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TECNOLOGIAS Y ESTRATEGIAS ACTUALES PARA LA VIGILANCIA EPIDEMIOLOGICA DE LA EQUINOCOCOSIS QUISTICA
(especial para SIIC © Derechos reservados)
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larrieu9.jpg Autor:
Edmundo Juan Larrieu
Columnista Experto de SIIC

Institución:
Ministerio de Salud

Artículos publicados por Edmundo Juan Larrieu 
Coautores
Mariela García Cacheau* Emiliano Alvarez* Laura Cavagión* 
Med Vet, Universidad Nacional de La Pampa, General Pico, Argentina*

Recepción del artículo: 29 de octubre, 2009

Aprobación: 7 de noviembre, 2009

Primera edición: 7 de junio, 2021

Segunda edición, ampliada y corregida 7 de junio, 2021

Conclusión breve
Se analiza el diseño y puesta en marcha de un sistema de vigilancia epidemiológica de la equinococosis quística.

Resumen

El diseño y puesta en marcha de un sistema de vigilancia epidemiológica de la equinococosis quística requiere la construcción de una línea base con información específica de la prevalencia para cada uno de los hospedadores incluidos en el ciclo de forma tal que los progresos futuros del programa puedan ser observados y cuantificados. Se deben incluir aspectos epidemiológicos locales y factores condicionantes y predisponentes que permiten y facilitan la existencia del ciclo de transmisión. En relación con las tecnologías, para la vigilancia de la infección en huéspedes intermediarios, el método tradicionalmente utilizado para el diagnóstico en el ganado es la determinación post mortem de la presencia de quistes hidatídicos. Las limitaciones de este diagnóstico son que no permite detectar los quistes en formación en animales jóvenes y que existen errores diagnósticos en quistes supurados y calcificados en animales viejos; estas limitaciones pueden superarse incorporando confirmación diagnóstica mediante histolopatología. Alternativamente pueden utilizarse técnicas serológicas que hoy están disponibles con aceptable sensibilidad y especificidad, y que resultan eficaces en animales recién infectados. En el perro, la más antigua de las técnicas utilizadas es el empleo de un tenífugo, el bromhidrato de arecolina, el cual presenta limitaciones importantes a baja prevalencia, así como es dificultoso utilizarla en muestreos con diseño científico, razón por la cual su uso se encuentra limitado. Actualmente se dispone de técnicas inmunodiagnósticas basadas en la identificación de antígenos parasitarios en materia fecal canina, copro-ELISA, la especificidad puede mejorarse confirmando por Western blot o PCR. Actualmente, asimismo, se han desarrollado técnicas de muestreo sobre materia fecal del ambiente que permiten simplificar la tarea de campo y mejorar la forma de análisis epidemiológico. Se analizan las posibilidades de integrar a sistemas de información geográficos los datos recopilados por el sistema de vigilancia.

Palabras clave
equinococosis quística, hidatidosis, vigilancia epidemiológica

Clasificación en siicsalud
Artículos originales> Expertos del Mundo>
página www.siicsalud.com/des/expertos.php/109575

Especialidades
Principal: EpidemiologíaInfectología
Relacionadas: BioquímicaDiagnóstico por ImágenesMedicina InternaMedicina VeterinariaSalud Pública

Enviar correspondencia a:
Edmundo Juan Larrieu, 8500, Viedma, Argentina

Cystic Echinococcosis Epidemiological Surveillance: Modern Strategies and Technologies

Abstract
The construction of a base-line with specific prevalence information for each of the hosts included in the cycle of cystic echinococcosis is necessary for the creation and launching of a system of epidemiological vigilance, so that future progress of the programme can be observed and quantified. Local epidemiological aspects and conditioning and predisposing factors that permit and aid the existence of the cycle must be included. With regard to the technologies used for vigilance in intermediary hosts, the method used traditionally for diagnosis in livestock is the post mortem determination of hydatid cysts. The limitations for this diagnosis are that it does not allow detection of cysts being formed in young animals and that diagnostic errors exist in suppurating and calcified cysts in old animals. These limitations can be overcome by confirming the diagnosis with histopathology. Alternatively, serological techniques currently available with acceptable sensitivity and specificity can be used and are efficient in recently infected animals. In dogs, the oldest technique employed is the use of arecoline bromhydrate which, when the prevalence of the disease is low, has a low predictive value and is also difficult to use in scientific experimental designs; therefore its use, is limited. At present immunodiagnostic techniques are available based on parasite antigens from dog faeces, ELISA, the specificity of which can be improved and confirmed by using western blot or PCR. Likewise, techniques of sampling from faeces in the environment, which permit the field work to be simplified and the epidemiological analysis improved, have currently been developed. The possibility of integrating the data compiled by the vigilance system with geographical information systems is being analyzed.


Key words
cystic echinococcosis, hydatid disease, epidemiologic surveillance

TECNOLOGIAS Y ESTRATEGIAS ACTUALES PARA LA VIGILANCIA EPIDEMIOLOGICA DE LA EQUINOCOCOSIS QUISTICA

(especial para SIIC © Derechos reservados)

Artículo completo
Información básica para un sistema de vigilancia

El diseño y puesta en marcha de un sistema de vigilancia epidemiológica de la equinococosis quística como parte integrante de un programa de control requiere inicialmente de la construcción de una línea base con información específica de la prevalencia para cada uno de los hospedadores incluidos en el ciclo, de forma tal que los progresos futuros del programa puedan ser observados y cuantificados, asegurando así que los esfuerzos e inversiones del sector público puedan ser mantenidos durante el largo período que se requiere para alcanzar éxito en el control.1,2

En este sentido, la selección de las tecnologías que serán utilizadas dependerá de una ponderación de diversas variables, tales como sensibilidad y especificidad inherentes a la técnica, valor predictivo de los resultados de acuerdo con la prevalencia local, disponibilidad fluida de equipos y reactivos para su uso sistemático por el programa, disponibilidad de personal profesional entrenado y costos operativos.

Asimismo, se requiere la recolección inicial de información básica necesaria para evaluar aspectos epidemiológicos locales y factores condicionantes y predisponentes que permiten y facilitan la existencia del ciclo de transmisión, en tanto la presencia de esta enfermedad en niveles endémicos responde fuertemente a acciones, decisiones y hábitos del hombre.


Información básica sobre el huésped intermediario

La equinococosis quística puede presentarse con elevada prevalencia en el ganado de poblaciones nómades, reservas indígenas y propietarios de ovinos o caprinos en una economía de subsistencia, con majadas que pueden no superar los 20 a 50 animales, tal el caso de varias provincias de Argentina, la sierra central del Perú o la Región XI de Chile, pero también en las grandes estancias y establecimientos ganaderos dedicadas a la producción de lana o carne, como las ubicadas en la Patagonia argentina, la Región XII de Chile o Uruguay.

Así, es necesario obtener información acerca del tamaño de la explotación, la tenencia de la tierra y la cantidad de ganado, discriminado por especie y categoría.

Otro aspecto de posible interés es la identificación local de las cepas de Echinococcus granulosus circulantes, por las variaciones que podrían presentarse en algunos aspectos de la epidemiología de la enfermedad, tal como el período prepatente o la patogenicidad para el hombre.

Asociadamente, se requiere del conocimiento de la edad a la que los animales son faenados, tanto en el sistema productivo como para consumo doméstico, y la forma en que las vísceras son dispuestas en ambas situaciones.1,2


Información básica sobre poblaciones caninas

El sistema de vigilancia debe contar con datos fehacientes de la población canina de las áreas afectadas y sus propietarios. Esto permitirá disponer de información esencial para organizar el sistema de vigilancia de la equinococosis y los programas de desparasitación sistemática.3

Es necesario conocer localmente la participación de las diferentes categorías de perros en el mantenimiento del ciclo de transmisión, lo cual estará dado por la frecuencia y accesibilidad a vísceras infectadas de rumiantes.

A esos efectos debe señalarse que recientemente se demostró, si se utiliza histología como prueba diagnóstica, que los quistes hidatídicos pueden alcanzar la fertilidad por presencia de protoescólices a los 300-360 días posteriores a la infección. Información previa colocaba ese período entre 426-611 días (en Libia) y 2 años (en Nueva Zelanda). Por ello, debería considerarse de riesgo alimentar a los perros con vísceras de ovinos de más de un año de vida.4

Los perros pastores de los establecimientos ganaderos y de los pequeños propietarios de ovejas son, en casi todas las áreas endémicas en distintos lugares del mundo, los que tienen acceso con mayor facilidad y frecuencia a vísceras infectadas. Esto se debe a que es habitual que tras la faena casera de animales adultos, fuertemente infectados, para consumo familiar, es común alimentar a los perros con las vísceras. Este grupo de perros es el que mantiene la oferta constante de huevos de E. granulosus al huésped intermediario y por ende son los responsables primarios de la perpetuación del ciclo de infección. Tanto por su dispersión como por la limitada accesibilidad geográfica que existe en muchas áreas endémicas, son también los perros que más dificultades presentan para su desparasitación sistemática.

Otro grupo importante son los perros de las familias que residen en las villas y pueblos rurales de las regiones pastoriles. Muchas de estas pequeñas localidades carecen de salas de faena, la cual se lleva a cabo en carnicerías e incluso en muchos domicilios. Los animales faenados en determinadas épocas del año pueden ser corderos, pero en otras la faena predominante es de animales adultos, muy infectados, con entrega de las vísceras a los perros. Este grupo es de menor importancia para mantener la infección en el ganado, pero estos perros son los que se encuentran en contacto más estrecho con los niños y las personas en general, y por ende, los que tienen más responsabilidad en la infección en el hombre. Son también canes más accesibles para los programas de desparasitación sistemática.

Un grupo especial de perros, de interés epidemiológico, lo constituye el de los perros vagabundos o sin dueño conocido, o los denominados perros comunitarios, en tanto es dificultoso obtener información para evaluar su papel en el mantenimiento del ciclo de infección, determinar la prevalencia de la infección y para incorporarlos en las estrategias de control.

Finalmente, los canes de menor interés epidemiológico son los perros urbanos, aunque algunos, por su cercanía a salas de faena, y los perros de caza que visitan periódicamente áreas rurales endémicas, pueden estar infectados. Si bien tienen escasa importancia en el mantenimiento del ciclo de la enfermedad pueden infectar personas en las ciudades.

Al considerar los costos y las dificultades dadas por la geografía de algunas áreas rurales y por la infraestructura en personal y movilidad requerida para organizar programas de desparasitación masiva y sistemática de perros, es preciso definir con precisión la facilidad y frecuencia del acceso de cada grupo de perros a vísceras infectadas para organizar las actividades de vigilancia y control sobre criterios racionales. Realizar estudios específicos para evaluar el tiempo en que tarda en producirse la reinfección de los perros que han sido desparasitados en el marco del programa de control, sería un dato epidemiológico de especial utilidad, atento a que se ha demostrado la posibilidad de extender la frecuencia de desparasitación más allá de las seis semanas.5


Tecnologías para la vigilancia epidemiológica
Vigilancia de la infección en huéspedes intermediarios

El método tradicionalmente utilizado para el diagnóstico en el ganado es la determinación post mortem de la presencia de quistes hidatídicos.3 El procedimiento más práctico y efectivo es la inspección directa de hígado, pulmones y otros órganos de los animales sacrificados en mataderos, frigoríficos o carneaderos rurales. Los quistes hidatídicos expuestos, por estar ubicados en la superficie del órgano afectado, pueden ser observados a simple vista, pero los de localización intraparenquimatosa sólo se detectan mediante palpación e incisión. Pueden ser necesario realizar cortes seriados para detectar formaciones pequeñas e intraparenquimatosas.

Una limitación del diagnóstico macroscópico es que no permite detectar los quistes en formación (por ejemplo en el caso de los ovinos, los quistes hidatídicos recién alcanzan 2 a 5 mm en los primeros 6 a 8 meses post-infección), por lo cual, el diagnóstico en animales jóvenes, por ejemplo corderos, arrojará una importante subestimación de la prevalencia.

En animales de edad, con predominio de quistes calcificados, supurados o caseosos, es muy dificultoso el diagnóstico diferencial con linfoadenitis caseosa, seudotuberculosis, granulomas inespecíficos, lesiones por migración hepática de otros parásitos y otras etiologías, lo cual reduce la especificidad del método (26.1% a 37.2% de diagnósticos falsos positivos).6,7

Otra limitación es que en muchas áreas endémicas para equinococosis se carece de inspección veterinaria de la faena o incluso de salas de faena, o los animales a ser faenados son transportados a mataderos regionales ubicados en ciudades lejanas no fácilmente accesibles para las autoridades de control.

Ante la presencia de quistes supurados, caseosos o calcificados se debería recurrir al examen histopatológico de las lesiones para confirmar la etiología.6,7 La técnica habitual es la de tinción con hematoxilina/eosina, incorporándose la tinción PAS en caso de quistes calcificados y contaminados.

La confirmación requiere la determinación de la estructura propia de los metacestodes, tal como la capa adventicia (fibras eosinófilas con escasos núcleos fusiformes), la capa cuticular o cutícula (banda hialina acelular marcadamente eosinófila y de aspecto homogéneo a poco aumento), la membrana prolígera (muy delgada capa de células de núcleo circular u ovalado), líquido vesicular (cavidad sin tinción en el interior de la estructura) y protoescólices (núcleos periféricos de coloración azul y el centro eosinófilo, ganchos sin tinción y con refringencia).

Asimismo, estudios histológicos seriados en vísceras aparentemente sanas permiten detectar la presencia de oncósferas y de quistes hidatídicos en formación, no observables en la inspección macroscópica.4

Una alternativa para mejorar la sensibilidad, especificidad y repetibilidad del diagnóstico macroscópico es efectuar muestreos estadísticamente representativos con personal del programa específicamente entrenado, incluyendo cortes seriados de las vísceras y confirmación histopatológica de las lesiones, tal como se ha llevado a cabo en los programas de Uruguay y de Tierra del Fuego (Argentina).6,8

En relación con el inmunodiagnóstico, hasta hace pocos años no se recomendaba su utilización en el diagnóstico de la equinococosis en el ganado, especialmente en el ovino.1,2

Actualmente, varios autores comunicaron buenos resultados en el diagnóstico inmunológico de la equinococosis en el ovino, utilizando ELISA con diferentes preparaciones antigénicas o inmunoblot.7,9-14 Podría ser de interés para definir las cifras de prevalencia inicial y como sistema de vigilancia durante el desarrollo de un programa. También podría ser aplicado para identificar animales portadores de quistes hidatídicos en situaciones de importación de animales desde áreas endémicas a áreas libres de infección y para identificar la presencia de focos de transmisión en establecimientos ganaderos en fases avanzadas de programas de control.

Sus limitaciones son la presencia posible de reacciones cruzadas con otras tenias (T. hydatigena, T. ovis),15 y sus ventajas, que los animales resultan positivos a los 10 días post-infección, por lo que es útil para identificar transmisión actual, incluso en corderos.4,7

Las muestras pueden ser tomadas sin dificultad en animales vivos por punción de la vena yugular o incluso en salas rurales de faena en el momento del sacrificio del animal.

Varios autores informaron también la posibilidad de utilizar ultrasonografía en el diagnóstico de la equinococosis ovina.16-18 Se han publicado estudios transversales de magnitud.19 La ventaja del método es su bajo costo operativo una vez que se ha amortizado el equipamiento inicial. Se ha señalado para el método una sensibilidad del 54% con una especificidad del 97%.20 Sin embargo, su uso en sistemas de vigilancia resultaría dificultoso en las condiciones de limitada infraestructura ganadera existentes en la mayor parte de las áreas endémicas de América.


Vigilancia de la infección en el perro

Debe considerarse inicialmente que todas las técnicas diagnósticas que se utilicen para lograr el diagnóstico de la equinococosis en caninos, por la manipulación de huevos fértiles, representan un riesgo de infección para los humanos, por lo que se requiere la aplicación de estrictas medidas de bioseguridad.2

La más antigua de las técnicas utilizadas es el empleo de un tenífugo, el bromhidrato de arecolina, administrado por vía oral en dosis de 4 mg/kg de peso, diluido al 1% en agua azucarada. Ha sido utilizada por la mayor parte de los programas de control desde 1958 (Argentina, Australia, Chile, Nueva Zelanda, Uruguay, etc.).1,21

Aproximadamente una hora después de la administración del tenífugo, los perros eliminan en las heces todas o algunas de las tenias adultas de E. granulosus o sus proglótidos. Para establecer si el perro está infectado se recoge la parte mucosa de la evacuación con una espátula y se deposita en una fuente con fondo negro, se la diluye con agua y se procede mediante observación directa a la búsqueda de parásitos. Alternativamente, todas las muestras o una parte de ellas, pueden ser remitidas a laboratorio en frascos con formol al 5%.21

En las actividades de campo, el bromhidrato de arecolina debe ser administrado en corrales de desparasitación (áreas especialmente delimitadas, con sogas atadas a estacas), con capacidad para desparasitar hasta 50 perros y tomando todas las precauciones necesarias para evitar la contaminación del ambiente y de las personas, incluyendo a los operadores.

Algunas de las limitaciones de la técnica son que no todos los perros responden a la purga y que no siempre es efectiva para la expulsión de los parásitos, con lo cual su sensibilidad es de sólo 60%-80%. Con prevalencias altas, como las notificadas en áreas rurales endémicas de Argentina, Perú y Uruguay (20% a 60%), la prueba de arecolina es útil para estimar la prevalencia, identificar áreas de riesgo y medir el impacto anual del programa de control.21 Sin embargo, en fases avanzadas del programa, el bajo valor predictivo negativo de la técnica limita su uso y la interpretación de los resultados.

Otra importante limitación es que, dado lo engorroso de la técnica, resulta dificultosa su aplicación en cada establecimiento ganadero, razón por la que se recurre a concentraciones caninas, aunque en estos casos, al ser la concurrencia voluntaria, la información recopilada es sesgada. En la actualidad su uso ya no es recomendable.

El examen del intestino delgado del perro durante su necropsia es un método altamente sensible y específico, aunque las actuales leyes de bienestar animal y la actividad de las sociedades protectoras de animales impiden su aplicación en la mayor parte de las áreas endémicas de América.

El diagnóstico serológico en perros, por su parte, si bien la manipulación de la muestra no representa riesgos biológicos como los de la materia fecal, presenta variaciones en la sensibilidad de acuerdo con los antígenos y los países, presenta falsos positivos y no es indicativa de infección actual, por lo cual no es recomendable con fines de vigilancia.1

En los últimos años, como alternativa para la vigilancia de la equinococosis canina, se han desarrollado técnicas inmunodiagnósticas basadas en la identificación de antígenos parasitarios en materia fecal canina.15,22,23

El método Copro-ELISA ha sido utilizado en los últimos años en la vigilancia epidemiológica de la equinococosis canina por los programas de control de Argentina (Río Negro), Chipre, España y Nepal.24-27

Alguna de sus ventajas son su sensibilidad (96%) y especificidad (92% a 100% con más de 100 parásitos en intestino delgado), dar positivo en el período prepatente y que la muestra tratada adecuadamente puede conservarse y enviarse a temperatura ambiente. Existen equipos comerciales disponibles en el mercado,2 aunque su uso sistemático puede resultar sumamente oneroso para un programa de control. Una ventaja adicional es que su valor predictivo positivo (96%) permite su empleo en fases avanzadas del programa de control, cuando las prevalencias son bajas.25,27,28

Puede mejorarse la especificidad mediante la confirmación de las muestras positivas por Copro-ELISA. Para ello, se encuentran disponibles técnicas de Western blot y de ADN para el diagnóstico por Copro-WB o Copro-PCR.28-31 Estas técnicas tienen la limitación de requerir laboratorios de mayor complejidad y aumentar sensiblemente los costos analíticos. Sin embargo, en fases avanzadas de un programa de control puede requerirse un aumento de la especificidad diagnóstica para asegurar la clasificación de perros como verdaderamente positivos. En tal sentido, se informó que Copro-PCR da positivo a partir de la presencia de 2 E. granulosus en intestino, y con una especificidad de 100%.29

Las muestras de cada perro pueden ser obtenidas mediante su extracción de la ampolla rectal, mediante hisopado rectal o mediante la recolección de la materia fecal de perros que han permanecido atados o encerrados en caniles individuales. Sin embargo, esta forma de extracción puede resultar compleja en programas continuos de vigilancia, con la limitación extra de que con poblaciones transhumantes o en grandes establecimientos ganaderos, los perros pueden no estar presentes a la llegada de los equipos de vigilancia.

Los sistemas de vigilancia descritos consideran como unidad de observación al “perro” a los efectos de determinar la prevalencia de la infección. Esta forma de análisis epidemiológico puede presentar sesgos para interpretar adecuadamente la dinámica de transmisión e identificar áreas y focos de dispersión. Para eliminar las limitaciones planteadas, se ha propuesto la organización de un sistema de vigilancia epidemiológica basado en la consideración de nuevas unidades de observación: “establecimiento ganadero” o “propietario de ovejas”.32 Así, se considera “establecimiento ganadero” a una unidad productiva con un cierto número de ganado y una superficie geográfica con límites definidos. Por su parte, “propietario de ovejas” es un individuo que cuenta con un número de ovejas habitualmente pequeño, en una superficie variable geográficamente (por ejemplo, por transhumancia, por poseer costumbres nómades, por traslado invernal a campos de veranada, etc.) o compartida con otros propietarios (como por ejemplo en reservas indígenas, tierras comunitarias, tierras propiedad del Estado, etc.).

El objetivo del sistema de vigilancia, en este caso, es identificar transmisión presente, se considera positiva en caso de detectarse al menos un perro infectado. Para ello, se ha planteado la posibilidad de recolectar heces frescas del ambiente, habitualmente identificables en cercanías de las viviendas, sin necesidad de relacionar cada muestra con un perro en tanto no sería de interés el diagnóstico individual.

Una sola muestra positiva clasifica la unidad de observación como positiva.32 El sistema, que ha sido aplicado en la Patagonia argentina,33 tiene la ventaja de no requerir la presencia de los perros en el momento de la visita ni su manipulación, ni tampoco un esquema previo de organización, tal como la sujeción nocturna de los canes. La obtención, conservación y transporte de la muestra es sencilla y no requiere personal profesional. Los costos analíticos, asimismo, pueden ser muy bajos de efectuarse el ELISA en forma artesanal y sobre la base de antitenia elaborada con parásitos de origen local, tal como lo hacen los programas de control de Argentina, a partir de la tecnología desarrollada en el Instituto Nacional de Microbiología “ANLIS-Malbrán”.

El diagnóstico de equinococosis en una unidad de observación “establecimiento ganadero” puede efectuarse también mediante la identificación por PCR de huevos de E. granulosus (o restos parasitarios) en el suelo.34,35 La identificación de la presencia de huevos de E. granulosus es indicativa de transmisión potencial al hombre y a los animales. El sistema tiene la ventaja de su alta especificidad y sensibilidad y que no requiere la presencia o manipulación de ninguno de los hospedadores. La limitación del método es que los huevos de E. granulosus, en determinadas condiciones climáticas, pueden permanecer viables en el ambiente por lo menos 41 meses,36 por lo que su presencia puede ser indicativa de una situación epidemiológica reciente aunque no actual. La limitación del método es el equipamiento requerido, la necesidad de contar con profesionales capacitados y los mayores costos analíticos implicados.


Vigilancia de la equinococosis en animales silvestres

En las zonas en que el ganado y los perros están parasitados por E. granulosus, los animales silvestres que coexisten con ellos pueden adquirir la infección. Por ejemplo, en Sudamérica pueden infectarse los zorros (Dusicyon culpaeus, Pseudalopex griseus) que depredan ovejas o las liebres (Lepus europaeus) y otros mamíferos silvestres que pueden ingerir huevos en el ambiente contaminado por perros. Sin embargo, a diferencia de otros Echinococcus (multilocularis, vogeli, oligarthrus) el riesgo para la salud humana que resulta de la infección en animales silvestres por E. granulosus es mínimo, especialmente si se lo compara con el que presenta la infección en los perros.37

Eventualmente, la infección en animales silvestres podría ser un obstáculo para la erradicación de la enfermedad cuando se ha eliminado la infección en perros y el ganado. Por ello, los esfuerzos locales para efectuar estudios de prevalencia en animales silvestres, evaluar los factores epidemiológicos involucrados, definir la existencia de un ciclo selvático independiente del ciclo doméstico o aplicar eventuales medidas de control deben ser cuidadosamente analizados a los efectos de no diversificar esfuerzos y asumir costos operativos innecesarios.1


Vigilancia de la equinococosis quística en el hombre

La obtención de información básica sobre equinococosis quística en el ser humano es un requisito previo al establecimiento de las medidas de control. Esta información es indispensable para poder evaluar posteriormente la efectividad de las medidas sanitarias aplicadas para interrumpir la transmisión de la zoonosis a la población humana y para mantener el interés y el apoyo de la comunidad y de las fuentes de financiamiento necesarios para asegurar la marcha de un programa de control.1,3

Asimismo, considerando los largos años requeridos para el control, contar con programas de diagnóstico precoz y tratamiento oportuno resulta de interés para las autoridades sanitarias; lo cual, dada la disponibilidad actual de tratamientos quimioterapéuticos (albendazol) y procedimientos quirúrgicos mínimamente invasivos (PAIR), es accesible en términos de costos y organización para los servicios de salud de las regiones afectadas por la equinococosis.38,39

Las pruebas serológicas, en este sentido, han sido tradicionalmente utilizadas para el diagnóstico precoz. En los pacientes en los que se sospecha una equinococosis quística, la realización de pruebas serológicas puede confirmar el diagnóstico de la enfermedad. Enzimoinmunoensayo (ELISA) e inmunoblot/Westernblot son las pruebas actualmente en uso, ya sea mediante la utilización de antígenos totales de líquido hidatídico o antígenos de teóricamente mayor especificidad, como el antígeno 5 o el antígeno B, nativos o monoclonales.

La limitación principal de las pruebas inmunodiagnósticas consiste en que no tienen utilidad diagnóstica para los casos de portadores de quistes cuyo suero no contiene niveles detectables de anticuerpos, lo cual ocurre cuando la estimulación del sistema inmunitario del hospedero es limitada o nula (lo cual es especialmente frecuente en quistes hidatídicos pequeños y en quistes calcificados).3

Su uso en encuestas para la detección de portadores asintomáticos de quistes hidatídicos entre los residentes de áreas endémicas resulta actualmente muy limitada por la alta proporción de falsos negativos y falsos positivos que arrojan ELISA, HAI y otras pruebas que han sido aplicadas en el pasado. Así, por su limitada sensibilidad subestiman la prevalencia y dejan una importante proporción de portadores sin diagnosticar.

Una limitación adicional es que las personas asintomáticas positivas deben ser confirmadas por pruebas de mayor especificidad, como inmunoblot o por técnicas de PCR, y deben ser transferidas a un centro asistencial para ser sometidas a exámenes clínicos y por imágenes para la localización del quiste y su eventual tratamiento. Por lo expuesto, actualmente no puede recomendarse el uso de técnicas inmunodiagnósticas para efectuar encuestas de población.

Por el contrario, la ultrasonografía es reconocida actualmente como prueba de elección para encuestas de población por su elevada la sensibilidad, especificidad y bajo costo operativo.3,40-43 El hígado es la principal víscera afectada, en una proporción de 5/8 a 1 en relación con el pulmón,44 por ende, resulta específicamente abordado por la ultrasonografía.

Las encuestas radiológicas (abreugrafía) fueron utilizadas en varios programas de control (por ejemplo, en Neuquén, Argentina) hasta la década de 1970.3,44 Pueden ser efectuadas para explorar la localización pulmonar, aunque su costo operativo es proporcionalmente elevado en relación con el número de casos detectados. Una ventaja de todas las encuestas por imágenes es el diagnóstico de localización, que restringe la necesidad de otros estudios y derivaciones, como los requeridos en las encuestas inmunológicas.

Las encuestas poblacionales con ultrasonografía permiten, en determinados grupos de edad, estimar con precisión la prevalencia de la enfermedad y su distribución geográfica, definiendo áreas de riesgo para las personas y grupos vulnerables.

Su ejecución en niños, por ejemplo en asistentes a escuelas primarias, permite estimar la transmisión en el pasado reciente por su capacidad de detectar quistes pequeños de reciente formación. Existe asimismo información sobre la capacidad de las encuestas poblacionales con ultrasonografía para detectar modificaciones en la tasa de transmisión al hombre, cuando son aplicadas en grupos humanos jóvenes.41

Para disponer de información en otros segmentos de la población se pueden realizar encuestas en otros grupos de edad y en otros grupos de riesgo, tal como reservas indígenas, poblaciones nómades, villas rurales, convivientes de casos y trabajadores rurales.11,40,42,45

Una ventaja de las encuestas poblacionales para determinar la prevalencia es que, si son diseñadas con arreglo a normas básicas de muestreo, no están influidas por las cuestiones administrativas o de organización de los servicios oficiales de salud, que afectan normalmente la información de egresos hospitalarios o de casos operados, utilizados en el pasado para evaluar la conducta de la enfermedad. Asimismo, al ser técnicas estandarizadas, es posible establecer comparaciones válidas de prevalencia entre regiones y entre países.


Sistemas de información geográficos

Dada la complejidad de los sistemas ecológicos de las enfermedades infecciosas, se hace creciente la necesidad de utilizar nuevas herramientas de vigilancia epidemiológica que tomen en cuenta las relaciones entre las enfermedades zoonóticas y el ambiente. El actual incremento en cantidad y calidad de satélites de observación de la Tierra, así como la disponibilidad computacional, posibilitan –en el campo de la salud pública– la utilización de sistemas de información geográficos (SIG) que integren el uso de GPS (información georreferenciada del terreno), la teledetección, el análisis espacial y las comunicaciones, con la finalidad de construir sistemas de alerta temprana y predicción de eventos y mejorar el análisis epidemiológico utilizando sensores remotos para monitoreo, otorgando una visión espacial en áreas focales sobre las cuales se puedan efectuar acciones oportunas y efectivas de control.

Los SIG han sido escasamente utilizados en enfermedades no vectoriales y menos aun en equinococosis. Por ejemplo, en Alemania, se efectuaron estudios epidemiológicos de E. multilocularis que relacionaron la localización georreferenciada de muestras de materia fecal de zorro estudiadas mediante Copro-ELISA con imágenes satelitales que identificaron fuentes de agua, humedad del suelo y tipo de cobertura vegetal.46 Por otra parte, en China se llevaron a cabo análisis temporales y espaciales que relacionaron imágenes satelitales clasificadas por tipo de cobertura vegetal del suelo, villas georreferenciadas mediante el uso de GPS y la prevalencia para equinococosis alveolar humana.47 El único estudio efectuado hasta la fecha con E. granulosus se efectuó en Chile, e identificó asociaciones espaciales entre muestras positivas para Copro-ELISA georreferenciadas, la estimación consecuente de áreas con contaminación con huevos de E. granulosus y su relación con ovinos infectados diagnosticados mediante ELISA y con poblaciones humanas, definiendo áreas de riesgo para el ser humano.48

La integración en un SIG de la información generada por los sistemas de vigilancia actualmente de elección, como Copro-ELISA, con muestras obtenidas del ambiente en los establecimientos ganaderos o propietarios de ovinos, tamizaje con ultrasonografía en personas jóvenes, con identificación georreferenciada de los sitios probables de exposición de los casos detectados, junto con información de la infección en corderos obtenida en salas de faena o mediante serología identificando el lugar de origen de la tropa infectada, permitiría mejorar la calidad y precisión del sistema de vigilancia en el marco de un programa de control.



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