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TEORIAS EVOLUCIONISTAS DE LAS ESQUIZOFRENIAS
(especial para SIIC © Derechos reservados)
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Autor:
Julio Sanjuan Arias
Columnista Experto de SIIC



Artículos publicados por Julio Sanjuan Arias 

Recepción del artículo: 24 de mayo, 2002

Aprobación: 0 de , 0000

Primera edición: 7 de junio, 2021

Segunda edición, ampliada y corregida 7 de junio, 2021

Conclusión breve
Se presenta una revisión crítica de las principales hipótesis evolucionistas en relación con la esquizofrenia para intentar finalmente una integración con otros modelos etiopatogénicos.

Resumen

La distribución universal de la esquizofrenia, asociada a la baja fertilidad de estos pacientes, plantea la paradoja de por qué no disminuye la prevalencia del trastorno. Se hace una revisión crítica de las hipótesis evolucionistas que han intentado resolver la cuestión. Algunas teorías han postulado una ventaja fisiológica o social de la esquizofrenia. Otras han analizado esta enfermedad desde el marco de la psicología evolucionista. Se destacan aquellas que han buscado una asociación de los postulados darwinistas con datos genéticos o de neurodesarrollo. Se plantea finalmente una posibilidad de integración de los modelos evolucionistas y neuropsicológicos.

Palabras clave
Evolucionismo, esquizofrenia, neurodesarrollo, Darwin, Crow

Clasificación en siicsalud
Artículos originales> Expertos del Mundo>
página www.siicsalud.com/des/expertos.php/20258

Especialidades
Principal: Salud Mental
Relacionadas: EpidemiologíaGenética HumanaNeurología

Enviar correspondencia a:
Dr. Julio Sanjuan Arias. Facultad de Medicina Valencia. Blasco Ibáñez 15.46010. Valencia. España

Abstract
The universal distribution of the schizophrenia associated with the low fertility of these patients outlines the paradox: why does the prevalence of this dysfunction not diminish. The main hypotheses that have intended to solve this question are critically reviewed. Some theories have postulated a physiologic or social advantage of the schizophrenia. Others have analysed this illness from the perspective of the evolutionary psychology. We emphasize those theories that have looked for an association of a Darwinian approach with genetic or neurodevelopmental data. Finally a possibility of integration of the evolutionary and neuropsychological models is proposed.


Key words
Evolutionism, schizophrenia, neurodevelopment, Darwin, Crow

TEORIAS EVOLUCIONISTAS DE LAS ESQUIZOFRENIAS

(especial para SIIC © Derechos reservados)

Artículo completo
Introducción
Resulta curioso la poca influencia que ha tenido, hasta hace poco, la trascendental obra de Charles Darwin (1,2) en el campo de la psiquiatría. Esto queda bien reflejado en el hecho de que ninguno de los dos grandes padres de la psiquiatría, Kraepelin y Bleuler, hagan siquiera mención de las teorías de la evolución. En estos últimos años el panorama está cambiando y las teorías de la evolución se están introduciendo con fuerza tanto en la psicología (3-5) como en la psicopatología (6,7). Cabe señalar algunas de las primeras aportaciones de autores hispanos que han reivindicado un enfoque evolucionista en la comprensión de la psicopatología (8-10). El propósito de este artículo es presentar una revisión crítica de las principales hipótesis evolucionistas en relación con la esquizofrenia e intentar finalmente una integración con otros modelos etiopatogénicos.Para empezar a explicar cómo surgen las teorías evolucionistas en relación con la esquizofrenia, hay que recordar en primer lugar los aspectos básicos de nuestro conocimiento sobre este trastorno. Así, en su famoso libro sobre la demencia precoz, Eugen Bleuler escribía (11):

"No sabemos lo que es realmente el proceso esquizofrénico en los casos avanzados; los hallazgos anatómicos muestran una ligera atrofia cerebral y ciertos cambios histológicos. Sin embargo, las implicaciones de estos hechos nos son desconocidas." (Demencia precoz del grupo de las esquizofrenias, pág. 480)
¿Qué es lo que hemos avanzado en estos casi 90 años Tenemos una serie de datos que podemos considerar "duros". Sabemos por ejemplo, gracias a los estudios internacionales, que la esquizofrenia tiene una prevalencia universal (12), que al menos en lo referido a sus síntomas clínicos característicos tiene un comienzo en la adolescencia, y que hay un importante componente de carga genética aunque dicho factor no es suficiente para explicar la enfermedad (13-15). Hay otros datos también para tener en cuenta aunque no son tan "duros", ya sea porque pueden ser cuestionados parcialmente o porque sólo afectan a un subgrupo de pacientes con diagnóstico de esquizofrenia. Me refiero a la dilatación ventricular, que afectaría entre el 20% y el 40% de estos pacientes (16,17); a la mejoría sintomática con antipsicóticos, que alcanzaría el 70% (18); al déficit cognitivo, que se reconoce entre el 50% y el 80% (19); y al comienzo más tardío en las mujeres (20), hecho que podría estar condicionado por variables culturales (21).De todos estos datos, el que sirve como punto de partida para las teorías evolucionistas es el primero: la universalidad de la esquizofrenia. Tal universalidad va en contra de factores sociales o biológicos y también en contra de una mutación local que afecte a un solo sector de la población. El dato se une a una cuestión paradójica clave: siguiendo las reglas de la selección natural, dados el importante componente genético y la reconocida menor fertilidad (más marcada en los varones) de los pacientes esquizofrénicos (22), ¿por qué no se produce una disminución de la prevalencia del trastorno Vamos a hacer, en primer lugar, una revisión crítica de las diversas teorías que han dado una posible explicación a esta paradoja, para luego intentar integrarlas en los modelos neuropsicológicos.La búsqueda del gen ventajoso
Una posible explicación a dicha paradoja sería que el trastorno esquizofrénico estuviera unido a algún tipo de ventaja que justificara su permanencia. Una de las primeras referencias que trataba de dar una respuesta a esta paradoja fue el artículo de Huxley, Mayr y Osmond (23), donde se partía de la idea de la esquizofrenia como una enfermedad debida a un gen de dominancia parcial y de penetrancia variable que predisponía a una mayor resistencia al dolor y a las infecciones. Esta mayor resistencia a las infecciones también fue defendida por Carter y Watts como ventaja entre los esquizofrénicos y sus familiares (24). En la actualidad, los estudios de comorbilidad en la esquizofrenia no apoyan estas suposiciones (25). Hay dos datos que parecen contrastados y merecen la atención: la asociación negativa entre la esquizofrenia y las enfermedades reumáticas (26) y la más reciente confirmación de la menor prevalencia de cáncer entre los familiares de los pacientes esquizofrénicos (27). Aunque la relevancia etiopatogénica de estas correlaciones negativas está por resolverse, pueden apuntar a la búsqueda de genes candidatos en los estudios de asociación.Dejando de lado las posibles ventajas fisiológicas, muchos más autores han abordado el tema de la persistencia de la esquizofrenia desde una perspectiva sociobiológica (28). En este sentido la pregunta a responder es: ¿Qué puede hacer que la conducta esquizotípica resulte social o interpersonalmente ventajosaUna de las respuestas más tradicionales es la relación entre locura y creatividad. Esto fue defendido tradicionalmente por Maudsley (29) y posteriormente por Karlson (30). En España, Vallejo Najera, en su conocido libro "Locos Egregios" (31), defiende la hipótesis contraria: los genios locos son genios a pesar de la locura y no gracias a ella. No obstante, la posición predominante hoy día sobre la relación entre locura y creatividad es plantear una correlación positiva, sobre todo en lo que se refiere a la psicosis afectiva. Para una revisión sobre este tema se pueden consultar algunas de las recientes monografias al respecto (32,33).Otros autores han orientado sus propuestas en las ventajas sociales de la "asociabilidad" que aparece en la personalidad esquizotípica. Así Moran (34) hace referencia a la mayor movilidad territorial (salida del grupo social) propuesta, que coincide con matices con la realizada por Allen y Sarich (35) de la personalidad odiseica, o la más reciente de Steven y Price de la identificación del esquizotípico con el líder carismático (36). En un planteamiento inverso, Kellet propone que dicha personalidad es adaptativa en la medida que permite una mejor defensa del territorio (37). Aunque algunas de estas teorías puedan ser muy sugerentes, parten de la confusión entre prevalencia y adaptación (38) y no dan una explicación de la esquizofrenia como tal sino más bien de la personalidad esquizotípica.De la psicología evolucionista a la psicopatología
Si bien las principales teorías sobre el origen y funcionamiento de la mente se han centrado en el desarrollo ontogenético (bien sea en el desarrollo emocional [Freud] o cognitivo [Piaget]), desde hace ya casi dos décadas autores de diversas disciplinas han intentado establecer una teoría del origen y funcionamiento mental a partir de datos paleontológicos (39-41) o más recientemente dentro de la llamada psicología evolucionista (4,5). Los principios básicos, según Crawford de la psicología evolucionista son tres:
  • Hay una naturaleza humana universal, con mecanismos psicológicos comunes, más allá de las conductas expresadas culturalmente
  • Estos mecanismos psicológicos son adaptaciones desarrolladas por los mecanismos de selección natural
  • Las adaptaciones que contribuyen a la formación de los mecanismos de la mente humana se establecen en el pleistoceno (entre dos millones a cien mil años) y no en circunstancias modernas.
Era inevitable que en este intento de explicación del origen filogenético o paleontológico de la mente algunos autores hicieran referencia a una teoría evolucionista de la esquizofrenia. Millar (42), utilizando el modelo de Mclean de la filogenia cerebral (43), postula que la esquizofrenia sería fruto de una desconexión entre el paleo y el neocortex. Jayne (44) centra el origen de la esquizofrenia en la aparición del lenguaje y en un fracaso en el proceso de especialización hemisférica. Brothers (45) plantea el origen en una alteración del llamado "cerebro social" (46) en una desconexión fronto-diencefálica. Bemporad (47) ha sugerido que la alteración nuclear de la esquizofrenia sería una alteración de los genes reguladores para programar los genes estructurales responsables del proceso de neotenia. La neotenia es un clásico concepto evolucionista que se refiere al mantenimiento de las características juveniles en la edad adulta, y se ha sugerido que la persistencia no solo morfológica sino psicológica (curiosidad, actitud exploratoria en la edad adulta) sería una de las características específicamente humanas (48). Siguiendo esta búsqueda de lo que es esencialmente humano, Grusse (49) propone que la esquizofrenia es un trastorno de la comunicación y en particular del reconocimiento facial; la alteración estaría localizada en las áreas de asociación visual del hemisferio derecho. Feirman (50), apoyado en los estudios neurofisiológicos y en particular en las alteraciones del sueño delta en esquizofrénicos (51), recupera la antigua relación entre sueño y psicosis y postula que estos pacientes tendrían una disposición nocturna con cambio básico del ritmo circandiano como consecuencia de una alteración en el proceso filogenético que les llevaría a un estado cerebral nocturno ().En la asociación entre el origen del Homo sapiens y el del trastorno esquizofrénico, Horrobin (52) ha propuesto que el origen de la esquizofrenia se relacionaría con el de la creatividad. Esta, según indicios arqueológicos, comenzó a manifestarse hace cien mil años e iría ligada originariamente a variaciones en el metabolismo y bioquímica de los fosfolípidos que serían responsables del crecimiento y conectividad neural del Homo sapiens.Más recientemente, desde unas posiciones menos ambiciosas y especulativas, Sullivan y Allen (53) han realizado un estudio para comprobar la hipótesis del déficit "inteligencia maquiavélica" en estos pacientes y pasan una escala autoaplicada Mach IV, comparando los resultados entre a 51 esquizofrénicos con 93 individuos control. Esta "inteligencia maquiavélica" se refiere a la capacidad para interpretar los sentimientos y conductas de los otros. Los resultados van a favor de que los esquizofrénicos varones, pero no las mujeres, puntúan significativamente más bajo en esta escala que los individuos control, lo cual lleva a los autores del estudio a relacionarlos con las diferencias clínicas entre hombres y mujeres que padecen esquizofrenia (20). Todas estas teorías pecan de sobresimplificar un trastorno tan complejo como la esquizofrenia a una única causa y, sobre todo, sólo establecen una sesgada relación con los datos neuropsicológicos o genéticos que tenemos sobre el trastorno. En este sentido es aplicable la crítica de Guze cuando afirma:
"A menos que las teorías evolucionistas estén directamente ligadas al conocimiento genético y fisiológico de por qué algunas personas caen enfermas y otras no, son demasiado vagas y generales para ser útiles en medicina" (54).
Es por ello que vamos a prestar especial atención a las teorías evolucionistas que han centrado su atención en los hallazgos genéticos neuropsicológicos. Estudios genéticos: la hipótesis del continuo normalidad-psicosis
Uno de los estudios más interesantes y provocadores desde una perspectiva evolucionista sobre el origen de la psicosis fue publicado hace 23 años por J.D. Farley (55). Este autor hace hincapié en que los investigadores que proponen un modelo poligénico de la esquizofrenia no se paran, en su mayoría, a explicar el papel que desempeñan dichos genes en individuos normales. Para este autor los genes que predisponen a las psicosis funcionales son probablemente poligenes y deben estar presentes y distribuidos de forma continua en la personalidad normal. La explicación de la esquizofrenia vendría dada por que es un extremo de la variabilidad genética en un proceso acumulativo de rasgos predisponentes, con una dificultad para adaptarse a las situaciones de hiperestimulación. Esta hipótesis es semejante en cierto modo a la propuesta más reciente de McGuire y Troissi de los rasgos múltiples subóptimos (6).Hay que recordar que autores tan clásicos como el propio Bleuler ya sugerían esta posibilidad. Este afirmaba: "Una descripción de los síntomas sólo puede fundarse en los casos de corte más nítido. Pero es importante reconocer que ellos existen en grados diversos en toda la escala que va desde lo patológico a lo normal; asimismo, los casos más leves (esquizofrénicos latentes con síntomas mucho menos manifiestos) son muchas veces más comunes que los casos evidentes" (pág 20).Lo interesante del planteamiento no es sólo que coincida con la sugerencia de Bleuler sino que es coherente con los hallazgos de los estudios actuales de la genética cuantitativa en la esquizofrenia (10,11). También es coherente con el eterno problema de la inespecificidad de los marcadores biológicos cuando ampliamos la muestra y nos vamos confundiendo con la normalidad. Es coherente, asimismo, con los modelos de continuidad de los déficit neuropsicológicos en la esquizotipia y en la esquizofrenia (56). También es coherente con los estudios sobre la carga familiar en pacientes con personalidad esquizotípica (57) y con los datos epidemiológicos en los estudios longitudinales de comorbilidad (58), o el reciente hallazgo de que el 14% de la población general tiene síntomas psicóticos sin diagnóstico psiquiátrico (59). En definitiva, la hipótesis de que al menos una parte de ese complejo trastorno que denominamos esquizofrenia no sea más que el extremo de la variabilidad normal es consistente con suficientes datos como para tenerla en consideración. La otra hipótesis interesante, en relación con estudios genéticos y evolutivos, es la propuesta de Gerike (60). Este autor destaca que una de las características propias de los mamíferos es la fragilidad cromosómica y el mayor grado de mutabilidad intraespecie, lo que les facilitaría la variabilidad de conducta y por tanto la mayor capacidad de adaptación a nuevos nichos ecológicos. En los extremos de esta mutabilidad se encontrarían, por un lado, las mutaciones favorables de las que resultarían individuos muy adaptados; y por el otro, las mutaciones desfavorables responsables de individuos con trastornos de conducta, entre los que se hallaría la conducta esquizofrénica.Teorías evolucionistas en relación con el neurodesarrollo
Si hoy en día la mayoría de los autores tiende a conceptualizar la esquizofrenia como una enfermedad del neurodesarrollo (61), es entendible que prestemos especial atención a las hipótesis evolucionistas que se han asociado con dicho planteamiento.El primer autor que postuló una teoría evolucionista y que asoció en ella tanto la filogenia como la ontogenia cerebral fue Randall (62-64). Dicho autor centra su teoría en el planteamiento de que la expansión cerebral que supuso la evolución de los homínidos conllevó un aumento del territorio de conectividad neural. De este modo se facilitó la aparición de nuevas habilidades, tales como el lenguaje, pero al mismo tiempo aumentaron las posibilidades de una mala conectividad, lo que sería causa de diferentes trastornos neuropsiquiátricos. Para deducir dónde se produce la mala conectividad en la esquizofrenia, este autor se basa en el momento de aparición de la enfermedad, la adolescencia, y plantea que si la maduración cerebral más tardía corresponde a las fibras del cuerpo calloso, se deduce que es un trastorno de dicha conectividad interhemisferica el que origina la enfermedad. Es interesante destacar, como veremos luego, que esta idea de la mala conectividad es un aspecto esencial de las hipótesis neuropsicológicas actuales.T. Crow: La esquizofrenia, el precio del Homo sapiens por el lenguaje

El autor más prolífico y reconocido en defensa de las hipótesis evolucionistas de la esquizofrenia es sin duda T. Crow. Las teorías de Crow sobre la etiopatogenia de la esquizofrenia han variado mucho en estos últimos 20 años (65-70). Nos centraremos en sus últimas propuestas (69,70) haciendo un análisis crítico de ellas. Aparte de su propia trayectoria de investigación, las teorías de Crow se basan en estos momentos en cuatro puntos: la teoría de la mente bicameral de Jayne (44), la hipótesis del gen de la dominancia derecha de Annett (71), las teorías del desarrollo filogenético cerebral de Randall, que ya hemos comentado (64), y por último ha incorporado las teorías del psicolingüista alemán Buhler (72). Crow, que hasta el año 1988 defendió las hipótesis virales de la enfermedad, se rindió ante la evidencia de que tal teoría chocaba frontalmente con la universalidad de la enfermedad. Entonces modificó su hipótesis, sustituyendo el retrovirus por un único gen y englobándolo todo en un marco dentro de la teoría de la evolución.De forma esquemática, lo que Crow propone es que el mismo gen de dominancia manual de Annett sería responsable de la dominancia cerebral, por lo tanto de la aparición del lenguaje en los homínidos y también de los síntomas nucleares de la esquizofrenia que se producirían por una alteración en el desarrollo de las conexiones hemisféricas. Crow plantea además que este gen estaría ligado al cromosoma X, lo que explicaría las diferencias de las asimetrías cerebrales entre hombres y mujeres y también las diferencias clínicas según el sexo. ¡Demasiado para un solo gen! Los principales datos para apoyar su teoría, además de la universalidad de la esquizofrenia, serían las posibles anormalidades en el cuerpo calloso en estos pacientes (73), las alteraciones en la lateralidad en los niños con alto riesgo de desarrollar esquizofrenia (74) y la edad de comienzo más tardío en la mujer (17). Las principales críticas a la hipótesis de Crow son, en primer lugar, a su propuesta genética, ya que todos los estudios genéticos apuntan a un modelo poligénico y no monogénico (10-12). El segundo aspecto es la falta de especificidad de las alteraciones en la lateralización cerebral que, de existir, no serían exclusivas de la esquizofrenia (75,76). Por ejemplo, si el déficit de lateralización cerebral es la clave de la esquizofrenia ¿cómo es que los niños disléxicos, en donde hay claros indicios de esta alteración de la lateralización cerebral (77), no tienen mayor prevalencia del trastorno En definitiva, la hipótesis de Crow es muy atractiva en cuanto a su capacidad de asociar datos e integrarlos en una teoría común, teoría que para él es la única que explica el conjunto de interrogantes que plantea el trastorno.Dentro de los postulados evolucionistas, Yeo y colaboradores han sugerido lo que denominan el modelo de inestabilidad del desarrollo (78). Según este modelo habría tres procesos evolutivos implicados en la etiología de la esquizofrenia. Primero, las mutaciones que provocan una inespecifica inestabilidad del neurodesarrollo. Segundo, genes específicos que afectan nuestra resistencia a la enfermedad. Tercero, la homocigosidad como factor que contribuye a la inestabilidad del desarrollo. A diferencia de la hipótesis monogénica, estos autores postulan un modelo evolucionista poligénico, más de acuerdo con la mayoría de los estudios genéticos. Además, aunque para estos autores la lateralización cerebral sería, al igual que para Crow, un acontecimiento capital para la comprensión de la esquizofrenia, sostienen que no serían las áreas del lenguaje las afectadas primariamente sino las estructuras temporales y de la región orbitofrontal, siguiendo en este sentido el planteamiento de Bogerts (79).Llegados a este punto, debemos plantearnos qué relación guardan estas teorías con los modelos sobre la esquizofrenia más aceptados actualmente. Esto es lo que vamos a intentar en el siguiente apartado.La esquizofrenia como síndrome de desconexión
Durante años la neuropsicología tradicional ha intentado abordar el problema de la esquizofrenia con el mismo planteamiento que el realizado para las lesiones cerebrales focales. Así, la pregunta esencial era "¿cuál es el déficit cognitivo específico de la enfermedad", que traducido a términos localizacionistas significa "¿dónde está la lesión" (80). Las propuestas han sido tan variadas que prácticamente ninguna área cerebral ha quedado libre de la acusación de ser el lugar responsable de la enfermedad. Y a pesar de los importantes avances registrados, no se ha encontrado un tipo de déficit especifico de la enfermedad (81). Mas recientemente, gracias a las técnicas de neuroimagen, se ha retomado la antigua idea de Bleuler (11) de conceptualizar la esquizofrenia como un síndrome de desconexión (80-83). Sin embargo aquí también las propuestas de posibles desconexiones son múltiples (ver tabla 1).
B. Bogerts defiende, a partir de diferentes datos tales como las formas secundarias de psicosis por lesiones diencefálicas, de los hallazgos de neuroimagen o de los modelos farmacológicos, la disfunción de las conexiones témporo-límbicas para explicar sobre todo los síntomas positivos (79). Spence y colaboradores abogan, a partir de las posibles disfunciones verbales, por una desconexión del cíngulo anterior y la región prefrontal (84). Andreasen y su grupo (85,86 ), a partir de los datos de técnicas de neuroimagen (PET y RNMf), sugieren el concepto de "dismetría cognitiva", en la que el circuito básicamente alterado sería el que conecta el lóbulo prefrontal, el tálamo y el cerebelo. McGuire y colaboradores han analizado los mecanismos potencialmente implicados en las pseudoalucinaciones auditivas. Mediante tomografía de emisión positrónica, encuentran un fracaso en la activación de áreas temporales y sugieren la desconexión entre las áreas fronto-temporales como un aspecto clave de la patogenia de la esquizofrenia (87).Daniel Weinberger, en un trabajo ya clásico en defensa de la hipótesis del neurodesarrollo (88), sostiene que la principal causa del trastorno sería la desconexión fronto-diencefálica originada por una alteración en el desarrollo de las estructuras dorsolaterales del cortex prefrontal. Para una actualización de esta hipótesis e intento de integración de las teorías neuroquímicas, se puede consultar la revisión de Weickert y Weinberger (89).Algunos de los datos más relevantes en lo que se refiere a la neuropatología de la esquizofrenia son los hallazgos de Lynn Selemon y Patricia Goldman-Rakic, consistentes en una hiperdensidad neural en el cortex prefrontal (áreas 46 y 49) con reducción del neuropilo. Estos datos han reforzado la hipótesis del cortex prefrontal como uno de los candidatos a presentar una alteración temprana que luego repercutiría en la conectividad con estructuras subcorticales (90). Pero ¿cuál de todas estas posibles desconexiones es la verdadera desconexión de la esquizofrenia ¿Cuál es la esencial Por ahora cada autor ha aportado datos para defender con más o menos apasionamiento que, para la enfermedad o algunos de los síntomas más característicos, la desconexión esencial es la que ellos proponen. Estos modelos neuropsicológicos se han relacionado e integrado con las teorías que conceptualizan la esquizofrenia como una enfermedad del neurodesarrollo bien sea por una lesión precoz (91,92) o por un trastorno en el neurodesarrollo más tardío (93). Aunque este modelo de desconectividad en el proceso de neurodesarrollo es el aceptado por la mayoría de los autores, por sí solo no puede responder a diferentes interrogantes sobre la enfermedad. No responde, en particular a la paradoja de la universalidad y persistencia de la esquizofrenia, ni tampoco queda claro el porqué de las diferencias fenotípicas y evolutivas de estos pacientes. Como comenta H. Hafner, todos los datos que hablan de la esquizofrenia como un trastorno del neurodesarrollo son inespecíficos y no explican por sí mismos los síntomas psicóticos ni el curso de la enfermedad (94). Se hace por tanto necesario un modelo de integración entre las teorías evolucionistas y los modelos neuropsicológicos. En esa dirección va la propuesta que hacemos a continuación.Una propuesta de integración de los modelos evolucionistas y neuropsicológicos
El primer punto de partida es la propia conceptualización de la enfermedad. Buchanan y Carpenter (95) han resumido las tres posibilidades de conceptualizar la esquizofrenia:
  • Una entidad nosológica única
  • Un síndrome con diversas fisiopatologías
  • Diversos síndromes con diversas fisiopatologías
A pesar del DSM-IV o del CIE-10, hay que ir admitiendo que la mayoría de los datos epidemiológicos y biológicos disponibles actualmente van en contra de la conceptualización de la esquizofrenia como una enfermedad única. Como hemos visto, las diferentes propuestas de desconexión cerebral sugieren una implicación muy compleja y versátil de diversos síndromes de desconexión. Sin embargo, algunos autores persisten en lo que podríamos denominar "el complejo de la llave mágica". Este se puede definir como la fe en que existe una llave, un único mecanismo fisiopatológico, que es el punto clave para entender la enfermedad. Es paradójico que en otros síndromes también definidos de modo exclusivamente clínico, como el tradicional síndrome de demencia, se admite sin problemas no sólo que puedan estar provocados por múltiples patogenias sino también que estén implicados diversos mecanismos fisiopatológicos. En este sentido, en relación con la genética, la fragilidad del fenotipo esquizofrénico como entidad biológica es cada vez más patente (82,96).Tratando de compaginar lo más relevante de lo hasta aquí revisado, sugerimos un posible marco de integración de las teorías evolucionistas y neuropsicológicas en un modelo en cascada (97) (ver figura 1).
Figura 1. Modelo general del origen de la psicosis que trata de integrar explicaciones evolucionistas y neuropsicológicas.
En el primer nivel, siguiendo el modelo de neurodesarrollo de Edelman (98), nos encontraríamos con dos grupos de genes implicados:
  1. los genes responsables de la conectividad de la nueva circuitería específicamente humana, apoyando la idea, ya comentada, del continuo.
  2. los genes responsables de una alta emocionalidad (inespecífica) y quizá más probablemente de una alta emocionalidad en la interpretación de las señales, enlazando en este sentido con la hipotesis de Frith de un déficit en la capacidad para elaborar una teoría de la mente en estos pacientes (99).
En definitiva, lo que se transmitiría en la esquizofrenia es una combinación de genes que predisponen de forma variable a síntomas relacionados con trastornos del lenguaje-pensamiento y a rasgos esquizotípicos, pero que esos mismos genes en otras combinaciones y dependiendo del entorno pueden resultar en conductas adaptativas, lo que explicaría su persistencia y universalidad. Estos genes provocarían desviaciones en la selección primaria en el modelo de darwinismo neural de Edelman.En un segundo nivel pueden ser complicaciones obstétricas que afectarían a fases de selectividad secundaria (sinaptogénesis), que coincidirían con los modelos del daño precoz en el neurodesarrollo (92). En el tercer nivel, factores ambientales durante el desarrollo emocional del niño pueden provocar alteraciones en la selectividad de los mapas de reentrada, coincidiendo también con el modelo de daño tardío en el neurodesarrollo (aumento excesivo del pruning neural) en particular en el momento previo a la adolescencia (93). Por último, existe la posibilidad de que, en sujetos sin una alteración decisiva en el neurodesarrollo, una lesión en algunos de los circuitos antes mecionados o una disfunción neuroquímica provocada por drogas den como resultado un trastorno transitorio o permanente de la conectividad neural (83). Esto sería lo que tradicionalmente se denomina psicosis secundaria, en las que siempre hay en mayor o menor medida un grado de vulnerabilidad previa y que no se deberían excluir del síndrome global de las esquizofrenias (100). Dicho trastorno de la conectividad puede tener un carácter anatómico, funcional o efectivo según el modelo propuesto por Friston (82), pudiendo aquí estar afectados de manera reversible o irreversible varios de los sistemas funcionales. Todo ello se traduce en un fenotipo clínico que, en realidad, es un continuo de sintomatología que se extiende desde los síntomas psicóticos aislados hasta los cuadros de esquizofrenia crónica. En definitiva, este modelo sólo pretende ser una propuesta integradora en la que quizás el enunciado sería la perspectiva de la esquizofrenia no como el precio del Homo sapiens por el lenguaje sino como el precio de la complejidad cerebral. El valor heurístico de dicho modelo es la investigación, tanto en el plano de la genética como en el de la neurobiología y la conducta comparada, de los circuitos que diferencian a la especie humana del resto de las especies, en particular de nuestros primos los chimpancés, en la hipótesis de que esta comprensión de nuestra naturaleza nos ayude a resolver el enigma de la esquizofrenia.


Bibliografía del artículo

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