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EL CONSUMO DE TABACO, ALCOHOL Y OTRAS DROGAS EN ADULTOS ESPAÑOLES
(especial para SIIC © Derechos reservados)
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Autor:
Pedro Luis Rodríguez García
Columnista Experta de SIIC

Institución:
Universidad de Murcia

Artículos publicados por Pedro Luis Rodríguez García 
Coautores
Andrés Rosa Guillamón* Juan José Pérez Soto** Eliseo García Canto** 
Psicólogo, Universidad de Murcia, Murcia, España*
Doctor en Educación Física y Salud, Universidad de Murcia, Murcia, España**

Recepción del artículo: 25 de diciembre, 2024

Aprobación: 0 de , 0000

Primera edición: 28 de noviembre, 2024

Segunda edición, ampliada y corregida 28 de noviembre, 2024

Conclusión breve
El 27% de la población encuestada necesita mejorar su estilo de vida en relación al hábito de consumo de drogas. Los varones presentan una mayor prevalencia de hábitos no saludables de consumo de drogas. Los participantes de 49-55 años presentan niveles más elevados en hábitos poco o nada saludables en relación al consumo de drogas, mientras que el grupo de 56-72 años muestra los niveles más altos en relación al hábito de consumo de drogas.  

Resumen

El objetivo fue analizar el hábito de consumo de tabaco, alcohol y otras drogas ilegales en el estilo de vida saludable adquirido. Estudio descriptivo, epidemiológico y transversal en 788 participantes de 22 a 77 años de edad (49,5% varones; 50,5% mujeres) seleccionados mediante muestreo no probabilístico e intencional. Se empleó la sub-escala 4. Hábito de consumo de tabaco, alcohol y otras drogas de la Escala de Valoración del Estilo de Vida Saludable Adquirido. Se realizaron las siguientes clasificaciones sobre el hábito de consumo: a) tabaco (no fumador, leve, moderado, alto y muy alto riesgo), b) alcohol (ningún riesgo, consumo prudente, bajo, moderado y alto riesgo), c) drogas (nunca, casi nunca, con alguna frecuencia, con bastante frecuencia y con mucha frecuencia) y d) global (nada saludable, poco saludable, tendente hacia la salud y saludable). Los resultados mostraron que el 27% de los participantes necesita mejorar su estilo de vida eliminando (o reduciendo) el consumo de drogas, adquiriendo hábitos más saludables. Con respecto a las diferencias según sexo, los varones, en comparación con las mujeres, presentaron una mayor prevalencia de hábitos no saludables, sobre todo, de alcohol. En relación a las diferencias según el grupo de edad, los participantes de 49 a 55 años presentaron la mayor prevalencia de hábitos en los niveles poco o nada saludables, mientras que el grupo de 56 a 72 años mostró los niveles más saludables en relación al hábito de consumo de drogas.      

Palabras clave
estilo de vida saludable adquirido, hábitos no saludables, consumo de tabaco, consumo de alcohol, consumo de drogas

Clasificación en siicsalud
Artículos originales> Expertos del Mundo>
página www.siicsalud.com/des/expertos.php/172140

Especialidades
Principal: Atención PrimariaSalud Pública
Relacionadas: EpidemiologíaSalud MentalToxicología

Enviar correspondencia a:
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Habit of consumption of tobacco, alcohol and other drugs in the healthy lifestyle acquired in Spanish adults from 22 to 72 years of age

Abstract
The lifestyle is the result of a set of behavior patterns or sociocultural habits acquired over the years that determines the state of physical, mental and social health of people. The aim was to analyze the habit of consuming tobacco, alcohol and other illegal drugs in the acquired healthy lifestyle. Descriptive, epidemiological and cross-sectional study in 788 participants aged 22 to 77 years (49.5% men; 50.5% women) selected by non-probabilistic and intentional sampling. Subscale 4 Tobacco, alcohol and other drug consumption habits was used. of the Acquired Healthy Lifestyle Assessment Scale. The following classifications on consumption habits were made: a) tobacco (non-smoker, mild, moderate, high and very high risk), b) alcohol (no risk, prudent consumption, low, moderate and high risk), c) drugs (never, almost never, with some frequency, quite frequently and very frequently) and d) global (not at all healthy, unhealthy, tending towards health and healthy). The results showed that 27% of the participants need to improve their lifestyle by eliminating (or reducing) drug use, acquiring healthier habits. Regarding the differences according to sex, men, compared to women, presented a higher prevalence of unhealthy habits, especially alcohol. In relation to the differences according to the age group, the participants from 49 to 55 years old presented the highest prevalence of habits in the unhealthy or unhealthy levels, while the group from 56 to 72 years old showed the healthiest levels in relation to the habit of drug use.
 
 
 
 


Key words
acquired healthy lifestyle, unhealthy habits, tobacco consumption, alcohol consumption, drug consumption

EL CONSUMO DE TABACO, ALCOHOL Y OTRAS DROGAS EN ADULTOS ESPAÑOLES

(especial para SIIC © Derechos reservados)

Artículo completo
Introducción

El estilo de vida es el resultado de un conjunto de patrones de conducta o hábitos socioculturales adquiridos con el transcurso de los años, que determina el estado de salud físico, mental y social de las personas.1 Durante los últimos años, las sociedades industriales se han caracterizado por el cambio permanente en los hábitos que configuran el estilo de vida saludable adquirido (EVSA).2

Desde el ámbito de la investigación en salud pública, el EVSA es interpretado como los modelos colectivos de conducta vinculados con el bienestar, basados en elecciones a partir de opciones disponibles para una población, según las posibilidades existentes en su entorno cultural y socioeconómico.3

Los hábitos que configuran el EVSA evolucionan a lo largo del desarrollo ontogénico en función de factores tales como la edad, el sexo, la raza, el nivel socioeconómico y otras variables sociales, mostrando mayor estabilidad a partir de la etapa de la adultez emergente, entre los 18 y los 29 años de edad.4

Diversos investigadores e instituciones responsables en salud pública han puesto el foco de atención en el estudio de los factores ambientales relacionados con el EVSA, como respuesta al preocupante incremento de la prevalencia de mortalidad y multimorbilidad en las sociedades industriales, acompañada de gastos económicos significativos e implicaciones personales y sociales.5,6

Las políticas de bienestar social y calidad de vida se han orientado hacia la promoción del EVSA basadas en la adopción de hábitos tales como la realización de actividad física, el mantenimiento de una dieta equilibrada y fácil de seguir, dormir de forma profunda entre siete y ocho horas, y la integración e interrelación social activa, entre otros;7,8 además de combatir el consumo habitual de sustancias nocivas para la salud como el tabaco, el alcohol y otras drogas ilegales como, por ejemplo, marihuana, cocaína, heroína o éxtasis, entre otras.9

Cuando al consumo habitual de tabaco y alcohol se añade el de drogas ilegales, el riesgo se incrementa, ya que el uso de unas sustancias influye en el consumo de otras,10-14 pudiéndose generar alteraciones en la salud (tanto a nivel físico como psicosocial) entre las que se encuentran afecciones físicas, lesiones no intencionales, deterioro cognitivo, riesgo de suicidio, violencia interpersonal, etcétera.15-17

Es por ello que la lucha contra el hábito de consumo de drogas (legales e ilegales) constituye un enorme desafío para la salud pública mundial, ya que representa uno de los mayores factores de riesgo de discapacidad, pérdida prematura de la vida y delincuencia.18-21

Con respecto a España, la información sobre el consumo de tabaco, alcohol y otras drogas ilegales entre personas de 15 a 65 años de edad procede, fundamentalmente, de la Encuesta Anual sobre Alcohol y Drogas, realizada por el Observatorio Español de Drogas y Adicciones.22 Las iniciativas de salud pública están enfocadas en mayor medida hacia los más jóvenes, los cuales se inician en el consumo a edades cada vez más tempranas.23

Sin embargo, nos encontramos ante una situación en la que, por un lado, los estudios desde la atención primaria sobre el consumo de drogas y sus consecuencias en adultos y personas mayores son escasos y, por otro lado, los datos registrados por el Informe Anual del Sistema Nacional de Salud en el período 2020-2021 sobre los años de vida saludable a los 65 años de edad, informan de una media de años de vida con buena salud de 17.8 años para los hombres y 20.2 años para las mujeres.24 Por todo ello, se hace necesario conocer y analizar los hábitos del EVSA vinculados al consumo habitual de tabaco, alcohol y drogas ilegales empleando un instrumento válido, fiable y sencillo de administrar, para contribuir a un diagnóstico global robusto del estado de la situación para, en consecuencia, desarrollar medidas efectivas de prevención, promoción e intervención sobre el bienestar social y la calidad de vida no solo en personas jóvenes, sino también en adultos que están consolidando su estilo de vida (saludable o no saludable) y en personas mayores, que pueden llegar a tener una media de 19.1 años de buena salud a partir de los 65 años de edad.24,25

Sobre la base de lo anterior, el objetivo de este estudio fue analizar el hábito de consumo de tabaco, alcohol y drogas ilegales en el EVSA, en adultos españoles de 22 a 77 años.


Métodos
Diseño y participantes

Un total de 788 participantes (49.5% varones y 50.5% mujeres), de edades comprendidas entre 22 y 77 años, formaron parte de este estudio descriptivo, epidemiológico y transversal. La recolección de datos fue realizada durante los meses de enero y febrero de 2022. La selección de los participantes se realizó mediante muestreo no probabilístico e intencional. Se incluyeron aquellos participantes que cumplieron con los siguientes criterios: a) tener una edad igual o mayor de 22 años; b) no tener enfermedades orgánicas que condicionasen el estilo de vida; c) contestar de forma completa el cuestionario, y d) firmar un documento de consentimiento informado.


Aspectos éticos

La investigación respetó los principios de la revisión de 2013 de la Declaración de Helsinki.


Instrumento

Se empleó una de las subescalas de la Escala de Valoración del Estilo de Vida Saludable Adquirido (E-VEVSA)1 (Apéndice 1), que fue administrada por médicos de familia en centros de atención primaria de Castilla-La Mancha y Murcia (España). Dicha escala está formada por 52 ítems estructurados en siete dimensiones: 1) Responsabilidad individual en el cuidado de la salud. 2) Hábito de práctica físico-deportiva. 3) Hábitos de salud en las relaciones sociales. 4) Hábitos de consumo de tabaco, alcohol y otras drogas. 5) Hábitos de alimentación saludable. 6) Hábitos de salud psicológica. 7) Hábitos de sueño y descanso diario. Las pruebas psicométricas exploratorias y confirmatorias arrojaron una fiabilidad global de la escala en la prueba alfa (a) de Cronbach de 0.848, explicando una varianza total del 67.84%. Nueve de los ítems de la escala global se agruparon formando la dimensión 4) Hábito de consumo de tabaco, alcohol y otras drogas, que explicó una varianza parcial de 8.044% (a = 0.760).

La puntuación máxima en la escala fue de 260 y la mínima de 52. La puntuación mínima para el Factor 4 fue de 9, y la máxima de 45. Los ítems se redactaron variando las codificaciones positivas y negativas con relación al estilo de vida y, aunque la forma de respuesta siempre se ordenaba con las modalidades de 1 a 5 (1 = nunca, 2 = casi nunca, 3 = a veces, 4 = con bastante frecuencia, 5 = con mucha frecuencia), unos ítems puntuaban de 1 a 5 y otros de 5 a 1, según fuese su orientación positiva o negativa para la salud. Dichas puntuaciones fueron recodificadas tras introducir los datos para su análisis mediante el programa informático SPSS v.28. Es preciso tener en cuenta la interpretación de los ítems 51 y 52 a la hora de asignar las modalidades de respuesta teniendo en cuenta la cantidad de cigarrillos consumida y la cantidad de alcohol ingerida por día. La codificación de las respuestas se realizó a posteriori, una vez que se habían recogido los cuestionarios cumplimentados.

Hábito de consumo de tabaco. Se categorizó a los participantes en los siguientes grupos de acuerdo con las orientaciones de Londoño-Pérez et al.,26 cuyas puntuaciones quedaron de la siguiente manera: 5, no fumador; 4, riesgo leve (entre 1-5 cigarrillos diarios; 3, riesgo moderado (entre 6-5 cigarrillos diarios); 2, riesgo alto (entre 16-30 cigarrillos diarios) y 1, muy alto riesgo (más de 30 cigarrillos diarios).

Hábito de consumo de alcohol. Se categorizó a los participantes siguiendo las orientaciones de Rodríguez-Martos,27 que emplea las llamadas unidades de bebida estándar (UBE) para estimar la cantidad diaria de alcohol ingerido. Para los varones se establecieron los siguientes grupos: a) ningún riesgo (< 2 UBE día/< 14 UBE a la semana); consumo prudente (2-3 UBE día/14-21 a la semana); bajo riesgo (3 < UBE < 4 día/21 < UBE < 28 a la semana); riesgo moderado (4 < UBE < 6 día/28 < UBE < 42 a la semana); riesgo alto (> 6 UBE día/> 42 UBE a la semana). Para las mujeres, la clasificación fue la siguiente: a) ningún riesgo (<1 UBE día/< 7 UBE a la semana); consumo prudente (1-2 UBE día/7-14 a la semana); bajo riesgo (2 < UBE < 2.5 día/14 < UBE < 17 a la semana); moderado riesgo (2.5 < UBE < 4 día/17 < UBE < 28 a la semana); alto riesgo (> 4 UBE día/>28 UBE a la semana).

Hábito de consumo de otras drogas ilegales. Se evaluó mediante una escala tipo Likert con cinco opciones de respuesta (1 = nunca, 2 = casi nunca, 3 = con alguna frecuencia, 4 = con bastante frecuencia y 5 con mucha frecuencia).

Hábito global de consumo de tabaco, alcohol y otras drogas. Se calculó dividiendo en cuatro intervalos la diferencia entre la puntuación máxima (45) y la mínima (9), de la siguiente manera: a) nada saludable: 9-18; b) poco saludable: 18.01-27; c) tendiente hacia la salud: 27.01-36, y d) saludable: 36.01-45.


Análisis estadístico

Se analizó la normalidad de las variables mediante la prueba de Kolmogorov-Smirnov. Se realizó un análisis descriptivo básico y también un análisis de correlaciones (Pearson) entre los ítems del Factor 4 del cuestionario EVSA. Las diferencias entre grupos se estudiaron mediante la prueba de chi al cuadrado con análisis de residuos tipificado para las variables categóricas, y la t de Student o análisis de varianza simple para las variables continuas. La prueba de Levene se empleó para examinar la homogeneidad de las varianzas. El nivel de significación se estableció en el 5% (p < 0.05). Se utilizó el programa SPSS v.28.0.


Resultados
Resultados descriptivos y relacionales

En la Tabla 1 se presentan los datos de fiabilidad de los ítems, la fiabilidad global, la varianza parcial explicada por el factor y los descriptivos correspondientes a las puntuaciones obtenidas en cada uno de los ítems que definen el Factor 4 en la escala E-VEVSA. La media de todos los ítems del factor (mínimo = 1; máximo = 5) fue de 4.56 ± 0.71 (varones = 4.48 ± 0.73 y mujeres = 4.64 ± 0.68). En la suma global del factor se informó una media de 41.09 ± 3.80 (varones = 40.37 ± 4.16 y mujeres = 41.79 ± 3.27).





Los resultados descriptivos correspondientes a los nueve ítems que conformaban el Factor 4 se pueden observar en la Tabla 2. El 86.6% de toda la muestra señala las puntuaciones más altas (4 y 5) en el hábito de consumo de tabaco, alcohol y otras drogas, mientras que el resto (13.4%) indica las puntuaciones más bajas (3, 2 y 1).





La Tabla 3 muestra la matriz de correlaciones entre los nueve ítems que conforman el Factor 4. Aunque todos los valores son aceptables (mayores que 0.3) y significativos (p ? 0.01), destaca que entre los ítems 9, 30, 44 y 51, que hacen referencia al consumo de tabaco, se encuentran los valores más altos y significativos en la r de Pearson (p ? 0.01); igualmente, se encuentran valores altos entre los ítems 2, 37, 42 y 52, que hacen referencia al consumo de alcohol (p ? 0.01). Sin embargo, las correlaciones entre el ítem 35 Consumir drogas ilegales (marihuana, cocaína, heroína, éxtasis, etcétera) y el resto, aunque son válidas y significativas, son considerablemente más bajas.





La tabla de contingencias con la prueba de chi al cuadrado de Pearson y el análisis de residuos tipificados corregidos que relaciona el nivel en los hábitos de consumo de tabaco, alcohol y otras drogas y el sexo, indica una asociación positiva y significativa (p < 0.005) de los varones con el nivel de clasificación poco o nada saludable, con un residuo tipificado corregido (rtc) de 3.8 (Tabla 4). Por el contrario, las mujeres se asocian positiva y significativamente (p < 0.005) con el nivel de hábito saludable (rtc = 2.5). Según el intervalo de puntuaciones asignados para clasificar el nivel de salud en el hábito de consumo de tabaco, alcohol y otras drogas, se puede observar que la muestra analizada se distribuye de la siguiente manera: el 4.2% posee hábitos poco o nada saludables, el 22.8% tendientes hacia la salud y un 73% presenta un hábito saludable.





En la Tabla 5 se muestra que, conforme se avanza en las diferentes franjas de edad, se establece una asociación positiva y significativa con el nivel en el hábito de consumo de tabaco, alcohol y otras drogas (p < 0.005), de tal forma que, en la franja de 20 a 40 años, los residuos tipificados corregidos indican una asociación negativa (rtc = -2.3) y significativa (p < 0.005) con el nivel saludable; en la etapa de 41 a 48 años los residuos tipificados corregidos indican una asociación positiva (rtc = 3.5) y significativa (p < 0.005) con el nivel poco o nada saludable; sin embargo, en la última franja de edad (56 a 72) se observa una relación positiva y significativa (rtc = 3.3; p < 0.005) con el nivel saludable.





En la Tabla 6 se presenta la distribución de frecuencias y porcentajes del riesgo para la salud por consumo de tabaco, alcohol y drogas ilegales según el sexo. Hay un alto porcentaje de no fumadores (81.5%); sin embargo, todavía se puede observar un riesgo leve o moderado en el 17.8% de la población, sin que haya diferencias apreciables entre varones y mujeres. Por el contrario, en los hábitos de consumo de alcohol existe mayor riesgo y, aunque algo más de la mitad de la población no consume alcohol diariamente, casi un 10% de los participantes se sitúa en el nivel de riesgo moderado o alto para su salud. En cuanto a las drogas ilegales, llama la atención que cerca del 10% tenga contacto con estas sustancias, aunque sea con muy poca frecuencia.






Resultados inferenciales

La prueba de la t de Student para muestras independientes (Tabla 7) registró puntuaciones para las mujeres significativamente más elevadas (p > 0.05) en la mayoría de los ítems: (30) Frecuentar lugares de fumadores (t = -2.33; p = 0.02); (37) Beber más alcohol que mis amigos más cercanos (t = -3.81; p < 0.0005); (42) Beber hasta embriagarme (t = -2.61; p = 0.009); (52) Riesgo en el consumo de alcohol diario (t = -7.93; p < 0.0005). Igualmente, las mujeres arrojaron un valor significativamente más elevado en la puntuación global del hábito de consumo de tabaco, alcohol y otras drogas (t = -5.33; p < 0.0005).





En el modelo lineal general que relaciona las puntuaciones obtenidas en el global del factor de hábitos de consumo de tabaco, alcohol y otras drogas con los diferentes tramos de edad (Tabla 8), no se detectaron diferencias significativas entre los grupos etarios analizados, con excepción del contraste entre el primero (22 a 40) y el último de los grupos (56 a 72) (p = 0.05).






Discusión

Ofrecer una visión global del hábito de consumo de tabaco, alcohol y otras drogas ilegales en una muestra de adultos jóvenes y personas mayores puede aportar datos interesantes a la hora de tomar decisiones en el ámbito de la salud pública.

Peacock y colaboradores17 señalan que, en términos absolutos, las zonas con mayores ingresos económicos de Norteamérica tienen las tasas más altas de consumo de marihuana, opioides y cocaína, mientras que los países europeos presentan la prevalencia más elevada de consumo episódico intenso de alcohol y de consumo diario de tabaco.

Los datos recopilados por el Observatorio Español de las Drogas y las Adicciones (OEDA)22 sobre el año 2020, informan que casi el 40.4% de las personas de entre 15 y 64 años ha consumido dos o más drogas legales (tabaco, alcohol, hipnosedantes u otras) o ilegales (cocaína, marihuana, éxtasis, entre otras) en el último año (28.1%, dos drogas; 9.1%, tres drogas; 3.2%, cuatro drogas o más).

Teniendo en cuenta los efectos negativos que para la salud tiene el consumo habitual de estas sustancias (sobre todo, el policonsumo), los resultados del presente estudio señalan que, dentro de su EVSA, el 4.2% de los 788 participantes presenta un nivel poco o nada saludable en dichos hábitos; el 22.8%, un nivel tendiente hacia la salud, y el 73%, hábitos saludables. En total, el 27% de la población adulta encuestada necesitaría modificar sus hábitos para reducir el consumo de estas drogas.

Estos hallazgos muestran la necesidad de la promoción de la salud desde la atención primaria para facilitar el acceso al tratamiento, y el compromiso de las personas para adquirir mayor control sobre sus hábitos saludables de vida. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS),8 se trata de adoptar medidas dirigidas a mejorar el bienestar y la calidad de vida individual y colectiva mediante la intervención sobre los factores ambientales causantes de los problemas de salud, no centrándose únicamente en el tratamiento y la curación.

Los resultados de este trabajo se muestran en línea con lo informado por John y colegas,10 en 2000 adultos de la costa este de Estados Unidos, que presentaron un 4.3% de prevalencia alta de consumo de tabaco, opioides y cocaína; un 12.0% de prevalencia moderada-alta de consumo de tabaco, alcohol y marihuana, y un 83.7% de baja prevalencia de consumo de todas las drogas analizadas (tabaco, alcohol, cocaína, etcétera).

El consumo conjunto de tabaco (incluidos los cigarrillos electrónicos), alcohol, marihuana o psicoestimulantes (cocaína, ketamina, éxtasis, etcétera) se presenta como el principal predictor del uso problemático de dos o tres drogas de riesgo en adultos, tanto en varones como en mujeres.10-12,14

Las diferencias encontradas en el presente estudio según sexo y edad son corroboradas en los resultados inferenciales, de tal forma que, en la prueba de la t de Student, los varones presentan medias significativamente más bajas en la mayoría de los ítems y la media de la puntuación global del Factor 4.

Los varones mostraron una asociación positiva y significativa (chi al cuadrado = 16.02; p < 0.0005) hacia los hábitos no saludables de consumo, mientras que, en el caso de las mujeres, los residuos tipificados corregidos (rtc = 2.5) muestran una relación positiva con el nivel saludable en dichos hábitos.

Estas diferencias según el sexo se deben sobre todo al hábito de consumo de alcohol, en el que los varones se desmarcan significativamente de las mujeres en los porcentajes de moderado a alto riesgo (16.3% en los varones frente a 3.6% en las mujeres). En el caso del tabaco y las drogas ilegales, aunque la muestra de varones presenta porcentajes más elevados en todas las categorías de consumo, no se detectaron diferencias estadísticamente significativas en las tablas de contingencia y las pruebas de chi al cuadrado con análisis de residuos.

Estos resultados coinciden con el informe anual del Ministerio de Sanidad de España, que registró mayor prevalencia entre los varones en la adopción de hábitos poco o nada saludables relacionados con el consumo de drogas.22 En cuanto al consumo de alcohol, la prevalencia declarada entre los varones fue del 74.6% frente al 56.8% de las mujeres, con una prevalencia de consumo intensivo del 8.5% en los varones frente al 3.6% en las mujeres. Con respecto al tabaco, la prevalencia entre los varones se situó en el 23.3%, mientras que entre las mujeres fue del 16.4%. Por último, se registró un consumo de marihuana y psicoestimulantes más extendido entre los varones que en las mujeres.

Estudios recientes señalan la necesidad de dirigir los esfuerzos de prevención hacia los entornos sociales privados, frente a locales públicos como bares o restaurantes, especialmente sobre los varones, de 26 a 34 años de edad, con menor nivel de estudios, desempleados, más deprimidos y con una percepción más positiva del alcohol, ya que se muestran más predispuestos a consumir de forma conjunta tabaco, alcohol y otras drogas ilegales.10,11

Si nos centramos en los diferentes tramos de edad estudiados, el análisis de los residuos tipificados corregidos de las pruebas de chi al cuadrado sugiere que los hábitos de consumo de tabaco, alcohol y otras drogas parecen evolucionar positivamente con el transcurso de la edad (chi al cuadrado de Pearson = 25.22; p > 0.0005), de tal forma que el tramo de edad de 49 a 55 años se asocia positiva y significativamente con el nivel poco o nada saludable de hábitos (rtc = 3.5).

Los resultados del presente estudio difieren con los hallados por el Ministerio de Sanidad de España en 2020,22 que encontraron las mayores prevalencias de consumo en el grupo de 15 a 34 años de edad, con el alcohol y el tabaco, seguidos de la marihuana y la cocaína, como las principales drogas consumidas. Entre los factores de riesgo en adolescentes y jóvenes adultos, Lassi y colaboradores28 sitúan al locus de control externo como el principal predictor de consumo de drogas, especialmente alcohol y tabaco. Por su parte, Meque y su grupo,13 en una revisión sistemática de estudios longitudinales y metanálisis concluyen que, aunque los factores ambientales son relevantes en la adolescencia, estos cambian con el tiempo y sitúan los síntomas de externalización como principales indicadores de consumo de drogas entre la población adulta.

Con respecto a los grupos de mayor edad, a diferencia de lo encontrado en esta investigación, en la que el último tramo (de 56 a 72 años) se asocia positiva y significativamente con el nivel saludable de hábitos (rtc = 3.3), los resultados del trabajo de Han y colegas16 sobre el consumo excesivo de alcohol en 10 927 adultos mayores de 65 años, sugieren la necesidad de monitorear el consumo excesivo y en atracón en este rango de edad, ya que supone una conducta de riesgo para la salud.

En cambio, los datos del informe 2022 del OEDA22 vinculan al grupo de 55 a 64 años con la mayor prevalencia de consumo de hipnosedantes y analgésicos opioides (en ambos casos, con receta o sin ella). En este sentido, un estudio realizado en Alemania con 9267 participantes, de edades comprendidas entre los 18 y los 64 años, concluyó que los trastornos relacionados con drogas legales causan mayores daños económicos y sociales que los vinculados con las ilegales.18 Sin embargo, un estudio que combinó la revisión sistemática entre 2000 y 2018 y el metanálisis concluyó que las personas que consumen drogas ilegales ingresan en el servicio de urgencias o en el hospital varias veces más a menudo que la población general.20

Este estudio presenta limitaciones. El diseño transversal, la aplicación de cuestionarios autoinformados y la ausencia de variables de control pueden generar sesgos en la evaluación. Entre otros, no se registró el nivel socioeconómico que, según el informe de la OEDA,22 se asocia con el tipo de droga consumida. Tampoco se evaluó el nivel de práctica física que, según Rodríguez y su equipo,1 es un indicador de la adhesión a otros hábitos saludables.

No obstante, esta investigación presenta considerables fortalezas. Fue realizado por médicos de atención primaria, en un contexto real de práctica sanitaria. Sus resultados, fruto de la validez externa, no son generalizables a todos los rangos de edad de la población española, pero sí pueden tenerse en cuenta para el diseño de intervenciones orientadas a la mejora del EVSA, especialmente en el rango de edad de 49 a 55 años, desde la primera línea de atención sanitaria del sistema público de salud.

En conclusión, los resultados de este estudio indican que el 27% de la población encuestada, en edades comprendidas entre los 22 y los 72 años, necesita mejorar su estilo de vida eliminando (o reduciendo) el hábito de consumo de drogas, y adquiriendo otros hábitos más saludables; esto se observa especialmente en los varones que, en comparación con las mujeres, presentan mayor prevalencia de hábitos no saludables de consumo de drogas, sobre todo de alcohol. Con respecto a la edad, los participantes de 49 a 55 años tienen los niveles más elevados de hábitos poco o nada saludables en relación con el consumo de drogas, mientras que el grupo de 56 a 72 años muestra los niveles más altos en cuanto al hábito de consumo de drogas.



Bibliografía del artículo
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