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COMO PREVENIR EL FILICIDIO MATERNO
(especial para SIIC © Derechos reservados)
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west9.jpg Autor:
Sara G. West
Columnista Experto de SIIC

Institución:
Case Western Reserve University School of Medicine

Artículos publicados por Sara G. West 
Coautor
Susan Hatters Friedman* 
M.D., Case Western Reserve University School of Medicine, Cleveland, EE.UU.*

Recepción del artículo: 24 de octubre, 2007

Aprobación: 30 de noviembre, 2007

Primera edición: 7 de junio, 2021

Segunda edición, ampliada y corregida 7 de junio, 2021

Conclusión breve
El filicidio materno es una tragedia que puede producirse en diferentes circunstancias. No existe ninguna característica definitoria que indique qué madres son capaces de cometer actos de este tipo, pero es importante mantener un umbral más bajo para la derivación a la evaluación psiquiátrica y la hospitalización psiquiátrica potencial cuando una madre parece mostrar un riesgo elevado de cometer filicidio.

Resumen

El tema del filicidio materno siempre provoca una fuerte respuesta emocional. Ya sea que genere sentimientos de simpatía o de rechazo, en la mayoría queda el interrogante de por qué las madres se ven impulsadas a matar a sus propios hijos y qué se puede hacer para evitar estos crímenes. Este artículo se centrará en las características de las madres que cometen actos filicidas. Consideraremos el papel de la madre en la historia del filicidio. En un intento por aclarar los rasgos comunes entre las madres filicidas, se revisará la literatura reciente. Además, compararemos la investigación sobre las madres que matan a sus hijos con aquella de sus análogos masculinos. Por último, ofreceremos sugerencias que ayuden a la prevención de actos filicidas futuros.

Palabras clave
filicidio, infanticidio, neonaticidio, asesinato infantil

Clasificación en siicsalud
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página www.siicsalud.com/des/expertos.php/93472

Especialidades
Principal: Salud Mental
Relacionadas: BioéticaMedicina Legal

Enviar correspondencia a:
Sara G. West, University Hospital - Case Medical Center Department of Psychiatry, OH 44106, Cleveland, EE.UU.

Mothers Who Kill: Perspectives on the Act and Its Prevention

Abstract
The topic of maternal filicide inevitably provokes a strong emotional response. Whether it engenders feelings of sympathy or disgust, most are left wondering why mothers may be driven to kill their own children and what can be done to prevent these crimes. This article will focus on characteristics of mothers who commit filicidal acts. Women's role in the history of filicide will be considered. In an attempt to clarify traits common among filicidal mothers, the recent literature will be reviewed. In addition, research on mothers who kill their children will be compared to that of their male counterparts. Finally, suggestions will be offered to assist in the prevention of future filicidal acts.


Key words
filicide, infanticide, neonaticide, child murder

COMO PREVENIR EL FILICIDIO MATERNO

(especial para SIIC © Derechos reservados)

Artículo completo
Definición de filicidio

El filicidio se refiere al asesinato de los propios hijos (a veces, la definición se amplía para incluir a los hijos adoptivos, además de los biológicos). Cuando la víctima tiene menos de 1 año de edad, el crimen con frecuencia se denomina, en los EE.UU., infanticidio. El neonaticidio, término acuñado por Resnick en 1970, describe específicamente el asesinato de un recién nacido en el primer día de vida.1

El filicidio no es exclusivo de ninguna clase ni grupo étnico particular y tiene lugar en todo el mundo.2 Existen algunas presiones sociales que potencialmente contribuyen al asesinato del propio hijo e incluyen la falta de recursos para su cuidado, los estigmas asociados con tener un hijo fuera del matrimonio, la discapacidad del niño o su sexo (en algunos países). Resnick (1969) clasificó el asesinato del niño por parte de sus padres basándose en el motivo del progenitor filicida:3

Filicida altruista: se aplica a los padres que matan porque perciben que la muerte es en el mejor interés del niño; esto puede asociarse con la propia ideación suicida del padre o con el deseo de aliviar el sufrimiento real o imaginario del niño.

Ejemplos: Una madre suicida y depresiva mata a su hijo porque siente que sería demasiado cruel dejarlo solo en un mundo tan horrible. Una madre psicótica mata a un niño que a causa de sus ideas delirantes cree que “va ser secuestrado”. Otra madre depresiva mata a su lactante gravemente enfermo “por amor”.


Filicidio psicótico agudo: se aplica a los padres que matan sin un motivo racional y cuyas acciones pueden ser el producto de alucinaciones, manía, delirio o epilepsia.

Ejemplo: Una madre psicótica cree que su hija ha sido poseída por el diablo y la acuchilla hasta morir después de escuchar alucinaciones auditivas que le ordenan “mata al demonio”.

Maltrato fatal (filicidio accidental): se aplica a los padres que (accidentalmente) matan a su hijo como resultado de abuso o negligencia.

Ejemplo: Una madre sumamente estresada que tiene escasas habilidades de afrontamiento sacude enérgicamente a su lactante que no deja de llorar. La madre desconoce que esto produce una hemorragia subdural que conduce a la muerte del niño.

Filicidio del hijo no deseado: se aplica a los padres que matan a un hijo considerado un estorbo.

Ejemplo: Después de ocultar su embarazo a la familia, una madre ahoga a su hijo recién nacido en el inodoro después de dar a luz sola en un baño.

Filicidio por venganza contra el cónyuge (también conocido como “síndrome de Medea”): se aplica a los padres que matan a un niño secundariamente a un esfuerzo deliberado por hacer que el otro padre sufra.

Ejemplo: Medea, figura griega mítica, mata a sus dos hijos para lograr la venganza contra el padre, Jasón, por su infidelidad.


La historia del filicidio materno

En la Antigüedad, el infanticidio era sancionado culturalmente por las civilizaciones griega y romana como forma de eliminar de la población a aquellos considerados débiles y deformes, lo que a menudo se hacía a través de la exposición a los elementos.4 Se otorgaba a los padres la autoridad final, denominada patria potestas, de decidir cuál de sus hijos vivía y cuál moría.1
A pesar de un decreto del siglo III de nuestra era que declaró que el infanticidio era un crimen equivalente a otros homicidios,5 siguen existiendo factores contribuyentes que incluyen la pobreza y la ilegitimidad. Las madres que a menudo son las perpetradoras cubren a sus hijos cuando duermen para sofocarlos. Esta práctica, denominada “sofocación” era tan frecuente que la iglesia prohibió a las mujeres compartir la cama con sus hijos.4 También se sabe que las mujeres aplicaban opio en sus pezones antes de amamantar como medio de matar a sus hijos.6

Durante el Renacimiento se promovió crecientemente el enjuiciamiento del asesinato de los hijos por parte de sus padres y las madres a menudo eran las acusadas. Francia e Inglaterra emitieron leyes que convertían el filicidio en un crimen penado con la muerte. Las mujeres acusadas eran consideradas culpables y debían probar su propia inocencia demostrando que su hijo había muerto por causas naturales.7
A comienzos del siglo XX, se produjo nuevamente un cambio notable de los puntos de vista sociales en relación con el filicidio materno. Inglaterra fue el primer país que sancionó una serie de leyes contra el infanticidio, en 1922 y 1938, que excluyeron el uso de la pena de muerte como castigo para las madres que mataban a sus hijos menores de 12 meses. Las mujeres recibían en cambio una sentencia similar a la aplicada al homicidio sin premeditación.8 La sanción de estas leyes coincidió con la publicación de un artículo que indicaba que el 70% de las mujeres que amamantan en el momento de sus actos filicidas sufrían inestabilidad mental relacionada con los cambios hormonales asociados con la lactancia.9 Aun cuando esta idea de insania de la lactancia ha caído en desuso, desde entonces más de 20 países han establecido leyes que definen el infanticidio como un crimen distinto de otros tipos de homicidio e imponen una pena menos severa. Son excepciones destacables los Estados Unidos, Escocia y Luxemburgo.10,11


Filicidio materno

Por más que sea difícil considerar estos actos desde una perspectiva objetiva, la evolución puede ofrecer cierta explicación para el filicidio materno. Wilson y Daly observaron que las madres jóvenes y los niños más pequeños corrían mayor riesgo de filicidio. Estos autores sugirieron que las mujeres jóvenes tienen tiempo adicional para concebir y planear los futuros hijos cuando se comparan con aquellas que son mayores, quienes pueden tener menos probabilidad de matar a sus descendientes.12 Stone y col. postularon además que es menos probable que las madres maten a los niños mayores, ya que han invertido más tiempo y energía para criar a esos niños. Sin embargo, no todos los filicidios involucran niños pequeños ni todas las perpetradoras son madres jóvenes. Según Stone y col., la presencia de enfermedad mental puede explicar “esta conducta maladaptativa desde el punto de vista evolutivo y contraintuitiva”.13

No existe ningún rasgo común único que predisponga a las mujeres a matar a sus hijos; en cambio, estas mujeres están influidas por una red compleja de factores biológicos, psicológicos y sociales. Para obtener una perspectiva internacional sobre los rasgos asociados con el filicidio materno, McKee y Shea14 analizaron sus propios datos en comparación con otros tres estudios. Estos autores identificaron algunas características comunes y declararon que “la coherencia de las características entre estos (estudios) sugiere el patrón de una madre nueva o reciente en el final de la tercera década de vida, casada, no adicta, de bajos ingresos, mentalmente enferma, de capacidad intelectual promedio baja quien, actuando sola y sin armas, mata sólo a uno de sus hijos, probablemente de edad preescolar”.

En 2005, Friedman y col.15 llevaron a cabo un análisis crítico de la literatura existente en lengua inglesa sobre el filicidio materno en 14 países. Estos autores dividieron los 39 estudios que analizaron en tres categorías tomando como base el origen de los datos. Las mujeres de la población general (información recogida de registros alternativos, como informes de médicos forenses o datos de aplicaciones de leyes) a menudo tenían antecedentes personales de abuso, eran los cuidadores primarios de sus hijos y experimentaban problemas económicos. Algunas de estas madres eran abusivas o negligentes, mientras que otras cumplían sus funciones maternas pero sufrían enfermedad mental. Las madres provenientes de la población psiquiátrica (a menudo hospitalizadas después de sus actos) frecuentemente estaban casadas, eran desempleadas, consumían alcohol y tenían antecedentes de haber sufrido ellas mismas abuso físico. No es sorprendente que el número de aquellas con enfermedad mental fuera alto, que esas mujeres a menudo experimentaran psicosis, depresión e ideación suicida. Las mujeres provenientes de poblaciones correccionales (a menudo encarceladas después de matar a sus hijos) típicamente no estaban casadas y eran desempleadas, con falta de apoyo social, educación limitada y antecedentes de consumo de drogas ilegales o alcoholismo. Algunas de estas mujeres también tenían enfermedad mental.

Una historia personal prolongada de negligencia o abuso parece ser una característica frecuente de las madres que más tarde cometen filicidio. Crimmins y col. indicaron que con muchas mujeres filicidas no se cumplieron los deberes maternos (“madres sin madres”) porque no contaron con sus propias madres por distintas razones (como alcoholismo, ausencia, abuso físico o verbal o problemas de salud mental).16 Para brindar mayor apoyo a esta idea, en un estudio de mujeres que fueron consideradas insanas después de cometer el filicidio, al menos un tercio tenía antecedentes de abuso físico y sexual, y el 50% habían sido “abandonadas” por sus propias madres.17
Después de cometer el filicidio, las mujeres deben luchar con sus propios pensamientos y sentimientos, además de las opiniones de sus familiares, de sus amigos y del público. Stanton y col.18,19 examinaron los días posteriores al filicidio entrevistando a seis madres que habían matado a sus hijos mientras sufrían enfermedad mental. A pesar de la importancia que adjudicaban a ser buenos padres, estas madres señalaron que estar mentalmente enfermas afectaba el modo en que se relacionaban con sus hijos. Sólo tenían recuerdos vagos del acontecimiento y era difícil conversar del tema con ellas. La mayoría de las mujeres experimentaron remordimiento inmediato en relación con sus actos y seguían juzgándose duramente mucho tiempo después.


Neonaticidio

El asesinato de un recién nacido el primer día de vida es un acto distinto de otros filicidios. Las madres casi siempre son las únicas responsables del neonaticidio; existen algunas características en común que comparten a menudo las mujeres que cometen estos crímenes. En la evaluación de 37 casos de neonaticidio de Resnick1, las madres a menudo eran jóvenes y no estaban preparadas para el nacimiento del niño. Pueden haber sido motivadas a cometer neonaticidio porque el niño no era deseado, porque había nacido fuera del matrimonio, su padre era desconocido o por otras razones. Estas madres generalmente tenían poco apoyo social y rara vez buscaron asistencia médica, incluidos los cuidados prenatales. Además, pocas veces tenían antecedentes de enfermedad mental. Sin embargo, un estudio reciente comunicó que un octavo (n = 32) de las madres neonaticidas eran psicóticas en el momento del acto.22

Algunos estudios posteriores apoyaron estos datos y mostraron que las madres que cometieron neonaticidio a menudo eran solteras y primíparas,20,21 aunque algunas habían tenido embarazos previos.22 Ellas a menudo ocultaban o negaban sus embarazos.23,24 Aunque no habían realizado planes para la llegada del niño, estas mujeres no anticiparon necesariamente dañarlo.1 En cambio, esperaban que los problemas creados por el embarazo desaparecieran por medio de un aborto o de un niño nacido muerto.


Comparación con el filicidio paterno

Varias tendencias se vuelven evidentes cuando se comparan los actos filicidas de madres y padres. Al parecer, la cantidad de asesinatos infantiles por parte de las madres y los padres es más o menos equivalente.25-27 Aunque las acciones de ambos conducen a la muerte de un niño, las madres a menudo utilizan métodos menos violentos3,25,28 cuando se comparan con sus análogos masculinos. Aunque cada caso es particular, un estudio indicó que el filicidio paterno era más probablemente resultado de la ira, mientras que el filicidio materno estaba más frecuentemente ligado al estado mental de la madre.29 Además de las distintas tensiones que experimentan las madres, los hombres también pueden estar motivados a matar a sus hijos si dudan de su paternidad (mientras que las mujeres pocas veces cuestionan su condición como madres de sus hijos).3

Fue menos probable que las madres cometieran suicidio que los padres3,30 u otros miembros de la familia después de sus actos filicidas. Friedman y col. identificaron treinta casos de filicidio-suicidio, y la madre fue el perpetrador sólo en un tercio de ellos.30 Fue más probable que los hombres y no las mujeres dañaran al otro padre.3,25,30 El familicidio o asesinato de toda la familia es casi siempre un crimen cometido por perpetradores masculinos. Esto parece surgir del punto de vista de que el padre es el patriarca de la familia y determina su destino.31

Una vez que ha ocurrido el acto filicida, los sistemas legales parecen tratar a las mujeres y a los hombres de modo diferente. Con frecuencia, la sociedad opina que las madres filicidas son “locas” o están impulsadas por enfermedad mental, mientras que los padres son vistos como “malos” o motivados por características desviadas.32 En consecuencia, es más probable que las mujeres sean halladas no culpables por razón de insania17 y hospitalizadas, en lugar de ser encarceladas, que los hombres3. Como señalamos antes, las leyes en muchos países consideran que el estrés que implica el cuidado de un lactante es un factor mitigador en la sentencia de quienes cometen infanticidio. Estas leyes sólo se aplican a las mujeres. Sin embargo, la investigación indica que los padres también pueden presentar exacerbaciones de síntomas psiquiátricos relacionados con el estrés en el período posparto.33,34 Al parecer los padres, cuando son sentenciados por sus crímenes, reciben penas más graves que las madres.3,28,29 Un estudio indicó que, incluso cuando se descarta la mayor violencia asociada con el filicidio paterno, los padres aun eran juzgados más duramente.28


Prevención

Aquellos que intentan prevenir el filicidio materno enfrentan algunos problemas. Primariamente, no existe ningún perfil único de mujer en riesgo de matar a sus hijos. Si bien se han identificado algunas características, ninguna es específica y muchas se observan comúnmente en distintas poblaciones de pacientes. Además, es posible que estas mujeres no se presenten para la asistencia clínica o psiquiátrica, situación que es muy frecuente en el caso del neonaticidio.

Cuando estas mujeres son vistas por profesionales de la medicina, el malestar generado por el tema puede impedir que el médico indague específicamente los pensamientos filicidas.35 La investigación indica que otros síntomas psiquiátricos pueden predisponer a las mujeres a tener una ideación y un comportamiento filicida. Un estudio observó que el 41% de las mujeres depresivas (n = 100) con hijos de menos de 3 años de edad tenían pensamientos de dañarlos. Las mujeres con depresión psicótica mostraban más este tipo de pensamientos, y el 5% de las mujeres depresivas habían actuado en base a sus pensamientos al dañar a sus hijos.36 Además, un estudio de mujeres indias con enfermedad mental grave indicó que la depresión y la psicosis eran elementos de predicción de la ideación infanticida, mientras que las ideas psicóticas acerca del lactante predecían el comportamiento infanticida.37 Los prestadores de asistencia de la salud pueden subestimar estos riesgos, pero es posible aun que los médicos que asisten a mujeres que consideran el filicidio tengan oportunidad de intervenir.

Mientras se entrevista a las madres que se presentan con ideación suicida, es particularmente importante indagar específicamente sobre los planes acerca de sus hijos.30 Es posible interrogar directamente a las madres si creen que sus hijos podrán vivir sin ellas.35 Es posible entonces que algunas mujeres digan voluntariamente que planean llevarse a sus hijos con ellas ya que sería demasiado terrible abandonarlos en el mundo cruel solos. Puede ser difícil para una madre reconocer los pensamientos de dañar a sus hijos, y algunas formas de facilitar la conversación pueden incluir indagar acerca del estrés que significa ser padre o sobre las técnicas de disciplina. Otro método puede involucrar preguntar a la madre su opinión sobre casos bien conocidos de filicidio.38

Cuando se entrevista a una mujer embarazada, puede ser útil obtener una idea general de sus pensamientos relativos al embarazo y luego interrogar más específicamente acerca de los planes tomados en la preparación para la llegada del niño. Con estas líneas de interrogación se pueden descubrir los sentimientos de ambivalencia, enojo o resentimiento de la madre. En ocasiones, la madre puede incluso poner de manifiesto algunos pensamientos psicóticos acerca del niño. Antes y después del nacimiento, la presencia de psicosis requiere una evaluación psiquiátrica completa con un umbral bajo para el ingreso. Algunos síntomas psicóticos incluyen ideas delirantes acerca de la salud del niño, el potencial de sufrir o el riesgo de estar en un peligro inminente. Otras razones para la evaluación y la hospitalización pueden incluir el miedo que tiene una madre depresiva de dañar a su hijo o la hostilidad hacia el hijo favorito de la pareja odiada.39,40

El nacimiento de un hijo, incluso en las mejores circunstancias, puede ser muy tensionante. Las madres recientes cuyas situaciones se ven complicadas por los niveles hormonales fluctuantes y a menudo por el sueño interrumpido, pueden sentir que no han podido cumplir las expectativas sociales de su deber materno. Estas madres pueden tener dificultad en admitir el problema del estado de ánimo o los sentimientos de inadecuación y de estar abrumadas luego del nacimiento de sus hijos. El diagnóstico de enfermedad psiquiátrica posparto se hace más difícil por la falta de criterios apropiados,41 que pueden aplicarse sólo si los síntomas se presentan en el período de cuatro semanas que siguen al parto, de acuerdo con el Manual Diagnóstico y Estadístico (DSM-IV-TR).42

La Escala de Depresión Posnatal de Edimburgo es una escala breve de 10 ítem ideada para evaluar la depresión posparto en las mujeres.43,44 Puede ser un auxiliar útil para valorar rápidamente la depresión posparto. Es importante estar alerta ante el riesgo de recidiva o depresión posparto después de los embarazos futuros, lo que puede ocurrir en el 40% de las mujeres.45 Incluso las madres sin enfermedad mental posparto pueden experimentar pensamientos de dañar a sus hijos. Un estudio (n = 23) demostró que casi el 75% de las madres que tienen lactantes con dolores cólicos presentaban “fantasías agresivas explícitas” hacia sus hijos.46 Un error fácil de cometer en la evaluación de estas mujeres es asumir que las buenas madres son incapaces de tener pensamientos o tendencias filicidas.18


Conclusión

El filicidio materno es una tragedia que puede ocurrir en distintas circunstancias. No existe ninguna característica definitoria que indique qué madres son capaces de cometer estos actos. Sin embargo, algunas tendencias se hacen evidentes después de revisar la literatura existente. La presencia de estresantes evolutivos y psicosociales importantes parece aumentar el riesgo de actividad filicida en las mujeres. Además, las madres que cometen filicidio lo hacen con métodos que difieren de sus análogos de sexo masculino. Es menos probable que las mujeres se suiciden o que maten a otras personas importantes luego de sus actos filicidas cuando se las compara con los hombres.

Afortunadamente, existen algunos pasos que los médicos pueden tomar para impedir el filicidio. Cuando las mujeres acceden a la asistencia médica, ya sea a través de visitas prenatales o posnatales o de la asistencia primaria de sus hijos, se puede evaluar el estado de ánimo y el proceso de pensamiento de la madre para detectar depresión o psicosis. Es importante mantener un umbral más bajo para la derivación a la evaluación psiquiátrica y la hospitalización psiquiátrica potencial cuando una madre parece correr un riesgo elevado de filicidio.



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