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SINTOMAS DE LA GASTRITIS POR HELICOBACTER PYLORI EN NIÑOS
(especial para SIIC © Derechos reservados)
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Autor:
Jonathan Vacik
Columnista Experto de SIIC



Artículos publicados por Jonathan Vacik 

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Primera edición: 7 de junio, 2021

Segunda edición, ampliada y corregida 7 de junio, 2021

Conclusión breve
En niños, el Helicobacter pylori se ha relacionado con lesiones de la mucosa gastrointestinal superior y con dolor abdominal. Las indicaciones para la evaluación de los niños en los que se sospecha gastritis producida por H. pylori están en aumento. Diseñamos este estudio para evaluar los síntomas que se asocian con la gastritis por H. pylori en niños que iban a someterse a una esofagogastroduodenoscopía para evaluar el dolor abdominal o los vómitos

Resumen



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Especialidades
Principal: GastroenterologíaPediatría
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SINTOMAS DE LA GASTRITIS POR HELICOBACTER PYLORI EN NIÑOS

(especial para SIIC © Derechos reservados)

Artículo completo
Revisamos las historia clínicas de los pacientes. Entendimos por «infección por H. pylori», en este caso, la prueba de la ureasa positiva con histología de gastritis crónica y el hallazgo sobre el epitelio gástrico de una bacteria gramnegativa, de forma curvada, características del H. pylori. Antes del estudio, obtuvimos datos sobre la presencia o la ausencia de signos y síntomas asociados con dolor abdominal en los niños. Los dolores periumbilical y epigástrico fueron mutuamente excluyentes. De otra forma, cada paciente puede haber sufrido síntomas múltiples. Comparamos los signos y los síntomas de los pacientes con gastritis o enfermedad ulcerosa péptica asociados a infección con los de la gastritis crónica sin infección.En la tabla presentamos las características de la población estudiada. En total, 296 niños se sometieron a esofagogastroduodenoscopía durante el período de estudio. De ellos, 63 (21%) presentaron evidencia histológica de gastritis sin H. pylori, y 23 (8%), tuvieron gastritis con infección. Se excluyeron 12 pacientes sin H. pylori: 8 se debieron a gastritis asociada con corticosteroides (2 pacientes) o a antiinflamatorios no esteroideos (6 pacientes), y 4, a tratamiento antibiótico previo. Los 51 pacientes restantes que padecían gastritis sin infección se compararon con los que sí la tenían. El 43% de los infectados presentaba nodularidad antral y el 17%, úlceras duodenales. No había diferencias significativas con respecto a la edad, la raza o el sexo entre los dos grupos.En la tabla se muestran los signos y los síntomas de los pacientes con gastritis, con infección o sin ella. Se observó una tendencia al aumento de la incidencia de gastritis por H. pylori entre los niños con antecedentes familiares de úlcera péptica, pero la diferencia no fue estadísticamente significativa. Sin embargo, cuando comentaron nuestro estudio, Eltumi y colaboradores notaron que, en sus pacientes, la gastritis por H. pylori en niños se asociaba en forma significativa con los antecedentes familiares de úlcera péptica. El dolor periumbilical se presentó con mayor frecuencia en los niños con gastritis no asociada con infección (31%), y fue infrecuente en los niños con infección por H. pylori (4%, p = 0.005, test exacto de Fisher). El significado clínico de esta observación no es que el dolor periumbilical aparece en la gastritis no causada por H. pylori, sino que la infección tiene menos probabilidad de provocar dolor en los niños.El tratamiento de 17 pacientes consistió en una combinación de amoxicilina y subsalicilato de bismuto, y 6 pacientes recibieron, además de las dos drogas anteriores, metronidazol. Todos ellos recibieron un antagonista del receptor H2, tanto ranitidina (21 pacientes) como famotidina (2 pacientes). Este tratamiento produjo la desaparición completa de los síntomas en 17 pacientes, mientras que 3 declararon que los síntomas no habían variado o habían empeorado. No hubo diferencias estadísticamente significativas en cuanto a la respuesta al tratamiento entre los que recibieron metronidazol y los que no lo hicieron.Los síntomas asociados con H. pylori generalmente se acompañan por lesiones de la mucosa gastrointestinal superior, como úlceras duodenales. Sin embargo, hay menos evidencia de una relación entre la infección sin inflamación de la mucosa y el dolor abdominal. La colonización no siempre produce síntomas, como se ha observado en los niños asintomáticos. Las publicaciones anteriores sugerían que el tratamiento de la gastritis por H. pylori mejora las anomalías de la mucosa gástrica, resaltando la importancia de detectar y tratar la infección en los niños sintomáticos.En este estudio obtuvimos una incidencia de infección por H. pylori del 8%, similar a la observada en otras ciudades de Norteamérica, pero inferior a las publicadas en otros continentes. Las diferencias de la incidencia entre los distintos estudios pueden reflejar las diferencias geográficas en la prevalencia de este microorganismo o las diferencias de los trasfondos socioeconómicos de estas poblaciones de pacientes. Aunque algunos artículos han mostrado que la infección es más frecuente en los pacientes pediátricos mayores, la edad promedio fue similar en ambos grupos. Además, en la muestra de este estudio no había diferencias significativas en cuanto al sexo o la raza de los pacientes con infección o sin ella, en contraste con las publicaciones que habían informado un aumento de infección entre los varones y los no caucásicos. El porcentaje de afroamericanos con infección por H. pylori (41%) fue superior que el observado entre los caucásicos (28%), pero la diferencia no tenía significación estadística. Posiblemente las diferencias se acentuarían si la muestra fuese mayor. La incidencia de nodularidad antral en el 43% de los casos de este estudio es similar a la observada por otros autores, que hallaron que aproximadamente la mitad de los niños con infección presentaban gastritis nodular.La falta de asociación entre la gastritis por H. pylori y el dolor periumbilical respalda la idea de que no es necesario considerar la presencia del germen en todos los niños con dolor abdominal recurrente. Otros síntomas (aparte del dolor abdominal) fueron similares entre los pacientes con gastritis, tanto con infección como sin ella, lo que indica que dichos síntomas no identificaban de forma segura qué pacientes estaban infectados. Este estudio demuestra la dificultad para diferenciar a los pacientes que padecen gastritis con infección por H. pylori de los que no la tienen solamente por medio de la evaluación clínica; entonces, los síntomas que sugieren enfermedad de la mucosa gastrointestinal superior son indicaciones para realizar una esofagogastroduodenoscopía y toma de muestra de tejido para detectar el germen.Los resultados de este estudio demuestran que la infección por H. pylori puede ser una causa importante de gastritis entre los niños. Puesto que la historia clínica no consigue distinguir de manera fiable a los niños con infección de los que no la padecen, debe investigarse la presencia de la bacteria en aquellos niños sometidos a esofagogastroduodenoscopía para evaluar el dolor abdominal.


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