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Las mujeres sólo presentan alteraciones urinarias, pero en el hombre también se observan problemas genitales como insuficiencia para la eyaculación normal e impotencia. La manifestación urinaria se caracteriza por atonía vesical, denervación visceral y deterioro de la función del músculo detrusor, lo que conduce a la pérdida de la sensación de plenitud de la vejiga. El volumen de orina residual aumenta y se incrementa el riesgo de infección del tracto urinario. En la mayoría de los pacientes con NAP también se observa neuropatía somática de grado considerable. En las mujeres diabéticas con NAP, las anormalidades de la función del tracto urinario, durante las fases de llenado y de vaciamiento del ciclo de micción, son denominadas colectivamente «disfunción acontráctil». Los trastornos del vaciamiento están asociados con emisión escasa e intermitente y dificultad para orinar, mientras que las anormalidades del llenado conducen a incontinencia urinaria.En estos pacientes se han investigado las características urodinámicas mediante la determinación de la velocidad de flujo de la orina libre (uroflujometría) y la medición simultánea del volumen y la presión vesicales durante la fase de llenado y de vaciamiento (cistometría), técnicas que, combinadas, ofrecen información óptima sobre la función de la vejiga. En las lesiones de las aferencias del tracto urinario inferior, como la NAP, se observa orina residual, retraso en la aparición del deseo de micción, mayor capacidad de la vejiga con elevación normal de la presión durante el llenado e incapacidad para producir contracción voluntaria y sostenida del músculo detrusor. Casi un cuarto de los pacientes afectados puede presentar, también, inestabilidad del músculo detrusor, sin arreflexia. No obstante, para el diagnóstico definitivo del tipo de disfunción neuropática de la vejiga se necesita la implementación combinada de la urometría de flujo, la citometría y la detección radiológica (videocistouretrografía) durante las fases de llenado y de vaciamiento. Mediante este procedimiento se puede detectar, precozmente, la alteración del cuello vesical y el reflujo vesicouretérico si se produjo como resultado de padecer dificultad de vaciamiento por largo tiempo. Además, las anormalidades ecográficas de abdomen o vagina permiten una estimación del volumen residual de orina con un error del 20%, lo cual es suficientemente preciso. Además, la electromiografía del piso pélvico y del esfínter uretral mediante el empleo de una fibra simple o concéntrica, junto con el estudio de los tiempos de latencia motriz terminal del nervio pudendo, permiten evaluar si se produjo denervación de las estructuras o daño somático del nervio. De este modo, el examen urodinámico de la función del tracto urinario inferior en mujeres diabéticas con NAP puede aportar información útil para el diagnóstico y el pronóstico. Los beneficios terapéuticos de tales estudios son más notorios si se tiene en cuenta que con frecuencia el tratamiento urológico de los pacientes afectados es empírico y no está fundamentado en hallazgos urodinámicos.En pacientes diabéticos, la NAP es difícil de diagnosticar y cuantificar en forma precisa. La principal razón de ello es la falta de acuerdo acerca de qué constituye la NAP diabética, ya que la mayoría de los pacientes no desarrollan enfermedad sintomática. El deterioro de la función nerviosa es muy lento y varía notoriamente en distintos pacientes. Por lo general, la enfermedad sintomática es precedida por un estadio asintomático caracterizado por anormalidades electrofisiológicas de la función nerviosa. Por lo tanto, la evaluación electrofisiológica es una técnica fundamental para el diagnóstico, ya que permite detectar la neuropatía subclínica. Ninguno de los tests electrofisiológicos recomendados incluye la medición funcional del tracto urinario inferior debido a la escasa relevancia de dichas mediciones y la complejidad técnica de su implementación.Sobre la base de su sensibilidad para identificar anormalidades neurofisiológicas, se cree que las investigaciones urodinámicas mejorarán la frecuencia de detección de enfermedad subclínica. La detección precoz influirá positivamente en el tratamiento de la NAP diabética.En conclusión, la ventajas de la investigación urodinámica en mujeres diabéticas con NAP sintomática parecen ser claras. No obstante, el número de pacientes estudiados hasta el momento es escaso. Por otra parte, aún se desconoce si existe correlación entre los hallazgos urodinámicos y otros tests electrofisiológicos en dicha población. Por ello, el estudio de estos procedimientos diagnósticos en una amplia población de pacientes sintomáticos con NAP no sólo es deseable sino también necesaria a fin de mejorar nuestro conocimiento de los problemas urinarios y su tratamiento. Todavía no se han informado en la literatura resultados de la evaluación urodinámica de mujeres diabéticas con neuropatía subclínica. Con dichos estudios se podría comprobar si la disfunción del tracto urinario inferior representa el estadio asintomático de la NAP diabética y si la frecuencia de detección y la implementación de las investigaciones urodinámicas son equivalentes a las de otros tests electrofisiológicos.