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SÍNDROME DE ESTRÉS. CONCEPTO Y ACTUALIZACIÓN
(especial para SIIC © Derechos reservados)
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sazde.jpg Autor:
Carmen Saz de Kohan
Columnista Experto de SIIC



Artículos publicados por Carmen Saz de Kohan 

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Primera edición: 7 de junio, 2021

Segunda edición, ampliada y corregida 7 de junio, 2021

Conclusión breve
Diversos factores sociales dan en nuestra época carácter pandémico al síndrome de estrés, lo cual hace imprescindible para todo médico tener conceptos claros y actualizados acerca de su diagnóstico, fisiopatología y tratamiento.

Resumen



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SÍNDROME DE ESTRÉS. CONCEPTO Y ACTUALIZACIÓN

(especial para SIIC © Derechos reservados)

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Hipócrates (siglo V a. de C.) fundó la medicina científica basándose en la metodología inductivo-deductiva y en los hallazgos naturalistas de Aristóteles, muchos de los cuales utilizó y corroboró en su campo. En relación con nuestro tema, la observación aristotélica de la primacía en todos los seres vivos de las funciones «superiores» destinadas a la adaptación externa sobre las «inferiores o vegetativas» le permitió detectar la índole psicobiológica del síndrome clínico hoy llamado estrés: «Los estímulos violentos o crónicamente negativos producen un desorden en la naturaleza del individuo capaz de enfermarlo». En consecuencia, aconsejaba «reposo y música suave» para los casos agudos; y en los crónicos, el examen del estilo de vida, historia personal del paciente y, si este «no lograba percibir intelectualmente el origen de su estado», una psicoterapia sorprendentemente parecida a las basadas en principios psicoanalíticos, dedicada a detectarlo.1Su enfoque científico de la medicina sólo pudo ser oficialmente retomado a mediados del siglo pasado gracias al gran fisiólogo Claude Bernard (1813-78); éste luchó contra el vitalismo -para el cual lo viviente estaba sujeto a «los caprichos de la Naturaleza»-2 demostrando experimentalmente la existencia de leyes biológicas. Y también, mediante experimentos in vitro con amebas, la realidad de los cambios fisiomorfológicos para la adaptación al mundo externo descriptos por Charles Darwin (1809-82), logrando la inclusión de la Biología y la Medicina en la Academia de Ciencias de París, reflejada luego en el resto del mundo. Dedujo de sus experiencias «la necesaria existencia de reguladores del medio interno capaces de mantener su constancia durante los procesos adaptativos y la importancia médica de conocerlos», concepto básico seguido hasta hoy en la investigación del tema. Entre sus pioneros Sigmund Freud (1856-1939), en su búsqueda de la etiología de afecciones mentales sin base genética, descubre el rol preponderante de los traumas psíquicos en la detención y desviación del desarrollo psicobiológico, cuyas etapas normales, hasta ese momento desconocidas, hubo de investigar.3En la línea experimental, Walter Cannon (1875-1945) exploró el rol del SNC, neurovegetativo y suprarrenales en la conservación de la constancia del medio interno, que llamó homeostasis, así como los efectos de su pérdida por vivencias traumáticas, resumidos como inhibición de las defensas psicofísicas normales.4Hans Selye (1907-1982) denominó estrés a «las situaciones inespecíficas de sufrimiento extremo», cuya secuencia en las reacciones consideró comunes a todos los seres vivos y en consecuencia denominó síndrome general de adaptación:5 reacciones de alarma, sobreadaptación y agotamiento.ActualizaciónLa inestabilidad socioeconómica de nuestra época es sin lugar a dudas sumamente estresante. A menudo el paciente acude a médicos de cualquier especialidad por malestares funcionales resultantes de tales estímulos negativos, cuyo diagnóstico y tratamiento adecuado a cada caso pueden prevenir enfermedades. De allí la importancia de estar informados de los importantes adelantos en la investigación médica de este tema, menos difundidos incluso en su país de origen que los destinados a oscurecer el concepto al servicio de los intereses de las «empresas de salud». Tal el caso de la distinción entre estrés bueno o eustrés y malo o distrés, destinado a ocuparse sólo de los casos muy graves.Entre los avances investigativos más importantes de la última década, llamada «la década del cerebro», están los logrados por el equipo dirigido por el Dr. Van der Kolk en el Centro de Salud Mental de Harvard:6a) Síntomas conductales postraumáticos. La similitud entre las conductas humanas consecutivas al estrés y la de los primates sometidos experimentalmente a shocks ineludibles permitió el uso de investigaciones cruzadas. El común denominador en esas conductas se expresa sintéticamente como la pérdida de la capacidad de modular la excitación de acuerdo a la realidad del estímulo. Las respuestas son de «todo o nada»: explosiones agresivas contra sí mismos y los demás, o por el contrario pasividad, aislamiento emocional y social, y disminución de las reacciones defensivas normales y la capacidad de aprendizaje. El examen de laboratorio muestra una baja paradójica en los niveles sanguíneos de dopamina y norepinefrina frente a los estímulos del SNC, que normalmente los eleva. Esos niveles son similares a los registrados en los primates durante el shock ineludible debido al exceso de consumo, lo cual indica la instalación de un reflejo condicionado patológico en la respuesta de los receptores catecolamínicos al estímulo del SNC.b) Adicción al trauma: opioides endógenos. Esta nueva denominación del síntoma conductal, descripto por Freud como «compulsión a repetir el trauma», se refiere al hallazgo de la fisiopatología subyacente. En los experimentos con primates se comprobó el desarrollo de analgesia frente a shocks ineludibles repetidos en un corto plazo, mediada por la liberación de opioides endógenos que poseen los mismos efectos producidos por su administración exógena. En nuestra especie, esa analgesia explica por ejemplo la continuación de actividades atléticas con serias lesiones. Pero además las propiedades ansiolíticas, antidepresivas y tranquilizantes de los opioides producen síntomas de abstinencia frente a la cesación de estímulos estresantes, lo cual explica la búsqueda compulsiva de traumas observada por Freud. Se citan como ejemplos la reactuación en la adultez de abusos sexuales o morales sufridos en la infancia, y la frecuencia en excombatientes del enrolamiento voluntario en nuevos conflictos bélicos. La administración de naxolona atenúa los síntomas de abstinencia endógena y las conductas autoagresivas.c) Tratamiento psicoterápico y psicofarmacológico del síndrome. Los autores han ensayado diversas técnicas psicoterápicas nuevas, además de las clásicas. Los pacientes cuyos síntomas pertenecen a la serie «constrictiva» son alentados a vencer activamente sus inhibiciones interpersonales, deportivas o profesionales en forma individual o grupal, con el fin de adquirir mejores recursos adaptativos. En la serie a veces alternante y más pel^igrosa de «hiperexcitación» e impulsividad suele ser necesaria la administración de psicofármacos, a la vez que la psicoterapia se encamina al logro del juicio de realidad con respecto a las consecuencias de actitudes descontroladas. En ambos casos, la historia clínica y evaluación psiquiátrica proporcionan datos necesarios acerca de la personalidad previa para la elección de psicofármacos y tipo de psicoterapia. Según señalan los autores acertadamente, el arte l terapeuta consiste en darse cuenta de cuál es el mejor método a seguir con cada paciente, incluso en diversos momentos de su tratamiento. El psiquiatra dinámico Glenn Gabbard procura la integración entre los nuevos conocimientos de la fisiología cerebral y los de su especialidad, utilizando la nueva tecnología neurológica para la evaluación de los resultados de diferentes formas de tratamiento psicoterápico y farmacológico.7 Enfatiza además el hecho de que aún en aquellas afecciones mentales con una base genética reconocida, tales como la esquizofrenia, las depresiones endógenas y las bipolares, los episodios de descompensación están relacionados generalmente con sucesos externos desencadenantes, cuyo tratamiento psicoterápico es importante para la recuperación en cada episodio. Por otra parte, destaca que la vivencia de estrés depende de la interpretación individual y cultural de un suceso y no solamente de su importancia objetiva.En el campo de la medicina general también se investiga las consecuencias de las situaciones traumáticas. En el último Con su especialidad, utilizando la nueva tecnología neurológica para la evaluación de los resultados de diferentes formas de tratamiento psicoterápico y farmacológico.7 Enfatiza además el hecho de que aún en aquellas afecciones mentales con una base genética reconocida, tales como la esquizofrenia, las depresiones endógenas y las bipolares, los episodios de descompensación están relacionados generalmente con sucesos externos desencadenantes, cuyo tratamiento psicoterápico es importante para la recuperación en cada episodio. Por otra parte, destaca que la vivencia de estrés depende de la interpretación individual y cultural de un suceso y no solamente de su importancia ogreso Internacional de Gastroenterología de 1998 realizado en Viena8 imprevistamente inaugurado con un homenaje a S. Freud, la Dra. Susan Levenstein informó acerca de una investigación de varios años realizada con un grupo de especialistas de Roma del cual forma parte. Los resultados indican que el Helicobacter pylori, al cual se atribuye la etiología de la úlcera péptica, forma parte normalmente de la flora gastrointestinal. Es la acidificación del medio por causa del estrés lo que provoca su multiplicación excesiva, pudiendo entonces dar lugar a la úlcera.ConclusionesImportantes avances actuales en la investigación de la psicobiología del estrés integran sus descubrimientos con conocimientos logrados desde diversos enfoques, facilitando la comprensión de síntomas, efectos somáticos y los nuevos tratamientos descriptos en el trabajo. La desregulación psicofísica consecuente al estrés y sus expresiones funcionales deben ser tratadas, según el caso, en lo posible antes de convertirse en enfermedades más graves


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