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MICOSIS Y MICOTOXICOSIS, DOS ENTIDADES DISTINTAS PERO DE ORIGEN COMUN
(especial para SIIC © Derechos reservados)
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Autor:
E. León S. Fidias
Columnista Experto de SIIC



Artículos publicados por E. León S. Fidias 

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Primera edición: 7 de junio, 2021

Segunda edición, ampliada y corregida 7 de junio, 2021

Conclusión breve
El doctor León es un médico colombiano que parece haber adoptado el método peripatético de Aristóteles: una carta suya enviada al Journal of Clinical Epidemiology desde la Universidad de Kagoshima, en el Japón, puso en el tapete a mediados de 1995 el problema de las micotoxinas que se originan en libros almacenados. Requerido por la Coordinación Científica de Salud(i)Ciencia en virtud de la originalidad de sus planteos, nos envía ahora este trabajo original desde una prestigiosa universidad del sur de los Estados Unidos.

Resumen



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MICOSIS Y MICOTOXICOSIS, DOS ENTIDADES DISTINTAS PERO DE ORIGEN COMUN

(especial para SIIC © Derechos reservados)

Artículo completo
Durante siglos, el hombre ha estado investigando la mejor forma de identificar, tratar, prevenir y erradicar las enfermedades producidas por diferentes clases de parásitos, virus, bacterias y hongos, entre otros gérmenes. En el caso específico de los hongos, se sabe que producen un tipo de enfermedades llamadas micosis; pero ya desde épocas bíblicas se conoce también que algunos de estos hongos, como Aspergillus, Penicillium, Fusarium y Alternaria, entre otros, tienen la capacidad de elaborar unas sustancias tóxicas llamadas micotoxinas. La acción nociva de estas micotoxinas recibe el nombre de micotoxicosis. Múltiples investigaciones realizadas en el campo de las micotoxinas, entre ellas nuestra reciente descripción de la neuromicotoxicosis humana, han demostrado que esas sustancias pueden afectar cualquier órgano o sistema del cuerpo humano. Además, muchas de esas toxinas son carcinogénicas e inmunosupresoras.La forma como se producen tales micotoxinas tiene que ver, principalmente, con las alteraciones que se presentan durante la recolección, el almacenamiento y el transporte previo al consumo humano de los productos agrícolas. Cabe aclarar, no obstante, que no son sólo los vegetales los afectados por estos hechos. Hay ocasiones en que ciertos productos agrícolas en malas condiciones para el consumo y con micotoxinas en su interior son suministrados a los animales, que almacenan dichas toxinas en su tejido graso; un ejemplo de ello son los cerdos. Más tarde, al consumir su carne, los seres humanos ingieren también las toxinas. Como se ve, tanto las fuentes de intoxicación como las circunstancias que pueden mediar en la producción de estas sustancias toxigénicas son múltiples. Un importante eslabón de la cadena epidemiológica es la humedad, que favorece la producción de micotoxinas en los lugares donde se recolectan o almacenan los productos del agro, y hasta en los medios donde se los transporta. Los niveles de humedad dependen en gran parte de la latitud geomagnética del lugar y de los diversos cambios, atmosféricos y meteorológicos, que sufre la tierra durante el transcurso del año. Es interesante subrayar que nosotros y otros investigadores hemos hallado notable correlación de las diferentes regiones del mundo que presentan altos grados de humedad con las áreas de producción de micotoxinas, y también con la distribución geográfica del paludismo y algunos trastornos neurodegenerativos, entre ellos los asociados con infecciones retrovirales.VIAS DE CONTAMINACIONHay que tener en cuenta que, además de la oral, otra de las vías de entrada de las micotoxinas al organismo es la inhalatoria. El hecho es de gran importancia, porque estos hongos toxigénicos crecen más fácilmente en ambientes cerrados, con la colaboración de la humedad. Existen múltiples evidencias que a la fecha demuestran que estas micotoxinas, al ser inhaladas, causan diferentes cuadros clínicos, que dependen del tipo o los tipos de micotoxinas presentes en dichos ambientes cerrados. Entre esas patologías se cuentan, por ejemplo, la «enfermedad del libro viejo», la «enfermedad de los panaderos», diferentes clases de asmas ocupacionales y una gran cantidad de cánceres en individuos que trabajan en la explotación de minas, junto a otras varias más. Una tercera vía de ingreso de las micotoxinas al organismo es la endovenosa; cobra singular importancia en esta época, pues recientemente se han hallado micotoxinas en drogas alucinógenas y en la orina de individuos drogadictos que utilizan dichas sustancias. De esa forma, tales micotoxinas pueden originar estados latentes de inmunosupresión, que permiten la acción oportunista de gérmenes que, como los retrovirus, son hallados con frecuencia en los drogadictos. También existe el riesgo de adquirir micotoxinas por vía cutánea, pues ciertos maquillajes son elaborados con productos vegetales de los que algunos han sido encontrados definitivamente toxigénicos.Desde otro ángulo, vale la pena comentar que estas toxinas pueden actuar de manera aguda o crónica, lo que depende del tiempo de exposición y de la cantidad de micotoxinas que ingresan al organismo, entre otras variables. Además, la presencia de una o más toxinas puede influir en el tipo de lesión que producen en los seres humanos. En algunas ocasiones, su interacción provoca inhibición parcial o total de dichas sustancias; otras veces éstas interactúan entre sí, potenciando su acción tóxica y produciéndose el efecto conocido como del «espectador inocente». Es importante recalcar que, debido a las diferencias entre las especies respecto a la capacidad de metabolización y detoxificación de estas sustancias, no ha sido posible establecer del todo cuál o cuáles son las vías metabólicas empleadas por estas micotoxinas para llegar a producir sus efectos nocivos en animales o seres humanos; aparece allí un interesante campo de investigación futura.PELIGROSIDAD EXTREMAAsí entonces, en esta nueva área de las micotoxicosis son ya bastantes las cosas que se han logrado identificar, incluyendo la micotoxicosis asociada con neurología (MAN). Es esta una nueva entidad clínica, recientemente descripta por nosotros y que posee carácter propio, respecto de la que quedan todavía muchos interrogantes por explorar. Las micotoxinas son un problema real, no ya potencial, presente y actual en todo el mundo; se les debe prestar más atención, investigando con mayor agudeza y detenimiento que los que hasta ahora se les han dispensado. Porque es un hecho ya comprobado que las micotoxicosis no producen sólo alteraciones gastrointestinales, como se creía en un principio, sino también de tipo neurológico, hematológico, renal, dermatológico, osteoarticular o pulmonar; inclusive, son responsables de la aparición de síndromes de inmunodeficiencia latentes. Es muy probable que ciertas entidades para las cuales no había sido posible dilucidar, hasta ahora, una clara etiología médica, sean debidas a determinadas formas de micotoxicosis. Eso es lo que puede estar sucediendo con la mieloneuropatía de Cuba, recientemente descripta. El desafío, para todos cuantos integramos la comunidad científica internacional, consiste en apurar las etapas de investigación, para lograr identificar todas las micosis y micotoxicosis humanas antes de que termine el presente siglo. Las micosis gozan ya de un espacio definido en los modernos textos de medicina; pero ambas por igual, una vez identificadas, deben ser objeto de los debidos esfuerzos para tratarlas, prevenirlas y erradicarlas.


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