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Tres años atrás, el Dr. Howard Noack y yo publicamos un trabajo en el Southern Medical Journal. En ese estudio intentamos resumir los datos sobre los que se basa la actual teoría de la biogénesis de la migraña y considerar cómo nuestros crecientes conocimientos acerca de sus orígenes podrían aplicarse a una terapia más eficaz. Si bien aún no hemos identificado la localización precisa o la neurofisiología del «generador» de la migraña primaria dentro del sistema nervioso central, un vasto conjunto de investigaciones surgidas luego de la aparición de nuestra publicación han servido para reforzar la teoría de que la migraña representa una sinfonía compleja de interacciones que involucran el sistema periférico trigeminovascular y una corteza y tronco encefálico intrísecamente inestables.Existen crecientes evidencias para considerar que la migraña es una afección hereditaria. Mientras que los locus genéticos más típicos y prevalentes de los fenotipos clínicos de la migraña son desconocidos, los investigadores han localizado el marcador genético para la migraña hemipléjica familiar. Puede ser que una predisposición genética establezca la instalación de la migraña mediante la inducción de alteraciones en los canales de calcio. Esto, a su vez, promueve inestabilidad neurofisiológica dentro de las estructuras que influyen en la transmisión central del dolor, resultando en un descenso del umbral biológico a la cefalea. Si este sistema inestable por causas hereditarias es luego provocado por una conmoción interna o externa (caída súbita del tenor estrogénico, ciertos estímulos visuales, estrés súbito, transgresiones dietéticas) reacciona de manera rápida provocando el conocido dolor de cabeza y los síntomas asociados de la migraña. En efecto, la migraña es una alucinación de dolor, del mismo tipo que las alucinaciones producidas durante la deprivación aguda de alcohol y las de tipo auditivo características de la esquizofrenia clínicamente inestable. A pesar de que este punto continúa siendo objeto de considerable controversia, las investigaciones emergentes parecen indicar que los cambios neurofisiológicos que promueve y produce inicialmente el síndrome clínico de migraña se extienden desde el sistema nervioso central a la periferia. En síntesis, el origen de la migraña parece residir en el cerebro.–Qué consecuencias tienen estos hechos sobre las terapias existentes y sobre las que los investigadores intentan desarrollar En primer lugar, hay una real posibilidad de que un fenotipo clínico simple de migraña (por ejemplo, el típico paciente con migrña episódica con o sin aura visual) puede ser un reflejo de un número de diferentes genotipos y de una variedad de aberraciones neuroquímicas y neurofisiológicas. Si esto es cierto, es poco factible especular con que una simple medicación profiláctica o abortiva pueda resultar eficaz para todos los ­7É3 enfermos con este fenotipo. Los antecedentes de los pacientes pueden ser más o menos similares, pero la biología subyacente quizá sea bastante diferente. Lo que nosostros requerimos es un medio para poder fácil y certeramente predecir a qué medicación o medicaciones el paciente responderá positivamente. El método del «ensayo y error» en el manejo farmacológico de la migraña es tedioso tanto para los pacientes como para los clínicos, sin mencionar los gastos y la predisposición para provocar efectos colaterales y falta de aceptación.Desde el lado positivo, contamos con un creciente arsenal de medicaciones para profilaxis y manejo sintomático de la migraña. Las mejores de ellas han probado sus méritos en nuevos modelos de migraña desarrollados en animales, produciendo en el ámbito del laboratorio efectos biológicos que los humanos pueden utilizar para el alivio clínico. La aplicación del método científico para la investigación de la migraña ha acelerado nuestro conocimiento sobre esta afección frecuente y produjo avances en su tratamiento en cierto modo revolucionarios. Por otra parte, las investigaciones en curso y futuras depararán nuevos aportes de indudable interés.