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ÍNDICE DE MASA CORPORAL MATERNO, VÍA DE RESOLUCIÓN DEL EMBARAZO Y RESULTADOS PERINATALES
(especial para SIIC © Derechos reservados)
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morgan9_22513.jpg Autor:
Fred Morgan Ortiz
Columnista Experto de SIIC

Institución:
Universidad Autónoma de Sinaloa

Artículos publicados por Fred Morgan Ortiz 
Coautores
Alfredo Reyes Sosa* Felipe de Jesús Peraza Garay** 
Médico, Instituto Mexicano del Seguro Social, México*
Dr en Probabilidad y Estadistica, Universidad Autónoma de Sinaloa, Culiacán, México**

Recepción del artículo: 15 de diciembre, 2012

Aprobación: 8 de enero, 2013

Primera edición: 7 de junio, 2021

Segunda edición, ampliada y corregida 7 de junio, 2021

Conclusión breve
La obesidad durante el embarazo es un factor que influye en la mayor frecuencia de operación cesárea, distocia del hombro, infección, hipertensión crónica, preeclampsia, diabetes mellitus, durante y después del embarazo. La obesidad se asocia además con mayor riesgo de macrosomía fetal.

Resumen

Objetivo: Evaluar si un índice de masa corporal anormal (IMC) se asocia con mayor frecuencia de operación cesárea y resultados perinatales adversos. Material y métodos: De noviembre de 2010 a diciembre de 2011 se llevó a cabo un estudio de cohortes comparativas en 595 pacientes embarazadas, divididas en tres grupos de acuerdo con su IMC al inicio del embarazo: normal: 18.5 a 24.99 kg/m2, (n = 146), sobrepeso: 25 a 29.99 kg/m2 (n = 240) y obesidad: > 30 kg/m2 (n = 209). Se analizaron las siguientes variables: frecuencia de operación cesárea, RPM, parto pretérmino, inducción del trabajo de parto, embarazo prolongado y los resultados perinatales (peso, puntaje de Apgar, vitalidad y malformación congénita en el recién nacido). Resultados: No hubo diferencias significativas en la frecuencia de operación cesárea entre los grupos (p = 0.988). Se observó mayor ganancia de peso en el grupo de pacientes obesas (p = 0.000). La frecuencia de complicaciones transoperatorias fue significativamente mayor en el grupo de sobrepeso (p = 0.012). La frecuencia de macrosomía fue mayor en pacientes del grupo de obesidad (p = 0.001). No hubo diferencias en otros resultados perinatales entre los grupos. Conclusiones: La frecuencia de operación cesárea no difiere entre pacientes con peso normal, sobrepeso y obesidad. El sobrepeso incrementa el riesgo de complicaciones operatorias durante la cesárea. La obesidad se asoció con mayor riesgo de macrosomía fetal.

Palabras clave
embarazo, indice de masa corporal, operación cesárea, resultado perinatal

Clasificación en siicsalud
Artículos originales> Expertos del Mundo>
página www.siicsalud.com/des/expertos.php/128675

Especialidades
Principal: NutriciónObstetricia y Ginecología
Relacionadas: Atención PrimariaEndocrinología y MetabolismoEpidemiologíaMedicina FamiliarMedicina InternaPediatríaSalud Pública

Enviar correspondencia a:
Fred Morgan Ortiz, Universidad Autónoma de Sinaloa, 80030, Culiacán, México

MATERNAL BODY MASS INDEX AND ITS ASSOCIATION WITH THE MODE OF DELIVERY AND PERINATAL OUTCOMES

Abstract
Objective: To assess whether abnormal BMI is associated with an increased frequency of cesarean delivery and adverse perinatal outcomes. Material and methods: During the period November 2010 and December 2011, we began comparative cohort study in which 595 patients were included pregnant divided into three groups according to whether BMI: normal: BMI 18.5 -24.99 kg/m2 (n = 146), overweight: BMI 25-29.99 kg/m2 (n = 240) and obesity: BMI >30 kg/m2 (n = 209). We analyzed the following variables: cesarean section, premature rupture of membranes, preterm delivery, induction of labor, prolonged pregnancy and perinatal outcomes (birth weight, Apgar score, perinatal mortality and congenital malformations in the newborn). Results: There were no differences in the frequency of cesarean section between the groups (p = 0.988). The weight gain was higher in the obese group (p = 0.000). There was a higher frequency of operative complications in the overweight group (p = 0.012). The frequency of fetal macrosomia was higher in the obese group than normal and overweight groups (0.7%, 2.9% and 8.6%, respectively; p = 0.001). There were not differences in other perinatal outcomes between the groups. Conclusions: The frequency of cesarean section not is different between patients with normal weight, overweight and obesity. Overweight increases the risk of trans-operative complications during cesarean section. Obesity is associated with an increased risk of fetal macrosomia.


Key words
pregnancy, body mass index, caesarean section, perinatal outcome

ÍNDICE DE MASA CORPORAL MATERNO, VÍA DE RESOLUCIÓN DEL EMBARAZO Y RESULTADOS PERINATALES

(especial para SIIC © Derechos reservados)

Artículo completo
Introducción

Actualmente, la obesidad es un problema de salud pública que afecta a embarazadas, niños y adultos por igual, y no se encuentra limitado a una sola región geográfica. Puede estar siendo condicionada por los cambios en las circunstancias económicas y culturales de cada región. Se considera una epidemia mundial y de acuerdo con datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), se estima que más de 1 500 millones de personas en el mundo tendrán sobrepeso u obesidad para 2015.1
En Estados Unidos, el 34% de las personas tienen sobrepeso (índice de masa corporal [IMC] > 25 a 29.99 kg/m2) y el 32% son obesas (IMC > 30 kg/m2). La incidencia de obesidad en el embarazo varía del 20% al 40% y, probablemente, esta cifra se incremente aún más, dado el aumento continuo en la frecuencia de obesidad.2
México es el país que ocupa el segundo lugar con mayor proporción de población con obesidad, ya que tres de cada 10 personas padecen este problema y casi siete de cada 10 tienen sobrepeso. De acuerdo con la última Encuesta Nacional de Salud y Nutrición del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), en el país contamos con 52.2 millones de personas con sobrepeso y obesidad, lo cual es una cifra alarmante cuando se sabe que una proporción importante de esta población son niños y adolescentes, hombres y mujeres que están en su etapa reproductiva.3
De acuerdo con la distribución del IMC (kg/m2) para la edad, el 26% de los escolares en México y uno de cada tres adolescentes presentan exceso de peso, es decir, la combinación de sobrepeso más obesidad. En las personas mayores de 20 años, las prevalencias de sobrepeso y obesidad (IMC = 25) se han incrementado de manera alarmante. En la actualidad, el 71.9% de las mujeres y el 66.7% de los hombres mexicanos tienen exceso de peso.3
La obesidad, incluyendo el sobrepeso, es considerada un estado premórbido, que se caracteriza por el almacenamiento en exceso de tejido adiposo en el organismo, lo cual se relaciona con alteraciones metabólicas que predisponen a la presentación de trastornos que deterioran el estado de salud. En la mayoría de los casos, se encuentra asociada con enfermedad endocrina, cardiovascular y ortopédica, principalmente.
La obesidad durante el embarazo es un factor que influye en la mayor frecuencia de operación cesárea, distocia del hombro, infección, hipertensión crónica, preeclampsia, diabetes mellitus, durante el embarazo y después de éste. La obesidad materna puede ser un factor que aumenta la frecuencia de recién nacidos con peso al nacimiento mayor de 4 000 g y mayor riesgo de anomalías fetales (principalmente defectos del tubo neural) y de muerte fetal intrauterina. Se ha informado que pacientes embarazadas con obesidad mórbida tienen un mayor riesgo de operación cesárea (RR: 2.2; intervalo de confianza [IC] 95%: 1.7 a 2.8), presentan 3 veces más riesgo de macrosomía fetal (RR: 3.1; IC95%: 2.1 a 4.8) y mayor mortalidad perinatal (RR: 16.7; IC95%: 4.9 a 56).4
En un informe reciente,5 se concluyó que la obesidad materna incrementa la frecuencia de operación cesárea tanto en primíparas como en multíparas. En este estudio, la frecuencia general de cesárea fue del 30.1% en mujeres obesas, en comparación con el 19.2% en mujeres con peso normal determinado por IMC (p < 0.001). En las primíparas obesas, el incremento de cesáreas se debió a una mayor incidencia de sufrimiento fetal (urgencia) (p < 0.005) y en el grupo de multíparas fue, principalmente, por una indicación electiva (p < 0.01).5
Una embarazada obesa tiene un riesgo de 3 a 10 veces mayor de presentar hipertensión (RM ajustado: 2.38; IC95%: 2.24 a 2.52) o diabetes, infección de la herida quirúrgica (RM ajustado: 1.60; IC95%: 1.53 a 1.67), enfermedad tromboembólica venosa (razón de momios [RM] ajustada: 2.17; IC95%: 1.30 a 3.63), parto por cesárea (RM ajustada 1.60, 95% 1.53 a 1.67), inducción del parto (RM ajustada: 1.94; IC95%: 1.86 a 2.04) o preeclampsia (RM ajustada: 3.5; IC95%: 2.49 a 3.62) que las de peso normal.6,7 La obesidad antes del embarazo aumenta el riesgo de rotura prematura de membranas y disminuye el riesgo de parto pretérmino espontáneo sin rotura.8
Debido a la alta prevalencia de sobrepeso y obesidad en México y en el mundo, y al impacto que ésta tiene sobre la salud global de los individuos, se llevó a cabo un estudio en embarazadas que acudieron antes de las 13 semanas de gestación, con el propósito de evaluar si el IMC durante el embarazo es un factor que influye en la vía de resolución del embarazo y en los resultados perinatales.


Material y métodos

De noviembre de 2010 a diciembre de 2011 se llevó a cabo un estudio de cohortes comparativas, en el cual se incluyeron 595 embarazadas que acudieron al Hospital Civil de Culiacán, Sinaloa, México, para una consulta prenatal antes de las 13 semanas de gestación. Las mujeres fueron divididas en tres grupos de acuerdo con su IMC: normal 24.5% (n = 146), sobrepeso 40.3% (n = 240) y obesidad 35.1% (n = 209). El IMC fue determinado de acuerdo con la relación existente entre el peso en kg y la talla en metros elevada al cuadrado [peso en kg/ (talla en m)2]. Se consideró, de acuerdo con las referencias establecidas por la OMS,1 como peso normal un IMC de 18.5 a 24.9 kg/m2, sobrepeso con IMC de 25 a 29.9 kg/m2 y obesidad cuando el IMC es > 30 kg/m2. Durante la primera visita prenatal, a cada embarazada se le realizaron los siguientes exámenes prenatales: determinación de hemoglobina (Hb) y hematocrito (Hto), glucosa sérica, orina, grupo y Rh en caso de que lo desconocieran, pruebas para detección de enfermedades venéreas (Venereal Disease Research Laboratory [VDRL]) y anticuerpos contra el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), y se iniciaba la administración de hierro oral y acido fólico. Se efectuó, además, un ultrasonido transvaginal para evaluar el número de sacos gestacionales y confirmar la edad gestacional. El seguimiento prenatal se llevó a cabo cada 4 semanas o antes, de acuerdo con la presencia de alguna complicación clínica (diabetes mellitus, hipertensión arterial). Entre las 20 y 22 semanas, se realizó un ultrasonido estructural del feto para la búsqueda de malformaciones congénitas graves y se repitió a las 28 y 32 semanas para evaluar el crecimiento fetal. Entre las 24 y 28 semanas de gestación, se les realizó la prueba para detección de diabetes gestacional con una carga de 50 g de glucosa vía oral y determinación a la hora de los niveles de glucosa sérica; se consideró anormal un valor mayor o igual a 140 mg/dl. A las 28 semanas, se repitió la determinación de Hb y Hto y un examen general de orina. De acuerdo con los hallazgos en la exploración física de cada visita prenatal, se efectuaban exámenes complementarios. En cada vista prenatal, se anotaba peso de la madre, presión arterial, tamaño de fondo uterino, situación del feto y frecuencia cardíaca fetal. Se analizaron las siguientes variables: vía de resolución del embarazo (vía vaginal o por operación cesárea), hipertensión gestacional (definida como la presencia de cifras tensionales mayores o iguales a 140/90 mm Hg después de las 20 semanas de gestación, con ausencia de proteínas en la orina, en dos tomas consecutivas con un intervalo de 4 horas entre una toma y otra. En caso de existir proteinuria en dos muestras consecutivas, se efectuó el diagnóstico de preeclampsia-eclampsia); diabetes mellitus gestacional (diagnosticada por medio de una curva de tolerancia a la glucosa realizada entre la semana 24 y 28 de gestación, por la presencia de dos valores alterados: ayuno: 95 mg/dl, 1 hora: 180 mg/dl, 2 horas: 155 mg/dl, 3 horas: 140 mg/dl, efectuada después de una prueba de tamizaje anormal); frecuencia de macrosomía fetal (peso mayor o igual a 4 000 g al nacimiento o bien por arriba del percentil 90); restricción del crecimiento intrauterino (peso estimado para la edad gestacional por debajo del percentil 3, o entre el percentil 3 y 10 con alteración del flujo cerebro-umbilical o de las arterias uterinas durante el estudio Doppler realizado en cada visita prenatal después de existir la sospecha). Se analizaron otras variables de interés secundario como: edad materna, número de embarazos, número de partos, abortos previos, edad gestacional al momento de la resolución del embarazo (pretérmino, termino o prolongado), enfermedades crónicas asociadas, frecuencia de rotura prematura de membranas, indicación de cesárea, parto pretérmino, dehiscencia de herida quirúrgica, inducción del trabajo de parto. Los resultados perinatales analizados fueron: puntaje de Apgar al nacimiento (minuto y 5 minutos), peso del recién nacido, presencia de malformaciones congénitas, mortalidad perinatal, presencia de meconio e ingreso a la unidad de cuidados intensivos neonatales.

El análisis de los datos se determinó mediante el cálculo de medidas de asociación, diferencias entre medias y pruebas estadísticas adecuadas de acuerdo con el tipo de variable: prueba de chi al cuadrado para variables categóricas y prueba de la t de Student, análisis de varianza de una vía (ANOVA) y prueba de Tukey para comparaciones múltiples en el caso de variables numéricas. Se calculó la RM, con IC95% para sobrepeso y obesidad en relación con el grupo de peso normal por medio de un análisis de regresión logística multinomial de las complicaciones médicas, obstétricas y perinatales. Se utilizó la prueba de Kruskal-Wallis para la comparación de la puntuación de Apgar < 7 al minuto y a los 5 minutos entre los grupos. Un valor de p menor o igual a 0.05 fue considerado estadísticamente significativo. Los análisis se realizaron con el programa estadístico SPSS v. 15.



Resultados

La edad promedio, el número de embarazos, en número de partos y el número de cesáreas previas fueron significativamente diferentes entre los tres grupos (Tabla 1).







Se observó una diferencia significativa (p = 0.000) entre los grupos en la ganancia de peso, con un promedio de ganancia de 10.6 kg (desviación estándar [DE]: 4.92), 12.5 kg (DE: 5.1) y 13.7 kg (DE: 6.6) para normal, sobrepeso y obesidad, respectivamente. La prueba de Tukey mostró diferencias significativas entre el grupo de peso normal y sobrepeso (diferencia de 1.96 kg; p = 0.003), entre el grupo normal y obesidad (diferencia de 3.14 kg; p = 0.000). No se observaron diferencias significativas en la ganancia de peso entre el grupo de sobrepeso y obesidad (p = 0.072).

Con respecto a las complicaciones clínicas maternas, no se encontraron diferencias significativas en la frecuencia de diabetes mellitus gestacional entre los grupos (p = 0.397). Comparado con las embarazadas con IMC normal, existe un mayor riesgo de hipertensión durante el embarazo en mujeres con sobrepeso (RM: 1.48; IC95%: 0.51 a 4.32) y en obesas (RM: 4.71; IC95%: 1.79 a 12.5). No se observaron diferencias significativas en la frecuencia de rotura prematura de membranas (p = 0.686), parto pretérmino (p = 0.580), embarazo prolongado (p = 0.062), inducción del trabajo de parto (p = 0.115), distocia del trabajo de parto (p = 0.290) y operación cesárea (p = 0.988). El 2.7% del grupo con IMC normal y el 4.2% del grupo con sobrepeso presentaron complicaciones transoperatorias y no hubo casos en el grupo de obesas (p = 0.012). No se encontraron diferencias significativas (p = 0.290) en la frecuencia de complicaciones posoperatorias entre los grupos (0%, 1.7% y 1.9% para los grupos de peso normal, sobrepeso y obesidad, respectivamente) (Tabla 2).








La frecuencia de macrosomía fetal fue del 0.7% (n = 1), 2.9% (n = 7) y 8.6% (n = 18) para los grupos de peso normal, sobrepeso y obesidad, respectivamente (p = 0.001). En comparación con las mujeres con peso normal, existe un mayor riesgo de macrosomía en embarazadas con sobrepeso (RM: 4.35; IC95%: 0.53 a 35.71) y en aquellas con obesidad (RM: 13.70; IC95%: 1.80 a 100).

No se observaron diferencias significativas entre los grupos con respecto al puntaje de Apgar del recién nacido medido a 1 minuto (p = 0.580) y a los 5 minutos (p = 0.143). El 3.4%, 2.5% y 1.9% de los nacidos de madres con peso normal, sobrepeso y obesidad presentaron puntajes de Apgar menores de 7 al minuto (p = 0.527). A los 5 minutos, la frecuencia de puntaje de Apgar menor de 7 fue de 1.4% en el grupo de peso normal, 0.4% en el de sobrepeso y 1.0% en el grupo de obesidad (p = 0.551). No se encontraron diferencias significativas en la frecuencia de hospitalización del neonato en la UCIN, con el 7.5% (n = 11) en el grupo de peso normal, 7.5% (n = 18) para el de sobrepeso y 4.8% (n = 10) para el de obesidad (p = 0.440). Asimismo, no se observaron diferencias en la frecuencia de bajo peso al nacer (p = 0.739) entre los grupos. La frecuencia de líquido con meconio fue de 6 mujeres en el grupo de peso normal (4.1%), 18 en el de sobrepeso (7.5%) y ninguna en el grupo de obesidad, sin diferencias entre los grupos (p = 0.300). Se registró sólo un caso de muerte perinatal (0.7%) que correspondió al grupo de peso normal (p = 0.210) (Tabla 2). La frecuencia de recién nacidos con malformación congénita fue del 1.4% (n = 2) en mujeres con peso normal, ningún recién nacido del grupo de sobrepeso y del 1.0% (n = 2) en el de mujeres con obesidad, sin diferencias significativas entre los grupos (p = 0.230).



Discusión

La obesidad es un factor que afecta, sin duda, la evolución del embarazo y, actualmente, se considera un problema de salud pública. Su incremento en países desarrollados y no desarrollados es significativo. Es un factor que aumenta el riesgo de resistencia a la insulina, por lo que la frecuencia de diabetes tipo 2 es mayor en obesos. Además, tienen mayor predisposición a hipertensión arterial y dislipidemia (el riesgo de síndrome metabólico aumenta con la edad). Las mujeres que presentan hipertensión en el embarazo tienen de 3 a 5 veces más probabilidades de padecer síndrome metabólico. Todos estas complicaciones clínicas asociadas con la obesidad pueden afectar adversamente la evolución del embarazo y los resultados perinatales (la tasa de cesárea, complicaciones anestésicas, diabetes, hipertensión y defectos de tubo neural se elevan 3 veces más).

La incidencia de la obesidad durante el embarazo se ha modificado en el tiempo. Actualmente, se encuentra entre el 6% y el 28%, y depende de la definición y de ciertos factores maternos, como la edad y las características de la población de estudio. En una revisión sistematica,9 en la que se evaluaron diversos estudios de tipo cohorte y casos y controles, con distintos tamaños de muestra de embarazadas clasificadas de acuerdo con su IMC, no se informó que existiera variación en las complicaciones anteparto, intraparto, posparto, complicaciones perinatales y clínicas entre los estudios revisados. El método utilizado en estos trabajos para clasificar a las embarazadas según su IMC es el mismo que se empleó en esta investigación. La complicación anteparto informada con mayor frecuencia asociada con un IMC elevado es la infertilidad, y en estas pacientes (obesidad-infertilidad) se incrementa el riesgo de aborto espontáneo. Esto coincide con lo indicado en este trabajo, en el que las embarazadas con IMC elevados tuvieron infertilidad y éstas, a su vez, presentaron mayor frecuencia de abortos.9
Otra complicaciones que se presentan con mayor frecuencia en mujeres con IMC elevado (sobrepeso y obesidad) son la hipertensión esencial (RM ajustado: 2.38; IC95%: 2.24 a 2.52) y la diabetes mellitus (diabetes gestacional: 6.5% a 8%).5,10,11
En el presente estudio, la frecuencia de diabetes gestacional fue menor que lo informado previamente (1.5%), pero no la frecuencia de hipertensión arterial sistémica.

El incremento de peso durante el embarazo se debe a que las mujeres, en general, tienen un apetito notablemente mayor, lo cual conduce a la creación de un amortiguamiento de la grasa, con el objetivo de atender las demandas del feto en desarrollo. Esto brinda protección al feto, en especial cuando existe mayor riesgo de desnutrición.

Uno de los riesgos inherentes a las mujeres obesas que se embarazan es que presenten mayor ganancia de peso en comparación con aquellas con peso normal. Las normativas existentes de incremento de peso en mujeres obesas normalmente recomiendan que la embarazada obesa incremente como máximo 7 kg durante todo el embarazo.12 En este estudio, las mujeres obesas aumentaron 13.75 kg durante el embarazo y este incremento es mayor que en las embarazadas con sobrepeso y peso normal. Esto difiere de lo señalado en un estudio realizado en México, en el que el incremento de peso en embarazadas obesas no fue mayor de 2.2 kg. Estas diferencias en el aumento de peso entre el presente trabajo y el de Perichart2 pudo deberse a un control más estricto en la ingesta calórica de las participantes en este último estudio.

En lo que respecta a las complicaciones obstétricas, éstas se presentan con mayor frecuencia en mujeres obesas que se embarazan, y pueden dividirse en 2 grupos: las que afectan a la madre y las que afectan al feto. Dentro del primer grupo incluimos rotura prematura de membranas, parto pretérmino, inducción del parto, embarazo prolongado, complicaciones transoperatorias (atonía uterina, procesos embólicos y anestésicos) y posoperatorias (infección de la herida, procesos embólicos). Dentro del segundo grupo se incluyen las siguientes complicaciones: macrosomía fetal, bajo peso al nacer, puntaje de Apgar al minuto y a los 5 minutos, hospitalización del neonato, desprendimiento de placenta, placenta previa, distocia del trabajo de parto, líquido meconial, mortalidad perinatal y malformaciones congénitas.

Se considera que el IMC materno, ya sea bajo o elevado, es un factor de riesgo modificable para nacimiento pretérmino. Un estudio informó mayor frecuencia de nacimientos pretérmino en pacientes con peso materno bajo.8
En ese mismo trabajo, la obesidad ha sido asociada con disminución en la frecuencia de nacimientos pretérmino espontáneos y no se ha vinculado con rotura prematura de membranas y mayor riesgo de rotura de membranas en embarazos pretérmino y de término, lo cual difiere de los hallazgos de la presente investigación, en la cual la frecuencia de nacimientos pretérmino y rotura de membranas fue similar en mujeres con peso normal, con sobrepeso o con obesidad.
La inducción del trabajo de parto también ha sido informada con mayor frecuencia en embarazadas obesas (RM: 1.94 IC95% 1.86 a 2.04),6,7 lo cual no coincide con el resultado de este estudio en el cual la frecuencia de inducción del trabajo de parto fue similar entre los tres grupos. Asimismo, se ha considerado a la obesidad durante el embarazo como un factor de riesgo para embarazo prolongado, lo cual difiere de los hallazgos de esta investigación en la cual no se encontraron diferencias en la frecuencia de embarazo prolongado entre embarazadas con peso normal, sobrepeso u obesidad (0.7%, 2.9% contra 0.5%).6-8 En el presente estudio, la frecuencia de rotura prematura de membranas fue similar entre mujeres con peso normal, sobrepeso u obesidad (5.5%, 6.7% frente a 4.8%; p = 0.686), lo cual difiere de lo señalado en la bibliografía, en la que se considera a la obesidad como un factor de riesgo para rotura prematura de membranas pretérmino.8
Existen varios informes de que la obesidad preembarazo incrementa el riesgo de nacimiento por cesárea (RR: 1.6; IC95%: 1.53 a 1.67),6,7,13 además de mayor pérdida sanguínea, tiempo operatorio e infección del sitio quirúrgico. En otro estudio retrospectivo realizado en Sheffield, Reino Unido, se evaluó la influencia que ejerce el incremento del IMC en mujeres nulíparas en los resultados del embarazo y se determinó que la mujer con obesidad mórbida tiene mayor riesgo en la incidencia de operación cesárea (RR: 2.2; IC95%: 2.1 a 4.8).4 Esto difiere de los hallazgos del presente estudio en el que la frecuencia de operación cesárea fue similar entre los tres grupos (peso normal, sobrepeso y obesidad) (47.3%, 49.2%, 48.8%, respectivamente).

Aunque la frecuencia fue similar entre los tres grupos, es importante investigar cuáles son los factores que impactan en este incremento en la tasa de operación cesárea observada en este estudio, lo cual podría, probablemente, estar influenciado por ser el hospital un ámbito donde se forman recursos humanos para la salud y muchos médicos están actualmente practicando una medicina defensiva, que resulta contraproducente, ya que la operación cesárea no está exenta de riesgos.

La frecuencia de complicaciones transoperatorias indicadas en este trabajo difiere de lo informado en la bibliografía, y se encontraron como hallazgos una mayor frecuencia en el grupo de sobrepeso en comparación con las mujeres con obesidad o peso normal. Las complicaciones transoperatorias que se presentaron con mayor frecuencia son: atonía uterina (peso normal n = 2, sobrepeso n = 4), hemorragia obstétrica (normal n = 1, sobrepeso n = 1), desgarro vaginal (normal n = 2, sobrepeso n = 1), crisis convulsivas (sobrepeso n = 1), complicación anestésica (sobrepeso n = 1) e inversión uterina (n = 1).

La frecuencia de complicaciones posoperatorias fue similar entre los tres grupos, lo cual es diferente a lo informado en la bibliografía, en la que se señala mayor riesgo en mujeres con obesidad. Las complicaciones posoperatorias inmediatas que se presentaron fueron 2 reingresos al tercer día de egreso, uno por deciduomiometritis (posparto) en una paciente con sobrepeso, sin factores de riesgo, y dehiscencia quirúrgica de una paciente con obesidad (poscesárea).

La macrosomía fetal, definida como un peso mayor de 4 000 g, ha sido registrada con mayor frecuencia en embarazadas con un IMC elevado (RR: 3.1; IC95%: 2.1 a 4.8).4,13,14 Esto coincide con los hallazgos del presente estudio, en el cual la frecuencia de macrosomía fue mayor en mujeres obesas (8.6%) en comparación con las de peso normal (0.7%) y sobrepeso (2.9%). En lo que respecta al bajo peso al nacimiento, no se encontraron diferencias entre los tres grupos.

En general, el puntaje de Apgar de los recién nacidos no se ve afectado únicamente por la obesidad13,14 y esto dependerá de las comorbilidades o complicaciones que se presenten durante el embarazo, como se demuestra en este trabajo, en el que las puntuaciones de Apgar fueron similares entre los grupos de embarazadas con peso normal, sobrepeso y obesidad.

Se refiere que la frecuencia de ingresos de los recién nacidos a la UCIN es significativamente mayor en aquellos nacidos de madres con obesidad y generalmente es secundario a dificultad respiratoria, hipoglucemia, ictericia, hipocalcemia y policitemia.14 Esto difiere de los hallazgos de este estudio, ya que no se encontraron diferencia en la frecuencia de hospitalización neonatal entre los tres grupos.

En cuanto a los resultados perinatales, se ha señalado que la obesidad se asocia con malformaciones congénitas al nacimiento (2 veces mayor el riesgo de defectos del tubo neural), defectos cardíacos, de la pared abdominal u orofaciales. Asimismo, se ha asociado con un incremento en la mortalidad perinatal (37/1 000 en mujeres de peso normal frente a 121/1 000 en mujeres obesas [p < 0.001]).4,5,9 En este trabajo no se encontraron diferencias en estas variables entre los tres grupos de estudio.

En lo que se refiere a la frecuencia de desprendimiento de placenta, distocia del trabajo de parto y líquido amniótico meconial, no se registraron diferencias entre los 3 grupos de estudio, lo cual se contrapone a lo señalado en la bibliografía en la que se informa mayor frecuencia de estas variables en embarazadas con obesidad.


Conclusiones

Sobre la base de los hallazgos del presente estudio se puede concluir que es importante tener en mente que, aunque no se encontraron diferencias en la vía de resolución del embarazo entre los grupos, existe mayor riesgo de complicaciones en el período transoperatorio en mujeres obesas sometidas a operación cesárea. Asimismo, la obesidad se asocia con mayor riesgo de macrosomía fetal, lo que puede condicionar que se presente mayor frecuencia de complicaciones al momento de un parto vaginal, como la distocia de hombros y lesiones del canal del parto. El sobrepeso y la obesidad no incrementaron el riesgo de complicaciones durante el embarazo ni el riesgo de un resultado perinatal adverso. Un buen control durante el seguimiento prenatal en embarazadas con obesidad o sobrepeso puede hacer que se obtengan resultados obstétricos y perinatales similares a los obtenidos en pacientes con IMC normal.


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