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EJERCICIO, DEPORTE Y ALTERACIONES MENSTRUALES
(especial para SIIC © Derechos reservados)
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Autor:
Luis Carlos Tejerizo López
Columnista Experto de SIIC



Artículos publicados por Luis Carlos Tejerizo López 

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Primera edición: 7 de junio, 2021

Segunda edición, ampliada y corregida 7 de junio, 2021

Conclusión breve
En el ámbito de la ginecología endocrinológica, o si se prefiere endocrinología ginecológica, existen en la actualidad dos procesos que, en nuestra opinión, son cada días más frecuentes y cuyo esquema fisiopatológico de desencadenamiento es muy similar

Resumen



Clasificación en siicsalud
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Especialidades
Principal: Medicina DeportivaObstetricia y Ginecología
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EJERCICIO, DEPORTE Y ALTERACIONES MENSTRUALES

(especial para SIIC © Derechos reservados)

Artículo completo
Nos estamos refiriendo a la anorexia nerviosa y las alteraciones menstruales subsiguientes al ejercicio físico y deporte. En ambos casos, el organismo femenino sufre una agresión que determina, por un mecanismo en cascada, la aparición de una deficiencia en la fase luteínica (con prolongación de la fase folicular o su prolongación de la fase folicular), anovulación euestrogénica y, finalmente, amenorrea hipoestrogénica.En una sociedad competitiva, como la que nos toca vivir, el deporte es un excelente medio en el que el ser humano, la mujer en el tema que ahora nos ocupa, quiere destacar. El deporte proporciona a la mujer la posibilidad de poner a prueba la naturaleza de algunas de sus capacidades humanas. Los términos como «deportista de élite«, y «alto rendimiento deportivo» o «sobreentrenamiento» parecen querer superar el ámbito estrictamente deportivo, y hacer, en concepto exagerado, del deporte la capacidad de adquirir capacidades, empleando las palabras, que no la idea, de Woodrow.Y una vez que la mujer se ha incorporado plenamente al mundo deportivo, en el científico, y en el ginecológico en particular, se suscita el interés por analizar las respuestas del organismo femenino al ejercicio. Las relaciones entre mujer y deporte, en el ámbito de la esfera genital, pueden abordarse desde cuatro puntos de vista:1. Las alteraciones menstruales subsiguientes a la práctica deportiva.2. Efectos que ejerce el ciclo menstrual sobre el rendimiento en el deporte, y efectos de la práctica deportiva sobre los síntomas premenstruales y menstruales.3. Consecuencias de las alteraciones menstruales y otros trastornos derivados de la práctica deportiva, así como su evaluación y actitud ante los mismos.4. El problema de la contracepción en la mujer diabética.El primer punto es el que nos ocupa ahora. Hemos constatado, en la práctica clínica y ginecológica, un incremento significativo en el retraso de aparición de la menarquia en aquellas niñas que comienzan en edades muy tempranas la práctica deportiva, y este retraso se asocia, igualmente de una forma significativa, con la aparición tardía de otros carácteres sexuales secundarios (pubarquia y telarquia). La edad media de aparición de la menarquia, pues, es superior en deportistas que en no deportistas. En una muy reciente revisión sobre retraso puberal, comentamos la posibilidad de que el estrés físico, y el consiguiente estrés psíquico que conllevan la práctica deportiva, puedan ser una de las causas de dicho retraso puberal. Nos hemos tenido que enfrentar con no pocos conflictos psicológicos que han requerido la intervención del especialista correspondiente.Pero son, sin duda, las alteraciones menstruales subsiguientes a la práctica deportiva el tema de mayor importancia. Entre las mujeres deportistas se registra, de forma significativa, una prevalencia de oligomenorrea y amenorrea secundaria muy superior a la media que se puede encontrar en mujeres no deportistas. Es posible que haya, actualmente, un competidor que, en determinadas poblaciones, supere al deporte como causa de aparición de dichos trastornos menstruales: la anorexia nerviosa.La cascada que de forma secuencial lleva desde una insuficiencia luteínica hasta la aparición de una amenorrea secundaria, sólo puede ser frenada con la supresión del deporte y si ello no es posible, con una moderación de la práctica del mismo o un correcto enfoque terapéutico de dichos trastornos. Porque es preciso evaluar, adecuadamente, las consecuencias orgánicas sistémicas que se siguen a las alteraciones menstruales y al complejo trastorno endocrino que se oculta detrás del síntoma capital: oligomenorrea o amenorrea secundaria. Tan complejo es dicho trastorno endocrinológico que implica, en círculo vicioso, al eje hipotálamo-hipófisis-suprarrenal, a la prolactina, a la producción de andrógenos y a los péptidos opiáceos endógenos, sin olvidar a la hipofunción ovárica y la posible disfunción tiroidea, que llevan de forma irremisible a una disfunción del eje hipotálamo-hipófisis-ovario.Es tentador, como opina Shangold, responsabilizar, de forma exclusiva, al deporte como causante de la mayor frecuencia, señalada, de alteraciones menstruales. Pero existen una serie de factores, cuya importancia no hay que minimizar, que inciden de manera notoria e influyente. El peso y la composición corporal, que en sí mismas, pueden ser causantes de anomalías menstruales, se asocian, de forma casi constante, a la práctica deportiva. El estrés psicológico, presente en toda situación de competitividad, es un factor de potencia aún no bien conocida que, asociado al estrés físico, coadyuva en el cuadro que comentamos. Esto es especialmente interesante en mujeres obsesivo-compulsivas. Son muy numerosos los estudios que insisten en señalar la estrecha relación existente entre ejercicios del deporte, modificaciones o adaptaciones dietéticas y aparición de trastornos menstruales, insistiendo, de nuevo, en la similitud con otro cuadro importante: la anorexia nerviosa. Los distintos niveles de intensidad en la práctica deportiva, y su duración en el tiempo, son factores bien analizados como asociados a incidencias menores o mayores de disfunción menstrual. la edad, que fuera del deporte es un factor influyente en las irregularidades menstruales, lo es aún más en el ámbito deportivo: la disfunción menstrual es más frecuente entre las mujeres más jóvenes. Por último, factores tan heterogéneos como son los antecedentes menstruales, el número de gestaciones previas y diversos factores genéticos, influyen, en mayor o menor grado en la incidencia de irregularidades menstruales.En la aparición de lo que numerosos autores llaman «amenorrea atlética» término con más connotaciones históricas que clínicos, no interviene, pues, un solo mecanismo causal, sino múltiples, que es indudable que actúan de modo integrado. Todos los factores imbricados contribuyen a inducir, como respuesta a distintos grados de actividad física, cambios importantes en el sistema neuroendocrino que, sobre todo en mujeres predispuestas, favorecerían la aparición de los trastornos que hemos comentado.


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