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ACTIVIDAD FÍSICA Y DIETA EN ADOLESCENTES
(especial para SIIC © Derechos reservados)
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Autor:
Luis Moreno Aznar
Columnista Experto de SIIC



Artículos publicados por Luis Moreno Aznar 

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Primera edición: 7 de junio, 2021

Segunda edición, ampliada y corregida 7 de junio, 2021

Conclusión breve
Uno de los temas de más impacto y trascendencia en la actualidad, en el ámbito de la promoción de la salud, es el relativo a la actividad física y de ocio. Si tiene gran importancia en las personas adultas, con más razón interesa su conocimiento en niños y adolescentes, períodos en los cuales se establecen los hábitos de vida. No cabe duda además de que el patrón de actividad física está relacionado de una u otra manera con la alimentación y que entre ambos controlan la menor o mayor proporción de grasa acumulada en el organismo.

Resumen



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Especialidades
Principal: Medicina Interna
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ACTIVIDAD FÍSICA Y DIETA EN ADOLESCENTES

(especial para SIIC © Derechos reservados)

Artículo completo
El ejercicio físico programado y controlado en niños y jóvenes ejerce un efecto beneficioso bajo el punto de vista no sólo físico sino también psicológico. El ejercicio es capaz de reducir la masa grasa del cuerpo y aumentar la masa muscular y con ello disminuir el riesgo de padecer obesidad en edades posteriores. El ejercicio no sólo ejerce sus efectos modificando la composición corporal sino que se ha demostrado que es capaz de aumentar la denominada fracción «buena» del colesterol (HDL) y disminuir, a su vez, la fracción «perjudicial» de éste (LDL), entre otros efectos. Por otra parte, los efectos psicológicos en el niño y el adolescente son claramente evidenciables. El niño que hace deporte se encuentra más activo y sujeto a estímulos positivos que el niño que no lo practica. Además, el joven sedentario crea hábitos de dependencia, con frecuencia de la televisión, permaneciendo frente al aparato horas y horas. Esto se suele asociar además a un mayor consumo de «snacks» y «picoteos». Hay que tener en cuenta que esta tendencia de los niños y jóvenes hacia la vida sedentaria, sumado a largas estancias en el colegio, deberían condicionar que las necesidades energéticas fueran menores.Preocupados por esta situación, frecuente en los países occidentales y desarrollados, nuestro grupo ha estudiado la influencia del ejercicio físico y la actividad del niño en tiempo de ocio en los hábitos dietéticos, en diversos trabajos publicados en revistas científicas.En Zaragoza (España), se realizó un estudio transversal que incluía más de 1 000 adolescentes, de diferentes categorías sociales y económicas, de 12 a 16 años de edad y de ambos sexos. La muestra estudiada era representativa de los adolescentes de dicha ciudad, que tiene en la actualidad 600 000 habitantes. Cada niño cumplimentó una encuesta sobre actividad psicofísica, otra sobre hábitos alimentarios y otra sobre las características sociales y económicas de su familia. Con ello se han podido determinar la frecuencia de ingesta de cada tipo de alimento en cada comida, los snacks consumidos entre las ingestas principales (desayuno, comida, merienda y cena) y la relación entre estas variables y la actividad física de cada niño, individualmente y por grupos de edad, sexo y categoría social. Desde el punto de vista metodológico, cabe destacar que en este estudio se han publicado los cuestionarios utilizados, donde se puede observar que se han recogido de manera detallada tanto la ingesta de alimentos, como las distintas actividades desarrolladas a lo largo del día.Se observó que los adolescentes que realizaban más actividad física consumían con mayor frecuencia determinados alimentos, como huevos, leche, carne, pescado, verduras y frutas, entre otros. Por otra parte, el tiempo de permanencia diaria ante el televisor se asociaba también con una ingesta más frecuente de cereales y derivados, verduras, frutas, carne y pescado, así como «picoteos» de las denominadas «chucherías»; es decir, de productos salados y dulces que llevan en su composición abundante sal, azúcar y conservantes, consumidos sobre todo entre las comidas principales.El hábito sedentario, que es más acentuado en adolescentes de bajo nivel social, implica reposo y facilita la tendencia a ingerir este tipo de comida que hace aumentar el consumo calórico de manera importante y, por lo tanto, el riesgo de padecer trastornos cardiovasculares, en edades incluso precoces.En el caso específico de la práctica de ballet y de gimnasia rítmica hemos observado que la tendencia de los hábitos dietéticos está claramente definida. Las niñas que practicaban estas modalidades de deporte tenían tendencia a ingerir con menor frecuencia los alimentos encuestados cuanta mayor era la dedicación horaria a este tipo de deporte. Esta situación de restricción dietética se debe, probablemente, a que estas niñas precisan mantener un peso determinado y adecuado para ser competitivas. Por esta circunstancia se evidencian, en este grupo de jóvenes, cierto retraso de crecimiento y desarrollo. Destaca el retraso en la aparición de la menstruación, originada por los efectos metabólicos producidos, capaces de inhibir la función hormonal, como hemos podido constatar en nuestros estudios, al igual que otros autores.En el mismo grupo de adolescentes también se analizó posteriormente el impacto del tipo de actividad realizada, en la composición corporal. Se pudo observar que sobre todo las actividades sedentarias se asociaban a un exceso de grasa corporal, lo cual era más importante en el sexo femenino.Como conclusión podemos admitir, de acuerdo con nuestra experiencia, que el sedentarismo y la práctica deportiva tienen un impacto directo en la alimentación y en la dieta de los niños y adolescentes y que, por distintos mecanismos, ambas condicionan una mayor ingesta energética. Mientras los efectos de la práctica deportiva son positivos, los del sedentarismo no lo son. En grupos concretos de adolescentes que practican ballet o gimnasia rítmica, se detecta una baja ingesta energética, que puede condicionar carencias específicas de micronutrientes y, en algunos casos, la aparición de un trastorno del comportamiento alimentario como puede ser la anorexia nervosa. Los efectos negativos no sólo de ver la televisión, sino también de otras actividades como el uso excesivo de video juegos, ordenadores, etc., se deben evitar estimulando en los niños otro tipo de actividades y evitando períodos de tiempos prolongados con estos pasatiempos. La salud de los adolescentes y de los adultos jóvenes nos lo agradecerán.


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