Artículo completo
El principal objetivo de nuestro estudio ha sido analizar la influencia de la GH y la nutrición sobre el crecimiento en el período neonatal.Estudiamos cinco grupos de recién nacidos: tres de ellos compuestos por recién nacidos producto de una gestación a término (T) clasificados, según su peso al nacimiento, en adecuados para su edad gestacional (T AEG), pequeños para su edad gestacional (T PEG) y grandes para su edad gestacional (T GEG); y dos grupos de recién nacidos pretérmino (PT), los PT AEG y los PT PEG. En la primera, tercera y quinta semana de vida posnatal se midieron los niveles de GH en suero y en orina de 24 horas (GHu), diversas variables antropométricas y la ingesta media de energía y de nutrientes. Coincidiendo con otros autores comprobamos que en el período neonatal existen niveles elevados de GH, especialmente en los RN pretérmino, lo que se ha atribuido a la inmadurez de los receptores de GH. Constatamos asimismo que después de la primera semana de vida en los RN pretérmino los niveles de GH descienden, de tal manera que en la 3” y 5” semana de vida las diferencias entre los grupos dejan de ser significativas. En la primera semana de vida los valores más altos de GH se obtuvieron en los pretérmino PEG (GHu = 18,6110,3 ng/kg/24 h) y los más bajos en los T GEG (figura 1). En un estudio previo1 hemos comprobado que la situación de los niveles séricos del IGF-I es la contraria, mostrando los recién nacidos PT PEG los valores más bajos de IGF-I y los T GEG los más altos. Estos dos grupos de recién nacidos presentan por tanto alteraciones similares a las observadas en los cuadros de obesidad y malnutrición en el niño de mayor edad. No se conoce todavía si tales diferencias en el patrón de secreción de GH en el período neonatal pueden tener repercusiones a largo plazo.En nuestro estudio comprobamos que, además de las diferencias en el patrón de secreción de GH, también existían diferencias en la composición corporal entre las dos categorías de recién nacidos pretérmino estudiadas, presentando los PEG a las 37-42 semanas de edad posconcepcional un mayor acúmulo de grasa, con valores significativamente mayores del cociente adiposo-muscular que los obtenidos en los pretérmino AEG a la misma edad posconcepcional (0.5110.07 vs 0.4510.07, p < 0.02). Estudios realizados en lactantes malnutridos han demostrado que durante las primeras fases de recuperación de la malnutrición se produce un rápido incremento de grasa, mientras que la recuperación de la masa muscular se produce más lentamente. De acuerdo con nuestros resultados, probablemente lo mismo sucede en los recién nacidos que han estado sometidos a una situación de malnutrición intrauterina. Constatamos asimismo que en el período neonatal el aumento posnatal de peso está fuertemente relacionado con la ingesta diaria de energía (r = 0.56, p < 0.001) y de proteínas (r = 0.66, p < 0.001). Por el contrario, los niveles de GH no guardaban relación con las variables antropométricas estudiadas, lo que sugiere que la GH no interviene en el crecimiento neonatal. ComentariosSe sabe que los efectos de la GH sobre el crecimiento en longitud se producen a través del IGF-I, cuya síntesis también es regulada por el aporte nutricional. El hecho de que en el período fetal y en los primeros meses de vida postnatal, al existir una inmadurez de los re-ceptores de GH, la síntesis de IGF-I no esté bajo el control de la GH, hace que, probablemente, en este período los factores nutricionales tengan una repercusión más importante sobre el crecimiento. Hemos realizado varios estudios1-4 en los que se analiza la relación entre nutrición e IGF-I en recién nacidos, bajo diferentes circunstancias y patrones de alimentación. Entre otros datos, hemos comprobado que los niveles de IGF-I y de su proteína transporta-dora, la IGFBP-3, son muy bajos en el recién nacido, especialmente en el pretérmino PEG, y se correlacionan con diversas variables antropométricas y con la ingesta de energía y de proteínas, lo que sugiere que, como sucede en el niño mayor y en el adulto, el IGF-I y la IGFBP-3 también se comportan como marcadores del estado nutricional en los primeros meses de la vida posnatal. Al comparar recién nacidos pretérmino, estudiados en la tercera semana de vida posnatal, según que recibieran lactancia materna suplementada con biberón, lactancia artificial o alimentación parenteral parcial, hemos comprobado que éstos últimos presentaban un peor estado de nutrición y niveles significativamente más bajos de IGF-I e IGFBP-3. Los prematuros que recibieron lactancia materna mostraban los niveles más altos de IGF-I,2,3 lo que puede guardar relación con el hecho de que la leche materna contiene factores de crecimiento, fundamentalmente IGF-I, IGF-II y BP-2, que no están presentes en la leche artificial.También hemos comprobado que los recién nacidos de bajo peso, especialmente los pretérmino PEG, presentan un descenso progresivo en la concentración sérica de cinc durante las primeras semanas des-pués del nacimiento. El déficit de cinc en la infancia, además de otros efectos, tiene una repercusión negativa en el sistema endocrino y pue-de condicionar un fallo en el crecimiento. Actualmente estamos finali-zando un estudio en el que nos proponemos determinar si la adminis-tración de suplementos de cinc durante los primeros 6 meses de vida posnatal en niños con bajo peso al nacimiento puede tener algún efecto sobre la hormona y los factores de crecimiento y ejercer una influencia positiva en el crecimiento. Aun quedan muchos aspectos por conocer sobre los efectos a largo plazo de la nutrición durante la etapa perinatal, y éste es un campo en el que se debe seguir investigando.