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MORBILIDAD PSIQUIATRICA ASOCIADA A ENURESIS INFANTIL
(especial para SIIC © Derechos reservados)
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atienza.gif Autor:
M Gurpegui
Columnista Experto de SIIC



Artículos publicados por M Gurpegui 

Recepción del artículo: 1 de junio, 2000

Aprobación: 11 de julio, 2000

Primera edición: 7 de junio, 2021

Segunda edición, ampliada y corregida 7 de junio, 2021

Conclusión breve
El tratamiento de la enuresis infantil podría ser instaurado por los servicios de pediatría y sólo aquellos casos en los que se sospeche la implicación etiopatogénica de factores emocionales deberían ser remitidos a las unidades de psiquiatría.

Resumen



Clasificación en siicsalud
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Especialidades
Principal: Salud Mental
Relacionadas: Atención PrimariaEpidemiologíaMedicina FamiliarMedicina InternaNeurologíaPediatría

MORBILIDAD PSIQUIATRICA ASOCIADA A ENURESIS INFANTIL

(especial para SIIC © Derechos reservados)

Artículo completo
Introducción y objetivos La enuresis es definida por el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales como la emisión repetida de orina (voluntaria o intencionada) en un niño de más de 5 años de edad, cuya frecuencia sea de dos episodios semanales, al menos, durante 3 meses consecutivos o bien que provoque un malestar clínico significativo o deterioro social, académico o de otras áreas importantes de la actividad del individuo. Sigue existiendo controversia en cuanto a los mecanismos etiopatogénicos y posiblemente no exista ningún modelo teórico ni modalidad terapéutica que sea válida para todos los casos. En el momento actual estamos lejos de las posiciones defendidas por algunos autores como Ajuriaguerra y Marcelli (1984), que consideraban que los factores psicológicos son los más relevantes para explicar la etiopatogenia del proceso de los niños con enuresis. En lo que sí parece existir acuerdo es en reconocer que el trastorno enurético es un síntoma frecuente, que va disminuyendo con la edad y que normalmente ocasiona un malestar en el niño y su familia. Por esta razón es conveniente instaurar un tratamiento precoz, pues aunque primariamente la enuresis no se asocie a una mayor morbilidad psiquiátrica, como podremos comprobar, el riesgo de aparición de síntomas de sufrimiento psíquico (baja autoestima, miedo a participar en actividades que impliquen pernoctar fuera del hogar, descalificaciones de los hermanos y de los padres, etc.) es más frecuente en los niños afectados de enuresis, por lo que está indicado un tratamiento precoz. El objetivo del presente trabajo fue conocer las características clínicas y epidemiológicas de los niños enuréticos que consultaban en nuestra unidad, focalizando nuestro interés especialmente en conocer la prevalencia de patología psiquiátrica asociada al proceso enurético y si ésta se relacionaba con algún tipo de enuresis en particular. Sujetos y métodoSe trata de un estudio observacional retrospectivo y exploratorio. Se revisaron un total de 2 315 historias clínicas, que se correspondían al total de niños que consultaron consecutivamente a lo largo de 5 años (1992-1997). Se recogió información sobre el género, la edad, el tipo de enuresis, la patología psiquiátrica asociada y las características sociofamiliares. Los diagnósticos de enuresis y de los trastornos _:É3 psiquiátricos asociados se realizaron según los criterios del DSM-IV.ResultadosLa enuresis fue el motivo de consulta en 230 sujetos (9,9%), cuya edad media fue de 9.0 años (DE=2.9; rango, 5-18). La enuresis nocturna primaria (ENP) fue la más frecuente (67,6%), seguida de la enuresis nocturna secundaria (ENS) (18,9%) y de la mixta (EM) (13,5%). Todas las formas clínicas fueron más frecuentes en los niños que en las niñas. La estructura familiar, las dificultades económicas expresadas y el rendimiento escolar no se asoció significativamente con ningún tipo de enuresis. En el 19.5% de los pacientes se detectó patología psiquiátrica; se encontró que el riesgo de padecer patología psiquiátrica es 2.52 veces mayor en los varones, de 2.17 veces mayor en los niños menores de 9 años, y 2.77 veces mayor en las ENS y EM que en las ENP. DiscusiónNuestros resultados no difieren de otros realizados sobre la población general, por lo que inferimos que, al menos en nuestro medio, los niños y niñas con enuresis atendidos en la unidad de salud mental infantil no presentan características epidemiológicas y clínicas diferentes de las definidas para la población general. Así tenemos que incluso la prevalencia de enuréticos en nuestra muestra (9.9%) es similar a los encontrados en estudios con muestras poblacionales realizados en nuestro medio. En principio, cabría esperar que las proporciones de los diferentes subtipos clínicos de enuresis fueran distintos según se tratara de muestras clínicas (psiquiátricas) o poblacionales. Sin embargo, existe cierta homogeneidad en todas las series, y coincide con nuestros resultados. La mayoría de los estudios, al igual que el nuestro, refieren que las formas primarias suelen ser entre dos y tres veces más frecuentes que las secundarias. Esto nos indica que la demanda de consulta no viene influida por el hecho de padecer un tipo u otro de enuresis, como cabría esperar, pues ya hemos comentado que las formas secundarias, y especialmente las mixtas, presentan mayor morbilidad psiquiátrica . Los niños presentan más patología psiquiátrica asociada que las niñas, pero pensamos que esto es así no porque los niños con enuresis sean más vulnerables a la patología psiquiátrica que las niñas con enuresis, sino porque los varones, en términos generales, presentan más patología psiquiátrica que las mujeres; esto también es cierto para la población de enuréticos. Nos ha llamado la atención encontrar que el riesgo de patología psiquiátrica es mayor en los niños de menor edad que en los mayores (punto de corte 8 años). Esto contradice la hipótesis, propuesta por Butler (1987), de que los niños mayores con enuresis estarían expuestos a una mayor morbilidad psiquiátrica debido al mayor tiempo de evolución y a que la desaprobación familiar sería más acentuada. Pensamos que lo que indican nuestros datos es que en edades tempranas algunos niños y niñas pueden manifestar enuresis como mecanismo de expresión de malestar psicológico, pero conforme avanza la edad el individuo dispone de otros recursos, siendo lógico inferir que, si continúa ­7É3 manifestando la incontinencia, ésta se deba más a causas uropatológicas, neurológicas, hormonales, etc. Igualmente podrían surgir cambios en las actitudes cognitivas de los padres en este sentido. Los sujetos con ENS y EM (especialmente estas últimas) manifiestan un mayor riesgo de padecer patología psiquiátrica. Estos resultados son concordantes con los enunciados por otros autores. Posiblemente las niñas con enuresis mixtas (diurnas/nocturnas) conforman un subgrupo especialmente vulnerable para la mbilidad psiquiátrica, pero al ser la entidad menos frecuente se necesitarían series más amplias y diseños metodológicos específicos para esta población. Por último, merece hacerse un breve comentario sobre las variables sociofamiliares analizadas; los resultados obtenidos sobre el lugar entre los hermanos, nivel socieconómico y rendimiento académico tal vez no sean el reflejo de lo que ocurre en la población niños enuréticos sino que probablemente tengan que ver con la población de donde han sido extraídos estos niños y niñas. Para conocer la relación de estas variables con el proceso enurético hubiera sido necesario disponer de un grupo control sano, por lo que nuestros datos no nos permiten ir más allá del nivel puramente descriptivo.Conclusión ää 1. Los niños y niñas con enuresis atendidos en un Servicio de Salud Mental Infantil presentan características clínico-epidemiológicas similares a las descriptas para los enuréticos de la población general. ää 2. Los niveles de psicopatología de los niños enuréticos atendidos en un servicio de salud mental infantil no son más elevados (al menos en nuestro medio) que los encontrados en la población general. ää 3. El riesgo de morbilidad psiquiátrica es mayor en los varones, en los niños menores de 9 años y en los subtipos de enuresis secundarias y mixtas. ää 4. Por tanto, probablemente, los criterios por los que los niños con enuresis son remitidos a los servicios de salud mental infantil no se rigen por la presencia de síntomas psicopatológicos. El tratamiento podría ser instaurado por los servicios de pediatría y sólo aquellos casos en los que se sospeche la implicación etiopatogénica de factores emocionales deberían ser remitidos a las unidades de psiquiatría del niño.


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