidades que se recogen bajo la situación de dependencia determinando perfiles.

Es necesario señalar qué actividades cotidianas están asociadas a la dependencia. La mayoría de los trabajos especializados se centran en las actividades de la vida diaria (AVD) definidas por Katz, Ford, Moskowitz y col.9 y por Lawton y Brody.10 Sin embargo, en este estudio se han considerado como AVD las establecidas en la LAAD y las señaladas expresamente en el BVD. En concreto, dichas actividades son: comer y beber, regulación de la micción/defecación, lavarse, otros cuidados corporales, vestirse, mantenimiento de la salud, transferencias corporales (sentarse, acostarse, ponerse de pie, transferir el propio cuerpo mientras se está sentado o acostado), desplazarse dentro del hogar, desplazarse fuera del hogar y tomar decisiones.

Estas discapacidades, siguiendo la clasificación utilizada por la EDDES, pueden agruparse en cinco bloques: aprender, que incluye aprender, aplicar conocimientos y desarrollar tareas (reconocer personas y objetos y orientarse en el espacio, entender y ejecutar órdenes sencillas así como realizarlas); desplazarse (cambiar y mantener las posiciones del cuerpo; levantarse, acostarse, permanecer de pie o sentado; desplazarse dentro del hogar), desplazarse fuera del hogar (deambular sin medio de transporte; desplazarse en transporte público; conducir vehículo propio [entre los 18 y los 75 años]), cuidados o cuidar de sí mismo (asearse solo: lavarse y cuidar su aspecto; controlar las necesidades y utilizar solo el servicio; vestirse-desvestirse y arreglarse; comer y beber) y tareas o realizar las tareas del hogar en mayores de 10 años (hacer compras y controlar los suministros y servicios; cuidarse de las comidas; limpieza y planchado de la ropa; limpieza y mantenimiento de la casa).

Teniendo en cuenta las consideraciones mencionadas, en los siguientes apartados se realiza, primero, una descripción detallada de la población española en situación de dependencia según los datos de la EDDES. Posteriormente, utilizando análisis cluster no jerárquico y clasificación automática de interacciones por métrica chi cuadrado (CHAID), se obtiene una segmentación de la población estudiada, en función de las variables mencionadas, la gravedad de las discapacidades y la prelación que tienen las variables consideradas en la valoración del grado de dependencia. Asimismo, se comprueban estadísticamente los grupos obtenidos y se confirma la diferenciación de comportamientos. Por último, se exponen las principales consecuencias extraídas tras el análisis de los resultados obtenidos.


Determinación y valoración de la situación de dependencia

Para poder llevar a cabo un análisis riguroso es necesario contar con información de partida que refleje adecuadamente el fenómeno que se desea estudiar. Sin embargo, éste es precisamente uno de los problemas que se pueden encontrar al intentar estudiar la dependencia en España. La razón de esta ausencia de datos estadísticos adecuados está en que la información básica utilizada en todos los estudios sobre el tema es la contenida en la EDDES de 1999,18 mientras que la definición de dependiente que se utiliza en España es la recogida en la Ley 39/2006. El problema estriba en que cada una de ellas utiliza una clasificación diferente de las discapacidades. Así, la EDDES considera las recogidas en la Clasificación Internacional de Deficiencias, Discapacidades y Minusvalías, CIDDM de 1980,19 que era la que estaba vigente en 1999, momento de elaboración de la encuesta. Se identifican 36 minusvalías, cada una de las cuales lleva aparejada su nivel de gravedad, distinguiéndose entre moderada, grave y total. Todas las minusvalías se encuentran agrupadas en 10 bloques, cada uno de ellos engloba varias discapacidades y son los siguientes (la cifra entre paréntesis es el número de discapacidades): visión (4), audición (3), comunicarse (4), aprender, aplicar conocimientos y desarrollar tareas (4), desplazarse (3), utilizar brazos y manos (3), desplazarse fuera del hogar (3), cuidarse de sí mismo (4), realizar las tareas del hogar (5) y relacionarse con otras personas (3). Por su parte, las discapacidades que se consideran en la normativa española son las correspondientes a la CIDDM de 2001.

La EDDES fue elaborada entre el Instituto Nacional de Estadística (INE), el Instituto de Migraciones y Servicios Sociales (IMSERSO) y la Fundación ONCE (Organización Nacional de Ciegos de España). Recoge información de 70 500 viviendas en las cuales se entrevistó a 218 185 individuos, todos ellos con al menos 6 años de edad. Para su elaboración se utilizó la técnica del muestreo bietápico estratificado, siendo las secciones censales las unidades de la primera etapa y las viviendas familiares las de la segunda. A su vez, a cada persona elegida se le asocia un factor de elevación para evitar el sesgo en las estimaciones. A pesar de la distancia en el tiempo, es la única fuente estadística disponible sobre discapacidades en España con alcance nacional. Una vez indicada cuál es la fuente estadística de la cual se van a tomar los datos, el siguiente paso consiste en definir qué se entiende por persona dependiente, cómo se cuantifica esta situación y la determinación del número de personas en esta situación en España, en la fecha a cual está referida la EDDES, es decir, 1999.

Para acercarnos al concepto de persona en situación de dependencia existen dos posibles enfoques. El primero, de carácter general, sería la aplicación a la población objeto de estudio de una definición ampliamente aceptada, como puede ser la emanada del Consejo de Europa, según la cual, dependiente es aquella persona que, por razones ligadas a la falta o pérdida de autonomía física, psíquica o intelectual, tiene necesidad de asistencia y/o ayudas importantes para realizar los actos corrientes de la vida diaria, y de modo particular, los referidos al cuidado personal.20 Es decir, a partir de esta definición se puede concluir que para que una persona sea considerada como dependiente debe reunir tres requisitos: ha de padecer limitaciones o restricciones físicas o cognitivas, ha de ser incapaz de realizar determinadas AVD y, sobre todo, ha de contar con la ayuda de una tercera persona. El segundo enfoque supone acercarse al tratamiento de esta circunstancia pero en función de una normativa concreta, en este caso, la española. Este camino va a determinar quiénes y de qué forma tienen derecho a percibir ayudas públicas y quiénes no. Para ello se necesitan dos elementos: la definición legal de dependiente, recogida en el artículo 2 de la LAAD, y la cuantificación de la misma, tarea que se realiza a partir de la utilización del BVD. En concreto, la LAAD en su artículo 2 aborda una serie de conceptos básicos, entre los que destacan:
Dependencia: estado de carácter permanente en que se encuentran las personas que, por razones derivadas de la edad, la enfermedad o la discapacidad, y ligadas a la falta o a la pérdida de autonomía física, mental, intelectual o sensorial, precisan de la atención de otra u otras personas o ayudas importantes para realizar actividades básicas de la vida diaria.

Actividades básicas de la vida diaria (ABVD): tareas más elementales de la persona, que le permiten desenvolverse con un mínimo de autonomía e independencia, tales como el cuidado personal, las actividades domésticas básicas, la movilidad esencial, reconocer personas y objetos, orientarse, entender y ejecutar órdenes o tareas sencillas.

El artículo 5 de la LAAD señala que los titulares de los derechos establecidos son los españoles que cumplan los siguientes requisitos: residir en el territorio nacional (y haberlo hecho durante cinco años, de los cuales dos deberán ser inmediatamente anteriores a la fecha de presentación de la solicitud; para los menores de 5 años el período de residencia se exigirá a quien ejerza su guarda y custodia), encontrarse en situación de dependencia en alguno de los grados establecidos siendo declarado dependiente por el órgano evaluador de la Comunidad Autónoma (unidad administrativa y política en la que está dividida España; actualmente hay 17 más dos ciudades autónomas) correspondiente y tener 3 o más años de edad. El artículo 26 de la LAAD establece que la situación de dependencia se clasificará en los siguientes grados:
Grado I. Dependencia moderada: cuando la persona necesita ayuda para realizar varias actividades básicas de la vida diaria, al menos una vez al día.

Grado II. Dependencia severa: cuando la persona necesita ayuda para realizar varias actividades básicas de la vida diaria dos o tres veces al día, pero no requiere la presencia permanente de un cuidador.

Grado III. Gran dependencia: cuando la persona necesita ayuda para realizar varias actividades básicas de la vida diaria varias veces al día y, por su pérdida total de autonomía mental o física, necesita la presencia indispensable y continua de otra persona.

En cada uno de los grados de dependencia se establecerán dos niveles, en función de la autonomía de las personas y de la intensidad del cuidado que requiere. Los grados y niveles de dependencia, a efectos de su valoración, se determinarán mediante la aplicación del baremo que se acuerde en el Consejo Territorial y que fue aprobado reglamentariamente por el gobierno mediante Real Decreto 504/2007, antes citado.

El BVD es una escala de 0 a 100 puntos que cuantifica la intensidad de la dependencia. La escala de valoración es única para toda España, tal y como se recoge en el artículo 27 de la LAAD, y con ella se evalúa la capacidad de la persona para llevar a cabo por sí misma las AVD, así como la necesidad de apoyo y supervisión para su realización por personas con discapacidad intelectual o con enfermedad mental. El reconocimiento del derecho es expedido por la Comunidad Autónoma correspondiente y tiene validez nacional. El grado o nivel es revisable a petición del interesado, su representante o a instancias de las Administraciones Públicas. Para tener derecho a percibir ayudas públicas han de lograrse, al menos, 25 puntos. A partir de este umbral, y en función de la puntuación obtenida, la persona queda encuadrada dentro de alguna de las siguientes categorías: grado I nivel 1 (de 25 a 39 puntos) o nivel 2 (40 a 49), grado II nivel 1 (50 a 64) o nivel 2 (65 a 74) y grado III nivel 1 (75 a 89) o nivel 2 (de 90 a 100 puntos).

La puntuación final se obtiene de la suma de los pesos de las tareas en que la persona valorada no tiene desempeño (Anexo A del Real Decreto), ponderada por el coeficiente del grado de apoyo en cada tarea y el peso de la actividad correspondiente (Anexo C del Real Decreto). En el caso de las personas con discapacidad intelectual o con enfermedad mental, así como con afecciones en su capacidad perceptivo-cognitiva, se empleará, además, una tabla específica de pesos de las tareas (Anexo B del Real Decreto), seleccionando como puntuación final aquella que resulte más beneficiosa para la persona valorada. En concreto, la determinación de la puntuación del baremo tiene dos fases:
Asignación de una puntuación a cada discapacidad o actividad que no puede realizar. Si la persona no sufre problemas mentales, la ponderación de esas discapacidades aparece en el anexo A. En el caso de que la persona tenga problemas mentales se le aplican dos tablas: las de los anexos A y B. La puntuación final del baremo será la mayor de las dos.

Asignación del coeficiente de grado de apoyo. Según la dificultad con la que realice o no realice las actividades señaladas en los anexos A y B, se multiplica la puntuación por estos coeficientes y se obtiene la puntuación final para las personas sin problemas mentales. La puntuación, en el caso de sufrir estos problemas, será la más alta de las dos (anexos A y B).

Las actividades consideradas en el baremo y sus ponderaciones aparecen en los anexos del RD 504/2007 que, como se ha indicado, siguen la CIDDM de 2001.

Por tanto, no toda persona con discapacidad es dependiente y, además, no toda persona en situación de dependencia va a tener derecho a percibir ayudas. Unicamente serán beneficiarios aquéllos cuyo BVD supere la cota de los 25 puntos. De forma muy sucinta, las cifras de la población española discapacitada, dependiente y dependiente con derecho a ayudas se recogen en la Tabla 1. Así, de cada 1 000 españoles con 6 o más años de edad, 92 personas padecen alguna discapacidad (78 hombres y 105 mujeres), 38 pueden ser considerados dependientes (26 hombres y 49 mujeres) y 21 tendrían derecho a percibir ayudas públicas (15 hombres y 26 mujeres).







Análisis estadísticos
Medida de las variables

Para realizar los análisis estadísticos se utilizaron las variables siguientes: el sexo del encuestado (1 es hombre, 0 es mujer), la edad expresada en años (edad) o recodificada por tramos en variables dicotómicas (edad1 si la edad está entre 6 y 16 años, edad2 entre 17 y 26, edad3 entre 27 y 36, edad4 entre 37 y 46, edad5 entre 47 y 56, edad6 entre 57 y 66, edad7 entre 67 y 76, edad8 entre 77 y 86, edad9 entre 87 y 96, edad10 entre 97 y 99 años), variables dicotómicas que recogen el estado civil de la persona (soltero, casado, viudo y sepadivorciado [separado o divorciado]), variables que recogen la valoración de la dependencia según el BVD expresando el grado y nivel (una única variable [grado I a III que toma valor para el grado I, valor 2 para el grado II y valor 3 para el grado III] o varias: gradni11 para el grado I nivel 1, gradni12 para el grado I nivel 2, gradni21 para el grado II nivel 1, gradni22 para el grado II nivel 2, gradni31 para el grado III nivel 1, gradni32 para el grado III nivel 2), la variable dicotómica vivirsolo, que indica si no hay más miembros en el hogar, las horas semanales de cuidados (horassem) siguiendo la codificación del INE21 (1 para menos 7 horas, 2 entre 7 y 14 horas, 3 entre 15 y 30 horas, 4 entre 31 y 40 horas, 5 entre 41 y 60 horas y 6 para más de 60) o, en otros análisis, se utilizan variables dicotómicas que recogen por tramos esta codificación (horase1 para menos 7 horas, horase2 entre 7 y 14 horas, horase3 entre 15 y 30 horas, horase4 entre 31 y 40 horas, horase5 entre 41 y 60 horas y horase6 para más de 60 horas), variables dicotómicas que recogen la existencia o no de una característica como son las asociadas a las discapacidades (aprender, despla para las discapacidades asociadas al desplazamiento, desfue para el desplazamiento fuera del hogar, cuidado para el cuidado de sí mismo y tareas) y la severidad de la discapacidad, también siguiendo la codificación del INE21 (1 en el caso de sin dificultad, 2 dificultad moderada, 3 dificultad grave y 4 imposibilidad de realizar la actividad).


Técnicas estadísticas aplicadas

Primeramente se selecciona dentro de la población con discapacidad la que es dependiente y a ésta se la aplica el BVD. Una vez aplicado el BVD se selecciona la población dependiente con derecho a ayudas, es decir, aquella cuya puntuación alcanza los 25 puntos. Posteriormente se procede a su clasificación por grupos con características diferenciadas utilizando técnicas multivariadas de segmentación (análisis cluster no jerárquico) buscando la máxima homogeneidad interna y heterogeneidad externa. Una vez comprobado que los perfiles encontrados responden a situaciones distintas contrastadas estadísticamente, por último, se determinan los factores que más influyen estadísticamente en la valoración de la situación de la dependencia mediante técnicas de CHAID. Todos los análisis estadísticos han sido realizados con el software SPSS versión 15.0.


División en grupos heterogéneos de la población analizada

Una vez seleccionado el colectivo de población dependiente con derecho a ayudas, y partiendo de la hipótesis de que las discapacidades establecidas en la LAAD para definir la situación de dependencia no se presentan por igual en todos los individuos, se obtienen, mediante el análisis cluster no jerárquico (k medias), grupos diferentes estadísticamente significativos. Se probó con distinto número de grupos desde 2 hasta 15. Tras analizar los resultados obtenidos con las diferentes agrupaciones se eligen diez grupos. Se contrastó estadísticamente la asociación dos a dos de las distintas discapacidades mediante la prueba de chi cuadrado,22 confirmándose los mismos resultados para la población dependiente con derecho a ayudas que para la población dependiente en general.6,7 Por tanto, se rechaza en todos los casos al 5% la no relación, agrupándose las discapacidades por bloques: aprender (engloba las 2 citadas anteriormente), desplazarse (engloba 3), desplazarse fuera (engloba 3), cuidarse (engloba 4) y tareas (engloba las 4 citadas con anterioridad). Estas variables presentan el valor 1 si el individuo registra cualquiera de las discapacidades agrupadas y 0 en caso contrario. Tras varias pruebas y técnicas multivariaDAs de segmentación se confirmó un mayor poder diferenciador agrupando por bloques que cada discapacidad por separado. Como severidad del bloque se asoció la máxima registrada en cualquiera de las discapacidades integrantes siguiendo el criterio del INE.23

Una vez obtenidos los grupos se analizaron detalladamente y se contrastaron estadísticamente mediante técnicas de análisis de la varianza, ANOVA, si existían diferencias significativas entre ellos para todas las variables que han intervenido en su formación. Para el número de agrupaciones elegido (diez) se aceptaba la hipótesis de diferencia de comportamiento y, por tanto, los resultados obtenidos representan perfiles diferenciados puesto que todas las variables introducidas en la formación de grupos resultaron estadísticamente significativas al 5%.


Determinación de los factores que influyen en la valoración de la dependencia

Tras determinar los grupos estadísticamente diferenciados, se procedió a analizar los perfiles que describían comprobándose la existencia de varias agrupaciones de personas con valoraciones semejantes y otras donde la valoración del BVD no estaba claramente definida. A la vista de estos resultados, se procedió a determinar qué variables son las que más influyen en la valoración aplicando análisis CHAID (detección automática de interacciones mediante chi cuadrado [chi-square automatic interaction detection]). En cada paso, CHAID elige la variable independiente (predictora) que presenta la interacción más fuerte con la variable dependiente. Las categorías de cada predictor se funden si no son significativamente distintas respecto de la variable dependiente. Con esta técnica se crea un modelo de clasificación basado en árboles, que clasifica casos en grupos pronosticando los valores de una variable dependiente basándose en valores de variables independientes, se considera que este procedimiento proporciona herramientas de validación para análisis de clasificación exploratorios y confirmatorios.24-26


Resultados

Los análisis cluster realizados sugieren la formación de diez grupos, tipologías o categorías diferentes dentro de la población española dependiente con derecho a ayudas, con un volumen de población distinto, tal y como se recoge en la Tabla 2. Es preciso hacer constar que el total de la población analizada han sido 775 135 puesto que 1 340 individuos se han considerado valores perdidos.







Los perfiles obtenidos a partir de las categorías anteriores permiten conocer con mayor profundidad la heterogénea realidad existente entre las personas en situación de dependencia con derecho a ayudas. Cada una de las diez categorías representa un perfil de dependencia distinto, no sólo en términos de valoración de la situación de dependencia y las discapacidades que padecen sino también en términos de severidad y de otros factores.

Entre las diez tipologías definidas existen seis (grupos 1, 4, 5, 7, 9 y 10) cuyos integrantes son personas dependientes con valoración, en su mayoría, del grado I pero presentan realidades muy diferenciadas en cuanto a padecimiento de discapacidades, severidad de éstas, edad, sexo y otras cuestiones. El perfil correspondiente al grupo 2 engloba personas con valoraciones del grado I y II así como el perfil del grupo 8 integra individuos con valoraciones del grado II y III. Estos grupos indican claramente que no existe una barrera rígida entre los grados y, por tanto, existen situaciones poco definidas. Sin embargo, el grupo 2 (personas más afectadas por la dependencia) sólo integra personas cuya valoración se corresponde con el grado III y en el grupo 6 la mayoría tiene valoración del grado II.

La Figura 1 muestra, por orden de importancia, las variables que afectan en la determinación del grado de dependencia (grado I a III que toma tres valores: 1 para el grado I, 2 para el grado II y 3 para el grado III). En concreto, se ha utilizado el método CRT (árboles de clasificación y regresión [classification and regression trees]) que divide los datos en segmentos para que sean lo más homogéneos posible respecto de la variable dependiente (grado I a III) obteniéndose un 29.6% de riesgo de mala clasificación.







Posteriormente, y para cada grado de valoración, se realizó un análisis con el método CRT obteniéndose (Figuras 2, 3 y 4) los diagramas de árbol para cada grado por separado (podados a la dimensión 3 para hacer más fácil su representación) y el orden de importancia de las variables consideradas, los resultados se ofrecen sin ser podados. En el análisis por separado el riesgo ha disminuido al 11.1% para el grado I, 15.2% en el grado II y 11.1% para el grado III.
































A la vista de estos resultados, parece que la valoración ofrecida por el BVD en sí no determina una realidad asociada a cuidados y servicios propios y diferenciados. Por tanto, es preciso disponer de información adicional sobre las discapacidades que se padecen en concreto, su severidad, las horas de cuidado necesarias, su estado civil, sexo, edad y saber si viven o no solos para determinar con mayor precisión los servicios y ayudas que necesitan.

Por orden de importancia, los factores que más influyen y determinan la valoración en la población española dependiente con derecho a ayudas son: en primer lugar (y con gran diferencia) la discapacidad asociada al cuidado, casi con la misma intensidad, los problemas de aprendizaje y desplazamiento, seguido de las horas semanales de cuidado, las discapacidades asociadas a desplazarse fuera del hogar, estar o no soltero, la edad, vivir solo o no, estar o no casado, divorciado o separado, el sexo y la viudez. Por tanto, las más importantes son las dificultades para realizar determinadas discapacidades y las horas semanales de cuidado.

Al diferenciar por grados:
- en el grado I destaca con enorme diferencia la discapacidad asociada al cuidado, muy alejada aparecen desplazarse, las horas semanales de cuidado, aprender y, a distancia, desplazarse fuera del hogar. Es destacable el hecho de que vivir solo o no influye, aunque poco.

- en el grado II destaca cuidarse seguido de desplazarse y, a gran distancia, las horas semanales de cuidado. Las discapacidades de aprender y tareas influyen muy poco y aparecen (aunque con escasa importancia) estar o no soltero y separado o divorciado. En este grado es en el que la edad adquiere más importancia.

- en el grado III adquiere mucha importancia la discapacidad asociada a los problemas de aprendizaje, cuidado, desplazarse y, algo alejado, aparecen las horas semanales de cuidado, la discapacidad asociada a las tareas y al desplazamiento fuera del hogar.

Con estos datos obtenidos es posible conocer mejor la población española dependiente con derecho a ayudas.

Cabe destacar que el sexo no ha aparecido como variable influyente en ninguno de los grados. A la vista de los resultados puede afirmarse que ni el sexo ni la edad, por sí solos, determinan situaciones de dependencia puesto que no han aparecido grupos puros (aunque sí es cierto que en los dos grupos que presentan los mayores problemas tienen mayor porcentaje de mujeres mayores) ni han resultado del análisis CRT entre las variables más influyentes. Este resultado coincide con el obtenido al analizar la población dependiente en general (independientemente del nivel asociado).6

Tal y como ocurre con otras investigaciones de esta naturaleza,6,7,11 los resultados obtenidos no pueden ser comparados directamente con los de otras investigaciones,27-30 puesto que la información tenida en cuenta es distinta. En ocasiones, los trabajos se centran en características o aspectos asociados al uso de servicios sanitarios, algunos sólo analizan personas mayores o en el caso de incluir toda la población no se indica su valoración del grado de dependencia y, por tanto, se trata de colectivos diferentes.

Como futuras vías de investigación ligadas a este trabajo presentado se intentarán estimar los datos futuros asociados a la EDDES, para lo cual se tomarán las estimaciones de la población española elaboradas por el INE, tanto para el conjunto nacional como por comunidades autónomas. A partir de las estimaciones que se obtengan, se tratará de analizar la evolución en el tiempo de cada uno de los perfiles detectados. Una segunda vía para prolongar la investigación depende del cumplimiento por parte del legislador de actualizar el BVD tras su primer año de funcionamiento, tal y como se recoge en la Disposición Adicional cuarta del Real Decreto que lo regula (RD 504/2007).



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