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MEDICINA PARA ADOLESCENTES: PAPEL DEL GINECOLOGO
(especial para SIIC © Derechos reservados)
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José María Méndez Ribas
Columnista Experto de SIIC



Artículos publicados por José María Méndez Ribas 

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Primera edición: 7 de junio, 2021

Segunda edición, ampliada y corregida 7 de junio, 2021

Conclusión breve
Se señala la importancia de completar el trípode ideal de contención para el desarrollo normal biopsicosocial de los jóvenes: la familia, la escuela y el equipo de salud.

Resumen



Clasificación en siicsalud
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Especialidades
Principal: Pediatría
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MEDICINA PARA ADOLESCENTES: PAPEL DEL GINECOLOGO

(especial para SIIC © Derechos reservados)

Artículo completo
Desde no hace mucho más de 20 años se está desarrollando, a nivel internacional, la atención médica especializada para jóvenes de entre 12 y 19 años. Esto surge como una verdadera necesidad, ya que existía en la medicina un vacío para dar respuestas idóneas a este importante grupo etario. Los pediatras, en general, dejan de atender a sus pacientes a los 12 años y los clínicos y ginecólogos no están habitualmente entrenados para abordar la problemática específica de los adolescentes.Por otra parte, los padres y la familia en general están sufriendo la crisis socioeconómica actual, sumada a los rápidos cambios en los valores culturales que repercuten directamente en la estabilidad del matrimonio. En este contexto irrumpe «la crisis normal de los adolescentes», a veces coincidiendo con el climaterio de la madre. Esto complica aún más las cosas y lleva al deterioro de la ya precaria comunicación intrafamiliar. A su vez, uno de los hechos biológicos determinantes en la adolescencia es el de adquirir la capacidad de reproducción mediante el crecimiento «explosivo» del cuerpo en general y de los órganos genitales en particular debido al incremento notable de las hormonas ováricas y testiculares. Estos cambios, sumados a la evolución síquica de la etapa, producen una profunda transformación en la relación padre/madre-hijo/hija para la cual no están «preparados»: nadie nos enseña a ejercer la «profesión» de ser padre o hijo.Llegado este punto, el profesional idóneo (psiquiatra, psicólogo, clínico, pediatra, ginecólogo) surge como una valiosísima ayuda para la prevención y para la atención de diferentes situaciones conflictivas médicas o psicológicas específicas de la edad.Al hablar de profesional idóneo me refiero a aquel que se ha capacitado en su especialidad de base y además en la atención de los adolescentes. Dos especialidades son las que más han desarrollado este tema: la ginecología y la pediatría. Es lógico que así sea ya que los pediatras son expertos en crecimiento y desarrollo y los ginecólogos en medicina reproductiva, pero obviamente estos conocimientos no son suficientes para abordar la compleja problemática adolescente. Hace falta, además, vocación para interactuar con los jóvenes, aptitud conseguida a través de la capacitación. Los profesionales de ambas ramas médicas que trabajan con adolescentes están representados por Sociedades Internacionales y de sus respectivos países. La Federación Internacional de Ginecología InfantoJuvenil (FIGIJ), creada en 1972, depende de la Federación Internacional de Ginecología y Obstetricia (FIGO) y agrupa a las sociedades de numerosos países. A su vez, en 1993 se organizó ALOGIA (Asociación Latinoamericana de Obstetricia y Ginecología de la Infancia y Adolescencia), representada por 11 países (Argentina, Brasil, Ecuador, Uruguay, Paraguay, Chile, ­7É3 Venezuela, Cuba, Perú, Bolivia, Costa Rica). Para tener una idea de la dimensión del interés en este tema basta decir que FIGIJ ya organizó 12 congresos internacionales y ALOGIA 6 congresos latinoamericanos. El último, en Cuba (1999), reunió a 1200 congresistas. Algo similar, aunque con otra estructura, ocurre con los pediatras. La International Association for Adolescent Health (1987) agrupa a sociedades, instituciones y personas interesadas en la atención de los jóvenes (multidisciplinaria), y en algunos países las Sociedades de Pediatría tienen Comités de Adolescencia al igual que en ALAPE (Asociación Latinoamericana de Pediatría). En este sentido, en la Argentina, la Sociedad de Pediatría a través de su Comité de Adolescencia desde hace muchos años capacita a los pediatras con vocación (que no son todos) para ocuparse de los jóvenes además de los niños. De la misma manera, la Sociedad Argentina de Ginecología Infantojuvenil, a través de sus cursos anuales directos o a distancia y de los 10 congresos ya realizados, ha capacitado a numerosos ginecólogos que felizmente ya integran los listados médicos de las Obras Sociales o Seguros bajo el rubro Adolescencia. Además, en la mayoría de los hospitales de la Capital Federal existen consultorios especializados para adolescentes donde clínicos y ginecólogos interactúan en la atención de los jóvenes, varones o mujeres. En los de mayor complejidad (Hospital de Clínicas de la Universidad de Buenos Aires) se agrega el equipo de salud mental y trabajadores sociales, realizando una atención multi e interdisciplinaria.Ante todos estos cambios y conflictos de la adolescencia, las madres nos preguntan: –Cuándo debo llevar a mi hija al ginecólogo infantojuvenil La respuesta es alrededor de los 11 años, ya que aproximadamente a esa edad comienzan las modificaciones del esquema corporal relacionadas con el inicio de la pubertad. Estas se acompañan de cambios psicológicos y sociales propios de esta etapa, lo que lleva a la púber a crear vínculos diferentes con su familia, amigos, docentes y médicos.Los especialistas en ginecología de la niña y de la adolescente (infantojuvenil) tenemos en cuenta todos los aspectos antes mencionados para la atención integral de la paciente y por ello el manejo de la consulta es distinto que en la adulta. Además, estamos en comunicación permanente con profesionales de otras disciplinas tales como pediatras o clínicos especializados en adolescencia, psiquiatras, psicopedagogos, psicólogos, nutricionistas, endocrinólogos, entre otros.Por lo tanto, nuestra función consiste, además del diagnóstico y tratamiento de patologías ginecológicas, en: ää * Acompañar a la paciente en su crecimiento y desarrollo (controlando el peso y la talla, y observando cómo se desarrollan los caracteres sexuales secundarios: mamas, vello pubiano y axilar, primera menstruación, etc.). ää * Informar acerca de la higiene menstrual (utilización de tampones, por ejemplo) y despejar dudas acerca de la normalidad o no de modificaciones corporales (que suelen crear gran preocupación). ää * Hacer prevención para evitar conductas de riesgo tales como, por ejemplo, lo relativo a los hábitos alimentarios, dietas ­7É3 y sus consecuencias. ää * Detectar situaciones o conductas de riesgo para poder encarar los problemas desde el inicio y, si fuera necesario, con la ayuda de profesionales de otras áreas (trastornos de la alimentación, abuso de alcohol, drogas, etc.). ää * Generar o dejar un espacio abierto propio para la púber o adolescente en el cual se sienta cómoda, contenida y que le permita recurrir ante cualquier inquietud o preocupación en el futuro (anticoncepción, prevención de enfermedades de transmisión sexual, sida, etc.).Es probable que pensar en llevar a su hija por primera vez al ginecólogo genere temor en la madre, pero si logra superarlo y piensa todo lo anteriormente explicado se dará cuenta de que, al contrario, se sentirá más tranquila (y también su hija) con el respaldo de un profesional especializado.Este mismo esquema es válido para los varones, más renuentes a consultar porque por ser hombres «saben todo». El clínico pediatra entrenado sabrá escucharlo y ayudará a los padres en su desarrollo. Hoy día no es infrecuente ver «luchar» a una madre separada con su hijo varón adolescente. Ella, desde su lugar de mujer no puede orientarlo adecuadamente, especialmente en lo referente a la sexualidad que empieza.De esta manera se completa el trípode ideal de contención para el desarrollo normal biopsicosocial de los jóvenes: la familia, la escuela y el equipo de salud.


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